Por: Partido Socialismo y Libertad27/11/2013
Arribamos a cinco años de aquella noche trágica del 27 de noviembre de 2008, cuando un esbirro descargara todo el odio acumulado de la contrarrevolución sobre la humanidad de nuestros queridos e inolvidables camaradas Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlitos Requena, quienes eran dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores en el estado Aragua y de nuestro partido.
Los sospechosos de esa abominable masacre política nunca fueron investigados. Los empresarios de Alpina, empresa en la que el día de su asesinato nuestros camaradas estuvieron apoyando una huelga, siguen campantes como si no hubiese pasado nada. Los burócratas sindicales de la construcción en Aragua ligados al Psuv y al gobierno nacional y regional, gozan de buena salud y se ufanan entre sus amigos de haber sido invitados de honor en varias oportunidades a los actos públicos del fallecido Presidente Chávez y del hoy prófugo de la justicia, el ex gobernador Rafael Isea. Lo mismo sucede con la cúpula de la fuerza policial del Estado Aragua, que a pesar de que siempre se ha caracterizado por ser enemiga de la clase trabajadora y en particular de los sectores beligerantes y combativos, hoy sigue en sus mismas andanzas corruptas, antiobreras y antipopulares, cumpliendo el rol criminal que la burguesía y el gobierno le asignaron.
Los empresarios, las mafias sindicales de la construcción ligadas al Psuv, y las mafias policiales, son los sospechosos de este crimen y así lo hizo saber la clase trabajadora aragüeña al país el 2 de diciembre de 2008 mediante una contundente huelga general regional, paralizando de Norte a Sur y de Este a Oeste el Estado. Ese día hasta el Presidente Chávez se sintió obligado a pronunciarse solicitando a su ministro de Interior y Justicia de aquel entonces y actual gobernador del Estado Aragua, Tareck El Aissami, que acelerara las investigaciones para dar con el paradero del homicida, de los financistas y de los responsables políticos del asesinato de nuestros tres camaradas.
A pesar de aquel llamado del Presidente, los revolucionarios sabíamos que aquello no era más que una pantomima para intentar calmar la indignación obrera y popular. Así quedó demostrado a los pocos días, cuando El Aissami y la Policía del Estado detuvieron y enviaron a la cárcel a un trabajador de la Pepsi Cola, empresa en la que trabajaba y era dirigente sindical Luis Hernández. El trabajador fue acusado del homicidio, sin evidencias, y sobre todo sin desenmascarar a quienes estuvieron detrás de acción. Para dar por cerrado el caso, protegiendo así a los verdaderos asesinos, y enlodar la trayectoria de nuestros camaradas, El Aissami dijo que el asesinato había sido un ajuste de cuentas.
A cinco años de aquel asesinato los revolucionarios seguimos indignados exigiendo al gobierno y al paquidérmico sistema de justicia la investigación del crimen y el castigo a los responsables. Somos plenamente conscientes que unos y otros, Gobierno y sistema judicial, se han confabulado para mantener el crimen en la más oscura impunidad.
Impunidad que no sólo se presenta en el caso del asesinato de Richard Gallardo, Carlos Requena y Luis Hernández. Lo mismo ha sucedido con los asesinatos de Luis Delgado, Esdras Vásquez, Ramiro Ponce, Jerry Díaz y Edgar Raga, valientes luchadores sindicales del estado Aragua que ofrendaron sus vidas por la noble causa del socialismo revolucionario y del sindicalismo combativo que venimos impulsando desde la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-cura). Para todos ellos exigimos justicia.
El manto de impunidad que el gobierno y la justicia venezolana ha tendido frente a esta política de extermino en contra de luchadores obreros de nuestra corriente sindical, es prueba palpable que el gobierno, por más que se autocalifique como revolucionario y socialista, de tal no tienen nada. Por ello les decimos a aquellos que segaron la vida de nuestros camaradas o que se confabularon para tejer la fina red de la impunidad, que nuestra furia se mantiene intacta y no desaparecerá hasta que se castigue hasta el último de los criminales y a todos aquellos funcionarios que desde el gobierno y del sistema de justicia se han dedicado a obstaculizar la investigación y a proteger a los asesinos.
Agregamos que el encubrimiento por parte del gobierno a los sicarios que atentan contra los obreros, campesinos e indígenas, se extiende a centenares de casos: Argenis Vásquez, dirigente sindical de la Toyota; Sabino Romero y Alexander Fernández, dirigentes yukpa; Nelson López, dirigente campesino, son algunos de los más emblemáticos.
Camaradas caídos en combate, su ejemplo sigue siendo nuestra guía
Los asesinos y los burócratas que los protegieron no pueden cantar victoria. Hoy como ratas, muchos de ellos andan escondiéndose o huyendo del país como Rafael Isea, para que no los alcance el brazo de la justicia. Algunos burócratas sindicales que se disfrazaban de rojo-rojitos y se ufanaban de estar muy cerca de Chávez, son odiados por los trabajadores, no teniendo más remedio que abandonar el escenario político y sindical.
Mientras los burócratas, los corruptos y los asesinos huyen, los revolucionarios seguimos con la frente en alta y avanzando, teniendo como ejemplo y guía de acción el valioso legado que nos han dejado estos héroes de la clase obrera venezolana. Es cierto que cargamos con la pena de sus viles asesinatos pero nos consuela y nos hace mantenernos firmes y orgullosos en la batalla, su legado de lucha combativa e insobornable al servicio de los intereses de la clase trabajadora y del pueblo venezolano.
Camaradas caídos en la lucha, gracias a ustedes hemos logrado que C-cura se posicione como una corriente sindical de referencia nacional para la reorganización del movimiento sindical y de las luchas diarias que la clase trabajadora realiza a lo largo y ancho del país.
Y en el terreno político, en estos cinco años logramos alcanzar la legalidad como Partido Socialismo y Libertad, siendo los abanderados en la presente coyuntura electoral de promover la movilización de los trabajadores y las comunidades para protestar y reclamar sus derechos, y además presentando en 50 municipios como candidatos a auténticos luchadores populares que se han rebelado contra el Psuv, y que nada tienen que ver con la oposición burguesa agrupada en la MUD.
Camaradas caídos en la lucha, continuamos impulsando la construcción de la corriente sindical y el partido político a los que ustedes dedicaron sus mejores esfuerzos. Ustedes no están físicamente pero con su ejemplo nos han guiado y así continuaremos hasta lograr el objetivo de construir una sociedad socialista revolucionaria bajo la conducción del proletariado y con un régimen de democracia obrera.
Camaradas Ramiro Antonio Ponce, Esdras Vásquez, Luis Delgado, Carlos Méndez, Edgar Raga, Jerry Díaz, Carlos Requena, Luis Hernández y Richard Gallardo, ustedes son nuestro ejemplo y no descansaremos hasta lograr que castiguen a sus asesinos. Compromiso que asumimos frente a sus familiares que al igual que nosotros sufren por tan irremediables pérdidas.
Camaradas caídos en la lucha, ¡hasta el socialismo siempre!
Dirección Nacional
Partido Socialismo y Libertad
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