Por Rafael Uzcátegui
El 26 de noviembre de 2012 se cumplen tres años de impunidad
en el asesinato del joven defensor de derechos humanos Mijaíl Martínez, hecho
ocurrido en la ciudad de Barquisimeto en el año 2009. Como se recordará, ese
día tres sicarios se acercaron a su hogar a tempranas horas de la mañana y le
realizaron varios disparos en el pecho, los cuales le quitaron la vida. El
joven era colaborador del Comité de Víctimas contra la Impunidad del estado
Lara (Covicil) y, en el momento de su homicidio, realizaba un documental sobre
la lucha de las personas de bajos recursos en la ciudad contra los delitos
cometidos por funcionarios policiales. Diferentes organizaciones populares de
la región, incluyendo al propio Covicil, han denunciado la existencia en la
ciudad de escuadrones parapoliciales que actuaron bajo el presunto amparo de
altos ex funcionarios en la región. Mijaíl era hijo un ex diputado de la
asamblea legislativa del estado Lara, quien fiel a su activismo por las causas
populares continuó, bajo su rol parlamentario y dentro del MVR, la denuncia de
las irregularidades cometidas por los funcionarios policiales contra los
sectores humildes. Ese año, precisamente, el diagnóstico de Provea ubicaba a
PoliLara como la principal institución policial regional de mayores violaciones
al derecho a la vida. Hay quien asegura, como lo hizo Heinz Dieterich en un
artículo sobre el caso, que “el mensaje era para su padre, el revolucionario
Víctor Martínez”.