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lunes, 13 de junio de 2011

¡¡Bravo, Ministro, Bravo!!


Dom 12/06/2011 - 23:15
Por:  Alfredo Schmilisnky Ochoa
Tomado de Aporrea.org

Con motivo del colapso eléctrico –ellos lo llaman fallas- que se acaba de producir aquí en el Zulia, el ministro Rodríguez Araque suministró a la televisión unas declaraciones que demuestran el por qué es el hombre de confianza del Presidente Chávez, y que al mismo tiempo hacen desear que ojalá todos los ministros fueran como él. Pero además de eso, hacen también que uno lamente la prohibición que en materia de clonación humana existe a escala internacional, porque de no ser por esta absurda prohibición, podríamos tener suficientes Rodríguez Araque para garantizar “el buen vivir” y “el “vivir viviendo”, a lo que tanto alude el señor Presiente.


Menos mal que al frente de Hidrolago hay un sobrino suyo que dando muestras de haber heredado el inigualable talento de su tío, ha encontrado la fórmula de matar de sed a una población de más de 2 millones de personas y, pese a eso, continúa en el cargo gozando de la irrestricta confianza de sus superiores. De altos dignatarios que mientras por un lado estigmatizan la privatización de los servicios públicos, por el otro, con personajes tan ínclitos y bien intencionados como este, se encargan de hacerle a la mencionada privatización una propaganda de la que no sería capaz ni siquiera el mejor aparato publicitario de los profetas del neo-liberalismo.

Lo cierto del caso es que lo logrado por este señor ha sido tan espectacular, que no dudamos que muy pronto figurará en el libro records de Guines, y que el interesado pueda escribir un opúsculo titulado “cómo matar de sed a toda una población entera y no morir en el intento”.
Pero ¿qué cosa tan excepcionalmente importante –tan importante que mereció esta nota- dijo el ministro Araque en esas memorables declaraciones con las cuales no únicamente estamos indeclinablemente de acuerdo, sino que además se las agradecemos en el alma, porque da en el mero clavo?

Porque atina, con una precisión de kalasnikov, acerca de las causas que han originado esta calamidad. El ministro afirma, con el tono enfático con el que hablan los que poseen el don de la infalibilidad papal, que las causas que han originado esta debacle se debe al injustificable afán derrochador de energía que caracteriza a los zulianos.

Y a renglón seguido, arremete frenéticamente, como si se tratara de un Júpiter tonante, contra esa aberrante cultura del aire acondicionado, ventilador y demás medios para refrescar el ambiente. Y se pregunta, con el mismo tono admonitorio, ¿cómo es posible que mientras los niños se divierten jugando con bolas de nieve por las heladas calles de Maracaibo, ciudad con un clima ártico, sus padres insistan en mantener prendidos sus aparatos de aire acondicionado.

Dicho esto, y con el rostro fruncido, como es su costumbre, se introduce en su carro con aire acondicionado, llega a la habitación del hotel con aire acondicionado, se baña, se viste, baja de su habitación y se introduce de nuevo en su carro con aire acondicionado que lo conducirá al aeropuerto para tomar un avión que lo conducirá a sus oficinas de Caracas con aire acondicionado, para luego dirigirse a su casa también con aire acondicionado.
La actitud asumida por el ministro Araque en relación con las costumbres –malas, supongo- de los habitantes de esta región, si es verdad que es altamente ofensiva y chocante, contraria incluso al interés del Proceso político al que pertenece. Porque en lugar de presentarse y ofrecer disculpas por el tremendo perjuicio que su ineptitud le ha causado a la población zuliana, lo que hace es aparecerse en la ciudad y, en un tono regañón, propio de pequeños burgueses, empezar a culparnos por el percance eléctrico ocurrido. Es ni más ni menos lo que expresa el dicho, es decir, “tras de carnudos apaleados”.

Lo que de ninguna manera justifica, porque aquí, para que se sepa, el aire acondicionado y otros equipos de ventilación del ambiente, más que un lujo es una necesidad vital; una necesidad derivada del calor infernal que nos azota y que la arquitectura “moderna”, al contrario de la anterior que si estaba concebida en función del clima y no de la elegancia y el ornamento como la actual, no ha hecho otra cosa que incrementarlo en intensidad.
Razón por la cual los apartamentos y casas de habitación de la ciudad se han convertido en verdaderos hornos crematorios. Claro, usted, que sólo conoce al Zulia a través de las diarias denuncias que contra su sobrino de Hidrolago, publica la prensa regional, se le hace muy difícil creerlo. Pero si yo pudiera hablar con usted, cosa que es muy difícil porque al Olimpo no entra cualquiera. Yo apostaría algo con usted. Yo le apostaría que usted no es capaz de permanecer por más de 20 minutos en uno de los apartamentos o casas de habitación de la ciudad. Haga la prueba, le aseguro que entonces empezará a entender más al Zulia y a sus innumerables problemas.

A asumir actitudes menos prepotentes y arrogantes –irascibles- impropias de quienes se dicen revolucionarios y socialistas, con lo cual no hace otra cosa que desacreditar gravemente el sistema por el cual dice trabajar. Y antes de incluir en este texto una nota que redacté para la página web del Correo del Orinoco, permítame hacerle una sugerencia: métale el ojo a su sobrino, ministro; hágalo, porque anda en malos pasos el muchacho, ministro. Infórmese acerca de los negocios turbios que está haciendo con el agua que es todos nosotros los que nacimos y vivimos aquí y que nos la suministra cuando le da la gana.

Texto enviado a la página web del Correo del Orinoco:
“Es verdaderamente inaudito que mientras los habitantes de Maracaibo se estén virtualmente calcinando debido a las inusualmente altas temperaturas que agobian la población y que ni siquiera haya un poco de agua para mitigar en parte esta terrible situación, ustedes le dediquen páginas enteras a los discursos de Fidel. Y no es que yo tenga nada contra el líder cubano, del cual soy un seguidor, pero hay prioridades. Y la cuestión humanitaria implícita en las elevadas temperaturas que estamos soportando y a la cual se refiere constantemente el Presidente, prevalecen sobre las demás. Ayer nomás, los niños de un preescolar tuvieron que ser regresados llorando a sus casas, porque no soportaban el intenso calor, y no había ni una gota de agua ni ninguna otra cosas con que de alguna manera aliviarles la sofocación”
Y a propósito de la directora del Correo quiero decirle brevemente que la frase “la alba” es una tremenda equivocación, un reverendo disparate. Es como si dijéramos “la agua”, “la hambre”, etc. Esta cuestión de los géneros gramaticales se está convirtiendo en nuestro país en una verdadera calamidad.



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