La marcha
recorrió la avenida Guayana, desde la redoma La Piña hasta Alcasa.
Freddy
Peinado, con 20 años de servicios, lo tiene muy claro. "Si no tenemos
la producción no nos podrían pagar los beneficios que nos deben".
Coincide Nacive Díaz (trabajadora con 23 años de servicio), quien señala:
"Queremos inversiones ya ¿por qué? Porque ya estamos cansados de estar
atendiendo solicitudes que Chávez nos ha pedido".
Es el sentimiento de los alcasianos puesto de manifiesto en la movilización
de este jueves, en la que nuevamente la dirigencia sindical se mostró
unida, consciente de la necesidad de fortalecer la lucha a favor de una
empresa bajo amenaza de "cierre técnico". Los trabajadores
emplazan al mandatario nacional Hugo Chávez a voltear la mirada hacia la
industria del aluminio.
Todos los modelos políticos
ideados por el gobierno del presidente Hugo Chávez se aplicaron en la
fábrica pero, esta vez, el tubo de ensayo se resquebraja.
La fractura llevó este jueves a la dirigencia a caminar entrelazada.
Belinda Ortiz. Octavio Pacheco. José Gregorio Blanco. José Gil. Arquímedes
Hidalgo. Diego Castro. Henry Arias. Todos candidatos a las elecciones de
Sintralcasa, apartaron la propaganda y se centraron en exigir inversiones
para la pionera del aluminio.
La dirigencia, separada por amplias aceras políticas, se reunió por tercera
vez para exigirle al primer mandatario que los escuche. Esa consigna resonó
ayer con la voz de los alcasianos desde la redoma de CVG Bauxilum (La Piña)
hasta los portones de CVG Alcasa.
Tres días de protestas que propician reflexión en el resto de las empresas
del aluminio, aquellas que -pese al silencio de sus gerentes y presidentes-
también se desangran financieramente. ¿La diferencia? Alcasa tocó fondo.
Privatizaciones encubiertas
El secretario general de Sintralcasa, José Gil, ha dicho que la política
que ha emprendido el Ejecutivo es similar a la de la privatización pero con
consecuencias peores en Alcasa.
Se refiere a la indiferencia económica con la que el Ejecutivo observa a la
fábrica. “Ahora nos toca a nosotros, como principales dolientes, asumir”.
Hoy, cuando el Plan Guayana Socialista ha pasado de moda en el vocabulario
oficial, los alcasianos miran a las empresas hermanas tomar los salvavidas
del préstamo de trasnacionales como Glencore y Noble que, hábilmente y al
contrario del Gobierno, están ofreciendo efectivo inmediato a cambio de la
producción.
La firma del contrato con Glencore con CVG Bauxilum no pasó desapercibida
en la movilización. Jhoan Rodríguez, un participante de las mesas del
control obrero, invitó a sus compañeros a voltear la mirada a esa empresa y
contemplar cómo -sin anunciarse- se produce una privatización encubierta.
Ese escenario no está descartado. Saben que la visita de empresarios chinos
contempla un panorama parecido pero con otros aliados de corte
-supuestamente- socialistas.
¡Escúchenos!
Una vez en el portón de la fábrica y tras el mañanero recorrido por la
avenida Guayana, los dirigentes sindicales invitaron al presidente Chávez a
no escuchar voces agoreras.
“Presidente, el llamado es con usted, no se haga de la vista gorda.
Presidente hay un problema en Guayana y es serio. Se trata de más de 26 mil
trabajadores en Guayana que tienen riesgos de perder sus puestos de
trabajo. Es seria la situación y es por eso que sectores, que siempre han
estado divididos, hoy nos estamos encontrando por las inversiones”.
La espera se ha agotado y ya no queda tiempo, resaltó José Gil. “El Plan
Guayana Socialista indicó un rumbo, nosotros cumplimos nuestro papel,
quedando pendiente una fase de inversión por parte del Estado. Fase que no
se ha cumplido y fase que estamos reclamando. No tenemos tiempo para las
esperas burocráticas”.
Al lado de los alcasianos marcharon los trabajadores de Norpro de Venezuela
y Refractarios Orinoco, una pequeña representación de las empresas
nacionalizadas que -como el resto- sucumbieron a la desidia estatal.
William Vicent, vocero de los trabajadores de Norpro, también intervino en
su invitación al “comandante”.
Hacia dentro
En medio de la discusión también hubo espacios para la crítica. No ha sido
el común pero sí el pensamiento del vocero de la Unión Nacional de
Trabajadores (Unete), Denny Sucre.
El dirigente cree que si, hace un año y dos meses, la dirigencia de
Sintralcasa se hubiese sumado a trabajar con el presidente, Elio Sayago, la
historia fuese otra. “A estas alturas, no estuviésemos como estamos”.
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