Clavel A. Rangel Jiménez
08 Noviembre 2013
Correo del Caroní
Las condiciones socioeconómicas del Instituto Postal Telegráfico de Venezuela (Ipostel) son precarias. Las tarifas de antaño y los implementos de trabajo ya casi no existen.
Esa realidad, ampliamente denunciada por los trabajadores, pretende ser revertida con la protesta que iniciaron el lunes en 17 estados del país, en principio, por el pago de la dotación de uniformes y la cancelación de los pasivos laborales.
El nombramiento de Carlos Joa Vásquez como nuevo presidente del instituto no ha levantado expectativas. El secretario de finanzas del Sindicato Único de Trabajadores de Ipostel del estado Bolívar, Carlos León, sostiene que las burlas han sido reiteradas y que, para confiar, deberán ver resultados de la nueva gerencia.
Por lo pronto mantienen la manifestación de brazos caídos. Ni un paquete se despacha de las oficinas regionales. Los trabajadores del servicio de encomiendas estatal, otrora reconocido Ipostel, esperan por la discusión del contrato, vencido hace 20 años y pendiente por negociar luego de las elecciones sindicales en todo el país.
Los protestantes sólo mantienen el despacho de las computadoras “Canaimitas” que forman parte del programa educativo del gobierno y que se envían a las escuelas a través de Ipostel.
Las condiciones socioeconómicas del Instituto Postal Telegráfico de Venezuela (Ipostel) son precarias. Las tarifas de antaño y los implementos de trabajo ya casi no existen.
Esa realidad, ampliamente denunciada por los trabajadores, pretende ser revertida con la protesta que iniciaron el lunes en 17 estados del país, en principio, por el pago de la dotación de uniformes y la cancelación de los pasivos laborales.
El nombramiento de Carlos Joa Vásquez como nuevo presidente del instituto no ha levantado expectativas. El secretario de finanzas del Sindicato Único de Trabajadores de Ipostel del estado Bolívar, Carlos León, sostiene que las burlas han sido reiteradas y que, para confiar, deberán ver resultados de la nueva gerencia.
Por lo pronto mantienen la manifestación de brazos caídos. Ni un paquete se despacha de las oficinas regionales. Los trabajadores del servicio de encomiendas estatal, otrora reconocido Ipostel, esperan por la discusión del contrato, vencido hace 20 años y pendiente por negociar luego de las elecciones sindicales en todo el país.
Los protestantes sólo mantienen el despacho de las computadoras “Canaimitas” que forman parte del programa educativo del gobierno y que se envían a las escuelas a través de Ipostel.
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