La agenda y el discurso de Sutiss se agotan en un extenuante conflicto que ya deja hondas heridas Fto Oliver González |
Clavel Rangel
12.Dic.2013
Al lado de una bodega y de espaldas al cargamento de cabillas, Orangel Ávila contempla el paso de los sindicalistas y de los pocos trabajadores que circulan temprano en la mañana.
Tiene 66 años de los cuales 42 los ha pasado en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), a la que llama su casa. El paro de 27 días en la estatal, el más largo desde la nacionalización, le causa indignación.
Está molesto. Con el sindicato, con la gerencia y hasta con el presidente de la república, Nicolás Maduro, quien -en su opinión- ya debería haber venido a Sidor a solucionar el conflicto.
“¿Quién va a resolver esto? ¿Nosotros? A mí lo que me preocupa, le repito, es que acaben con la empresa como la están acabando. Yo pienso es en mis hijos, en mis nietos ¿qué le voy a dejar? Que paguen lo que tienen que pagar y ya”, dice molesto, contemplando -ahora sí- las cabillas en los patios.
Orangel es uno de los pocos trabajadores que se ve este miércoles en la mañana en la planta. En esa enorme ciudad de acero, añejada por la obsolescencia, recubierta de óxido y polvo, donde las calles ya no son de asfalto sino de tierra, conseguir un trabajador en estos días de paro es difícil.
En el edificio administrativo II el presidente de Sutiss, José Luis Hernández, reúne a un grupo de trabajadores que escucha y se ríe de las anécdotas del dirigente. Que su asesor es del G2 cubano, que lo quieren matar, que sufrió un atentado y unos amigos lo salvaron y decenas de historias más que sacan sonrisas de sus seguidores.
En la planta baja del edificio, los empleados que laboran en esas oficinas, se miran las caras de brazos cruzados, con carpetas en manos, mudados a quién sabe dónde porque los mandaron a desalojar.
En la acera -uno de los militares asesores de la presidencia- conversa por teléfono y contempla la escena: Hernández montado sobre un camión, hablándole a un edificio en el que, se supone, está el presidente de la estatal. “Vamos a ir a decirles sus cuatro vergas”, decía en el portón III de Sidor.
Desolados
Aguas abajo, en las acerías de Palanquillas y Planchones, la mañana es fresca. El área luce desolada mientras tres trabajadores de la nómina conducción conversan sentados sobre unos repuestos, mientras sostienen su mentón sin mucho por hacer.
- ¿Y los trabajadores?
- Fichan y se van y como la empresa igual les paga…
- ¿Qué opina de este conflicto?
- Yo no sé la verdad, no sé…
Los trabajadores que están en planta lucen caras largas y el ausentismo laboral compagina con la frialdad de la acería. En lugares donde sería imposible caminar sin trajes especiales porque el solo calor derretiría el mínimo objeto, el personal camina tranquilo dentro de ese galpón gigante que es la acería.
Justo al frente, en Planchones, tres trabajadores de una contratista hacen mantenimiento a uno de los hornos.
Además de ellos, no hay nadie. Uno de los afiliados del sindicato aprovecha para explicar la situación con los hornos apagados, el arranque improvisado, hasta que aparece un trabajador comparando su recibo de pago con el de un compañero de la misma cuadrilla.
- Trabajamos el mismo tiempo, tenemos el mismo salario, los mismos años de servicio, y sacó casi 30 mil bolos más que yo de vacaciones ¿cómo es eso? -pregunta a un dirigente sindical.
José López dice estar preocupado como todo el resto de los trabajadores, “pero también estamos preocupados por nuestro salario. No se justifica que nos llamen lambucios y muertos de hambre por reclamar nuestros derechos”.
Más abajo, en el área de mecánica, una docena de trabajadores se baja de un vehículo y conversa sobre un letrero que hace referencia al hecho de ser útil.
- ¿No le preocupa que la empresa esté parada durante casi un mes?
- Sí nos preocupa pero estamos dispuestos a sacrificar un poquito más, unos días más pero que nos hagan caso.
Los sidoristas están convencidos de que la empresa les incumple. Y aunque el sindicato ha hecho amague por intentar convencerlos y salirse de este conflicto extenuante, ha sido imposible. Para los trabajadores de base, tal cual como aquel 18 de septiembre cuando iniciaron el primer paro, el punto de honor es la hoja de cálculo.
De modo que a bordo del barco sólo queda el presidente de Sutiss, quien ya luce desgastado tras más de 50 días conflictivos.
Este miércoles, como en otros días en el que las ideas se acaban, la agenda del sindicato es recorrer las áreas en un camión con cornetas haciendo asambleas ambulantes.
También los voceros de la empresa hacen lo propio pero sin cornetas. Es una competencia feroz en la que a donde llega la empresa, llega el sindicato y el debate se enciende.
La empresa ha ido área por área explicando, pero en ninguna -hasta ahora- ha salido victoriosa salvo en Planta de Pellas y Midrex.
Sólo en la Acería de Palanquillas parecían haber llegado a un acuerdo hasta que la empresa dijo que sólo podía cumplir con tres de los cuatro conceptos reconocidos de la reclamada hoja de cálculo, y los trabajadores decidieron continuar el paro.
Hoy la agenda podría cambiar si el sindicato y los trabajadores llegan a un acuerdo. ¿Con quién? Es el turno del ministro de Industrias, Ricardo Menéndez, quien -según el presidente de Sutiss- se estrenará hoy en el portón III de Sidor en asamblea matutina.
- 28 días de paro acumula la acería desde el 15 de noviembre de 2013, luego del pago de las utilidades según el contrato de 2008.
- 50 días de inoperatividad registra Sidor en el último trimestre de 2013.
- 3 presidentes han tomado la conducción de la estatal en lo que va de año, los dos últimos han sido militares.
- 1.3 millones de toneladas líquidas de acero era la meta de 2013.
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