Por Miguel Ángel Hernández
(dirigente del Partido Socialismo y Libertad
de Venezuela, sección de la UIT-CI)
En Nicaragua estalló una rebelión popular encabezada por la juventud, contra el gobierno "sandinista" de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo. La ola de protestas fue consecuencia de la aprobación de una reforma previsional aconsejada por el FMI.
Fue tan masiva la movilización y el repudio popular que el represor gobierno de Ortega tuvo que dar marcha atrás y anunciar su derogación.
La reforma en el Instituto Nicaragüense de Seguro Social (Inss) aumentaba los aportes de los trabajadores y del sector privado, y establecía una reducción del 5% de las pensiones para los jubilados. Un ataque brutal contra los trabajadores y jubilados, en el segundo país más pobre de América Latina.