Lusbi Portillo.
Sabino: “No descansaré hasta tanto no terminemos
de sacar a todos
los hacendados y parceleros invasores de nuestro territorio”
Grito de Guerra de lo más profundo de su ancestro corazón
Caribe.
Como muchos otros Yukpa, desde
muy joven Sabino vivió la exclusión impuesta en su territorio, por el límite
watía marcado por los alambres de púas protectores de las recientes casas, el
verde pasto y las vacas de los ganaderos; en este caso de la familia Vargas.
Nunca descansó ni descansa,
llamaba a no temerle a sus escopetas y caballos, convocaba a su familia
extensiva y vecinos a retomar las tierras invadidas, guerreaba permanentemente,
ocupaba un potrero, lo sacaban y de nuevo volvía, lo acusaban como a otros
Yukpa jóvenes o a sus caciques de ser los culpables de las pérdidas
sistemáticas de ganados de las haciendas invasoras de la cuenca media del río
Yaza, y al igual que a otros en sucesos parecidos ocurridos en los ríos Negro o
Apón.
La última etapa de la historia
del despojo, aún no concluida del todo, ha quedado marcada por sucesos
violentos por pérdidas ocasionales de reses de los últimos potreros cercanos a
sus humildes chozas de palma, indígenas heridos, quema de chozas, arremetidas o
simple presencia de efectivos del Ejército o de la Guardia Nacional (hoy
Bolivariana) cuidando haciendas, o alternando con hombres armados (sicariato
ganadero) la custodia de sus predios.
Esta actividad de hostigamiento
constante o interrumpido por cortos períodos de tiempo suele ser la antesala de
la ocupación total de la superficie de la hacienda, o de una o varias parcelas
campesinas. Estas escaramuzas guerrera indígenas pueden a veces durar hasta
diez años para ocupar la superficie total de la hacienda.
Esta historia mítica de que se
le ve a Sabino por todas partes abriendo portones y sacando reses de potreros
de haciendas o parcelas, no es más que el espíritu Yukpa que por doquier hace
justicia e impone su grito de guerra en pos de la devolución por parte de
hacendados o Gobierno de sus tierras hoy pisadas por vacas y botas ganaderas, o
más recientemente por la cotiza del parcelero venido de tierras lejanas. Hay
celos por su tierra violada, dolor profundo sentido por los múltiples atropellos,
incomprensión y exclusión; personalidades fuerte de recio carácter Caribe que
sobre salen del común de los hombres marcan el momento en una fracción del
tiempo histórico Yukpa. Ayer fue, por señalar sólo en el territorio Sur, entre
otros Pete, luego Anane, o Maikishi, hoy Sabino, o más al norte Peñaranda Yaspe
(nieto de guerrero paterno Bolívar padre de Jesús Peñaranda) en río Negro,
lugar este donde hace unos dos años también familiares de Sabino recuperaron
haciendas para sus hijos, o Edixo Landino de Jararamü.
Cuando el pasado jueves 15 en
el Destacamento 36 de la Guardia Nacional de Machiques los Caciques Mayores
Yukpa en reunión con la Directiva de Gadema dieron permiso a GNB y al CICPC
para entrar a la Sierra de Perijá a detener a Sabino (La Verdad, 16/03/12: a6),
muchos hombres, mujeres y niños dieron el algunas comunidades un paso adelante
y en varias de sus chozas en la noche se preparaba la estrategia para no dejar
pasar a los uniformados en horas de la mañana; por la traición y la locura
ganadera se estuvo de nuevo a punto de derramar la sangre inocente de hombres,
mujeres y niños Yukpa, porque las madres Yukpa no dejan sus hijos en sus casas,
se van con sus hijos a pelear.
No es Sabino, son los Sabinos.
Yukpa/Caribe somos todos como afirman los grupos sociales en lucha de Caracas,
Maracaibo, Trujillo, Mérida, Yaracuy, Coro, Maracay... Sugerimos al Gobierno compra
de todas las bienhechurías de haciendas y parcelas para el pueblo Yukpa en este
año de elecciones. Ni una gota más de sangre india derramada en Perijá.
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