Hoy las
mujeres gritamos que nuestro cuerpo no es un objeto
¿Porqué tomamos las calles,
porqué sacamos nuestras banderas y pancartas y alzamos nuestras voces y puños?
Porque a pesar de que el siglo XXI nos ha alcanzado, hay cosas que no cambian,
y que siguen pesando sobre la vida de las mujeres.
Hoy tomamos las calles para
reclamar nuestro derecho a caminarlas, vestidas como sea, como decidamos
nosotras sin tener que soportar miradas lascivas, comentarios sobre nuestros
cuerpos, y mucho menos, acercamientos que no deseamos.
La violencia que
cotidianamente vivimos las mujeres en los espacios públicos –incluyendo al
transporte- tiene su origen en un sistema que de entrada, considera que el
cuerpo femenino es un objeto al alcance de quien desee tomarlo. Esta idea es
alentada por el Estado y sus instituciones. Tan sólo hay que detenerse a
analizar las campañas publicitarias de las grandes empresas, que utilizan al
cuerpo femenino para vender, o bien, que mandan mensajes que refuerzan la idea
de los roles tradicionales de género. Qué decir de la imagen que de las mujeres
transmiten las televisoras públicas en sus programas de concursos y
telenovelas, en donde se normaliza la violencia contra las mujeres y se hace
creer que los agresores no son responsables de sus actos.
Pero el mensaje más grave es el que recibimos cotidianamente del Estado y
sus instituciones. Cada vez que se niegan a reconocer el fenómeno del
feminicidio, cada vez que ocultan las cifras de mujeres víctimas de la
violencia de género, cada vez que culpan a una mujer por haber sido víctima de
violencia sexual, le dicen a la sociedad que no hay problema, que la violencia
de género y el feminicidio no son delitos graves, al fin y al cabo mujeres hay
muchas, que importa una muerta más. Y si esas mujeres pertenecen a la clase
trabajadora, son pobres, indígenas o migrantes la situación es peor, ya que
para el Estado y su sistema de
justicia siempre al servicio de los poderosos, ni siquiera existen. Si las
peores expresiones de violencia de género son ignorados, que podemos esperar de
aquellas que debemos enfrentar cotidianamente cuando salimos de casa. Esta
violencia de género que no se considera importante a pesar de que debemos
enfrentarla día a día, y que si nos atrevemos a nombrarla somos acusadas de exageradas,
o bien culpabilizadas ya que nos hemos atrevido a transgredir el espacio
privado al que el patriarcado nos confinó desde un inicio.
La violencia que ejerce el Estado contra las mujeres no es involuntaria.
Sirve para mantener a las mujeres subordinadas, oprimidas. Así es como genera
condiciones que le permiten mantener la explotación contra las mujeres de la
clase trabajadora. Es así que luchamos por el reconocimiento y respeto a
nuestros derechos, pero sin perder de vista que la lucha es en contra del
capitalismo, ese sistema explotador y voraz que mientras se mantenga, se
seguirá sirviendo de la opresión para sobrevivir.
Hoy tomamos las calles para declarar que nosotras decidimos sobre nuestro
cuerpo, para reclamar nuestro derecho a vestir como queramos y a ocupar los
espacios públicos en cualquier momento del día. Hoy salimos a decirle al Estado
que aunque se esfuerce por hacernos invisibles no lo logrará y que en cada
intento se topará con la fuerza más poderosa que existe….EL PUÑO DE LA MUJER
¡Alto al
feminicidio! ¡Ni una asesinada más!
¡Alto a la
violencia de Estado contra la mujer!
Comisión de
la Mujer del Partido Obrero Socialista / México
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