Por: Simón Rodríguez Porras (PSL)
El gobierno venezolano, como parte de su reivindicación del llamado socialismo del siglo XXI, reclama estar construyendo un modelo “ecosocialista”. Incluso ha creado un ministerio con esa denominación. En muchos activistas, sobre todo fuera de Venezuela, ese discurso ha generado expectativas. Por ejemplo, a finales del mes de abril se realizó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) el seminario “Soberanía, Recursos Naturales, Transnacionales”, auspiciado por las organizaciones sociales y políticas que impulsan el campamento de protesta contra la explotación minera en Loma Miranda, destacando entre ellas la agrupación Izquierda Revolucionaria, y con varios invitados internacionales, entre ellos Néstor Kohan e Iñaki Gil de San Vicente. En repetidas ocasiones, los ponentes presentaron al gobierno venezolano como representante de un modelo alternativo de desarrollo y ejemplo de resistencia al capital minero transnacional.
En gran parte de Latinoamérica, las luchas contra la depredación ambiental perpetrada por transnacionales yanquis, europeas y chinas, con la colaboración de gobiernos serviles y entreguistas, han cobrado notoriedad e importancia. Aún no se cierra el más reciente capítulo en la crisis crónica del sistema capitalista, y se redoblan los esfuerzos por parte del capital imperialista por arreciar el saqueo de recursos y la superexplotación laboral en los países periféricos. A la par de estos esfuerzos, crece la resistencia de los pueblos. En República Dominicana la oposición a los planes de construir plantas cementeras en Los Haitises, la lucha contra la explotación minera en Loma Miranda, o la resistencia contra la Barrick Gold, han estado entre las más importantes luchas sociales de los últimos años. De allí que resulta un tema de enorme importancia para el movimiento social dominicano. Irónicamente, Venezuela está muy lejos de la vanguardia de este tipo de luchas, debido tanto a la tradición petrolera y minera del país como a la cooptación de un gran número de activistas por parte del gobierno. Las principales luchas en defensa del ambiente y los recursos naturales las libran los pueblos indígenas.