El portal www.aporrea.org ha publicado este domingo 22 de julio de 2012, un escrito del compañero Osvaldo León Vargas, titulado “Mis razones de por qué votaré por Chávez” precedido del antetítulo: Una respuesta a los compañeros que acompañan a Orlando Chirino y la derecha endógena. En uso del derecho a réplica que me asiste, solicito a los administradores de la página Aporrea que hagan pública mi respuesta.
Atentamente,
Orlando Chirino
Por: Orlando Chirino | Lunes, 23/07/2012 07:48 PM
En respuesta a Osvaldo León Vargas
Respetado compañero Osvaldo León:
Reciba
usted mi saludo cordial y el agradecimiento por saber que dentro de las
razones que le motivan apoyar la candidatura del Presidente Hugo
Chávez, haga referencias a mi nombre, mi actuación política y mi
programa de gobierno. Sin duda, ese el reconocimiento a la existencia de
mi candidatura, que muchos medios de comunicación oficialista y de la
oposición, tratan de invisibilizar, en el perverso escenario de la
polarización política electoral entre dos opciones burguesas. De igual
modo, interpreto que su documento también trata de responder a la
honesta y valiente “presión” de miles de trabajadoras y trabajadores que
le plantean si en la contienda electoral del próximo 7-0 no es mucho
más conveniente y correcto políticamente apoyar la tarjeta del Partido
Socialismo y Libertad (PSL) y a Orlando Chirino para que ocupe la
primera magistratura de la nación.
Y
lo que más agradezco, es que me brinde la oportunidad no sólo de
responder a sus razonamientos políticos, sino también la posibilidad de
dialogar con cientos de miles de trabajadores que desde hace muchos años
se esfuerzan, sacrifican y dan lo mejor de sí por alcanzar el anhelado
sueño de construir una sociedad distinta, fundamentada en un modelo
económico que elimine el rey capital y la explotación del hombre por el
hombre, y la reemplace por la solidaridad humana, la igualdad económica y
la fraternidad entre los seres humanos, que no es otra que la sociedad
socialista bajo un régimen político de plena democracia obrera.
Sus razones son falsas o medias verdades
Esgrime
usted tres razones por las cuales no respalda mi nombre para las
elecciones presidenciales del 7 de octubre. La primera de ellas es que
mi candidatura nace mas por las diferencias internas en la lucha que se
dio en el seno de la Unión Nacional de los Trabajadores (UNT); la
segunda que cuando rompí con el “proceso bolivariano” me uní o alié y
llamé públicamente a unirse con sectores de la contrarrevolución de la
derecha sindical; y en tercer lugar que mi programa de gobierno es
“reformista”. Esas serían tres razones de mucho peso para que cualquier
trabajador o luchador popular se incline a apoyar otra candidatura
distinta a la mía. El único detalle es que ninguna de sus tres
afirmaciones es cierta y en el mejor de los casos se trata de verdades a
medias, que son las más grandes mentiras. Vamos punto por punto.
¿Solo diferencias burocráticas en la UNT?
Es
cierto que la UNT siempre estuvo cruzada por profundas divergencias,
pero usted comete un grave error de catalogarla como una simple batalla
burocrática, porque desconoce que las diferencias existentes desde mucho
antes de proclamar a la Unete, eran profundamente políticas. Al
interior de la UNT se debatía entre quienes querían armar un parapeto de
central sindical controlado por el gobierno y su partido político y
quienes defendíamos a ultranza la independencia política de los
trabajadores frente al gobierno y los patronos privados y teníamos como
bandera de lucha, la defensa de la autonomía sindical. Espero que en su
caso sea un desconocimiento de la realidad y no una forma calculada de
tratar de esconder la esencia de las contradicciones de la naciente
central en el 2003.
Tampoco
puede usted desconocer, o tratar de ocultar, que cuando anunciamos el
nacimiento de la UNT tuvimos la suficiente honestidad política de
decirle a todos los participantes del acto que desarrollamos en el
Teatro Nacional de Caracas, que la UNT nacía fruto de un acuerdo
político por arriba, razón por la cual se establecía una dirección
provisional que funcionaría en forma colegiada y horizontal, que tendría
como tarea central la preparación, organización y realización de
elecciones democráticas por la base para legitimar a sus genuinos
dirigentes. Esa honestidad debe usted recordársela a sus lectores, para
que sepan de qué material está hecha la corriente política y sindical
que yo lidero y de que tamaño es nuestra lealtad con los trabajadores.
Por
supuesto con lo anterior no quiero esconder la triste realidad de que
al interior de la naciente UNT también existía la mezquina persecución
de cargos, prebendas y dividendos políticos y económicos de muchos
dirigentes sindicales “rojo-rojitos”. Pero en orden de prioridades ello
era secundario frente a la colosal batalla política de fondo que
desarrollaba nuestra corriente para impedir que la nueva central naciera
atada de pies y manos, aplaudiendo todas las medidas económicas,
políticas y sociales del gobierno.
Ante
la imposibilidad de doblegarnos, al gobierno y sus aliados en el
movimiento sindical no les quedó más remedio que dividir a la UNT en su
II Congreso, donde la mayoría de los delegados reclamaban cumplimiento
al mandato de realizar elecciones por la base. Si usted no estuvo en ese
congreso yo quisiera recordarle que Marcela Máspero, Franklyn Rondón,
Osvaldo Vera y otros dirigentes sindicales identificados con el gobierno
sólo pudieron hablar porque nuestra corriente se los garantizó, toda
vez que la amplia mayoría de los delgados no quería verlos y mucho menos
escucharlos. En pocas líneas, esta es la verdadera historia de la UNT y
las responsabilidades que le caben al gobierno y sus aliados en su
destrucción.
Ha
sido patética la forma en que el gobierno y el candidato que usted
apoya, dio nacimiento al parapeto de la Central Bolivariana. Ese era el
objetivo del gobierno en el 2002, en el 2003, en el 2006, en el 2010 y
ahora en el 2012: tener una central sindical arrodillada que avale sus
planes anti-obreros. Para esa perversa tarea, amigo Osvaldo León, no
cuente conmigo ni con nuestra corriente sindical y mucho menos con el
PSL. Por favor transmítales estas verdades a los trabajadores, y yo
estoy seguro que muchos de ellos reafirmarán su decisión de apoyar mi
candidatura a la Presidencia de la República.
¿Me alié y me uní a la derecha contrarrevolucionaria?
Mucha
tinta han vertido los plumíferos del oficialismo para denunciarme como
contrarrevolucionario, agente del imperialismo, hombre de la MUD y
cualquier otra cantidad de epítetos. Es una desgracia que usted también
se sume a la canalla, que ante la imposibilidad de derrotarnos política e
ideológicamente recurre a la calumnia como arma política para
desprestigiarnos.
Por
si usted no conoce mi trayectoria, quiero comentarle brevemente que mi
proyecto político desde hace más de 40 años es la revolución socialista
internacional y la construcción del socialismo con democracia obrera.
Pregúntele a la vieja guardia del Partido Comunista de Venezuela y ellos
le verificarán que desde hace más de cuatro décadas, los denuncio
porque defendían esa farsa del “socialismo real” de la URSS, de China, o
de la Cuba que desde los años 90 abrió su economía a las empresas
mixtas con transnacionales. Siempre combatimos a esos regímenes
burocráticos y carceleros en que las dictaduras estalinistas
convirtieron los colosales triunfos revolucionarios de la Rusia de 1917,
de China en 1948 o de Cuba de 1959.
Desde
esa perspectiva falsea usted la realidad al decir que yo rompí con el
“proceso bolivariano” cuando mi proyecto político, no de ahora sino de
hace décadas, es distinto y opuesto por el vértice a la caricatura del
“Socialismo del Siglo XXI” que pregona su candidato. Quiero aclararle
entonces que los sucesos fueron al revés. Mientras yo acompañaba a los
trabajadores en su experiencia política con Hugo Chávez, su “proceso
bolivariano” tuvo que execrarme porque no pudo doblegarme o
extorsionarme con un empleo para que yo renunciara a la lucha en defensa
de la autonomía sindical, a la batalla contra el regresivo y
reaccionario proyecto de reforma constitucional y sobre todo a denunciar
la trampa del partido único boliburgués, en el que lamentablemente
terminó capitulando y adaptándose una buena parte de los luchadores
obreros y populares del país.
Por
otra parte quiero expresarle que no he tenido escrúpulos de trabajar en
unidad de acción con un burócrata sindical de derecha o de izquierda,
siempre y cuando ello favorezca la movilización y la lucha de los
trabajadores en defensa de sus derechos. En la activación de la UNT
participé al lado de Wills Rangel, secretario personal de Carlos Ortega;
Marcela Máspero proveniente del partido Copei y firmante de la
contra-reforma laboral de 1997; Franklyn Rondón dirigente sindical de
los empelados públicos, quien en medio del golpe se colocó a plena
disposición de la dictadura; y Francisco Torrealba, ex compañero de
andanzas de Ledezma, o de tantos otros dirigentes sindicales
provenientes de AD que hoy son prominentes figuras del Psuv e
incondicionales funcionarios de su candidato presidencial.
Lo
hice porque con todos ellos coincidía en el proyecto de construir una
nueva central sindical, luego de que los trabajadores decidieron romper
masivamente con la burocracia sindical de la CTV, y millones de ellos
buscaban construir una central combativa, democrática, plural, autónoma y
clasista. Indudablemente, el proyecto que perseguía nuestra corriente
era muy distinto de las aspiraciones burocráticas de estos operadores
sindicales del gobierno que hoy dicen representar a los trabajadores en
el Psuv. Nosotros actuábamos con la plena confianza política en los
trabajadores y estábamos seguros de que cuando se realizaran las
elecciones sindicales ellos escogerían a los verdaderos luchadores y
defensores de sus intereses. El gobierno sabía eso, la burocracia
sindical roja-rojita sabía eso y por eso dividió el II Congreso de la
UNT, por eso impidió las elecciones y por eso me botó de mi trabajo
desde hace cinco años y a pesar de que tengo orden de reenganche, no me
reincorpora a mis labores.
Con
ese mismo criterio de realizar unidad de acción con burócratas
sindicales si ello sirve para impulsar la unidad y la movilización en el
campo sindical de todos los trabajadores para defender sus derechos y
lograr nuevas conquistas, es que hemos actuado en defensa de la libertad
de Rubén González, a favor de la discusión de los contratos vencidos,
por la ejecución de los más de 5 mil reenganches desacatados por los
patronos, contra el sicariato, por un salario mínimo igual a la canasta
básica, entre otras reivindicaciones que hemos defendido desde el
Fadess. Los sindicatos no son partidos políticos, son organizaciones en
las que caben todos los trabajadores dispuestos a defender sus derechos.
Y serán los mismos trabajadores los que decidirán quiénes son sus
genuinos dirigentes y castigarán a los burócratas y traidores. En el
seno del Fadess, continuamos promoviendo la unidad de los trabajadores,
la autonomía, la defensa de los sindicatos, los contratos colectivos, el
salario, el derecho a la huelga y denunciamos la criminalización de la
protesta. Actualmente eso no es posible hacerlo desde la UNT o desde la
CBST, donde más bien se aplauden todos los atropellos del gobierno
contra los trabajadores.
Respetado
Osvaldo, si usted es de los que callan y no denuncian que los empleados
públicos llevan ocho años sin oportunidad de negociar su contrato
marco; si usted es de los que oculta que las empresas básicas de Guayana
están quebradas por la mala administración y la corrupción y que además
los contratos colectivos llevan vencidos más de tres años; si usted no
es de los que se horroriza porque Rubén González es perseguido y está
sometido a un juicio por defender los trabajadores y hacer uso del
derecho a huelga; si usted no es de los que se indigna por el miserable
aumento de 30 Bsf para los trabajadores petroleros; si usted no es de
los que siente una honda pena porque asesinaron impunemente a los
compañeros Richard Gallardo, Carlos Requena y Luis Hernández, y
acribillaron miserablemente a los compañeros de Mitsubishi que tomaron
la empresa en defensa de sus derechos, entonces no tenemos nada que
discutir.
Para
resumir, en forma sencilla y humilde quiero decirle lo siguiente
respetado compañero Osvaldo: por más que usted y mis enemigos traten de
calumniarme diciendo que estoy con la contrarrevolución y el
imperialismo, yo le digo simplemente que sigo aquí y aquí me quedo al
lado de los trabajadores, combatiendo y afirmando que ni el gobierno ni
la MUD son solución para los problemas de la clase trabajadora,
enfrentándome junto a centenares de compañeros tanto a la élite
puntofijista como a la nueva boliburguesía.
¿Programa reformista?
El
último y más curioso de sus argumentos es que mi programa es
reformista, acompañado de la acusación de que somos vanguardistas o
foquistas porque decimos que vamos a gobernar a favor del pueblo.
Definitivamente hay que tener muy poca imaginación y muy pocos recursos
políticos para sostener ese falso argumento. Lo invito a que lea con
detenimiento nuestro programa electoral y certifique que no hay una sola
frase que abogue por un gobierno de los partidos de la burguesía, sean
chavo-burgueses o pro-imperialistas. Explícitamente llamamos a la
conformación de un gobierno de las organizaciones populares y
obreras(Ver: http://laclase.info/teoria/por-un-gobierno-de-las-organizaciones-obreras-y-populares),
nos pronunciamos en contra de las empresas mixtas que favorecen a las
multinacionales y denunciamos la venta a futuro de los productos de las
empresas básicas. Propugnamos que el petróleo sea 100% venezolano y que
la renta sea utilizada para apalancar un plan nacional de obras
públicas, infraestructura y recuperación de las empresas básicas, así
como para desarrollar una real y profunda reforma agraria que nos libere
de la dependencia alimentaria.
Planteamos
iniciar de inmediato la negociación de contratos colectivos en todas
las instancias de las empresas del estado y de la administración
pública, donde existen contratos vencidos y que se someterá a revisión
el pérfido contrato petrolero que los rojo-rojitos, a espaldas de los
trabajadores, acaban de firmarle al ministro Rafael Ramírez y su
candidato presidencial. Del mismo modo que se revisará la recién
impuesta Reforma a la Ley Orgánica del Trabajo que menoscaba los
derechos colectivos de los trabajadores en materia de organización
sindical, negociación de contratos colectivos, derecho a la huelga y que
de paso criminaliza el derecho a la protesta.
Y
para que a usted no le quepa la menor duda, no nos consideramos
foquistas, no somos mesiánicos y mucho menos nos proponemos remplazar a
los trabajadores y al pueblo en su misión histórica de dirigir los
destinos de nuestro país y de la humanidad. Nuestro slogan de campaña es
nítido y lo suficientemente claro: “Los Trabajadores deben gobernar”
Una recomendación
En
los argumentos que esgrimes para apoyar al candidato-Presidente,
intentas aterrorizar a los trabajadores y al pueblo, afirmando que un
triunfo de Capriles significaría la reprivatización de las empresas y
que se revertirían todas las conquistas alcanzadas por nuestro pueblo.
Con esa afirmación, ratificas tu visión mesiánica de los procesos
revolucionarios y tu desconfianza absoluta en la capacidad que tiene el
pueblo y los trabajadores para defender sus derechos. Según tú, palabras
más o palabras menos, el pueblo estará jodido si pierde Chávez.
Lo
primero que habría que decir es que si Chávez pierde será su absoluta
responsabilidad porque él con su política pro-burguesa y anti-obrera
dilapidó el apoyo popular. Y en segundo lugar, la clase trabajadora y el
pueblo tienen suficiente capacidad para defender lo que considera son
sus conquistas. En un primer momento podrá sentir temor de perder el
empleo, como lo siente hoy cuando lo obligan a asistir a marchas o a
donar un día de salario al Psuv, pero más temprano que tarde terminará
reaccionando y reclamará lo suyo. Así fue en el pasado y así seguirá
siendo siempre, no sólo en Venezuela sino en todo el mundo. Los
revolucionarios apostamos no a los falsos dioses, apostamos a los
hombres y mujeres que toman la decisión de forjar su propio destino y
dicho destino siempre será superior a la miseria que nos ofrece la
actual chavo-burguesía o la burguesía pro-imperialista. Recordemos que
fueron los trabajadores y el pueblo los que derrotaron las dictaduras
del pasado, los pactos políticos burgueses y también el golpe del 2002,
cuando Chávez y su gobierno se borraron de la escena política. No hay
razón alguna para dudar que ese mismo pueblo trabajador sea capaz de
defender sus derechos.
Tenemos enormes coincidencias
No
quiero terminar este escrito sin expresarle que nuestra organización y
yo en particular, valoramos mucho las 7 tareas que usted plantea tenemos
los revolucionarios. En términos generales las suscribo y me encolumno
junto a todos aquellos que coinciden con ellas. Son un buen punto de
partida para hacer una discusión abierta y franca, y desde este mismo
instante quiero expresarle que me pongo a plena disposición para abordar
esta seria discusión estratégica. Coincido con su preocupación de que
el gran esfuerzo que hemos hecho los revolucionaros desde hace muchas
décadas no puede someterse a riesgos ni mucho menos dejarse perder esta
excelente oportunidad histórica que la lucha de clases y el fervor de
los trabajadores y el pueblo nos han deparado. Tenemos la enorme
responsabilidad histórica de darle continuidad y profundizarlo en la
dirección acertada.
Dicho lo anterior, sólo me permitiría presentarle las siguientes reflexiones:
¿Será
posible encaminarnos en las siete tareas por usted planteadas llamando a
apoyar un candidato que persigue a los trabajadores, que desconoce sus
derechos, que entregó el 40% de la faja petrolífera del Orinoco a las
multinacionales, que quebró las empresas básicas y que regala sus
productos a precios de gallina flaca? ¿Podremos reagruparnos como
revolucionarios apoyando a un candidato que defiende los intereses de
una clase social opuesta a los trabajadores y que para colmo de males
quiere congraciarse con el conjunto de la burguesía haciendo llamados a
acuerdos políticos y económicos para desarrollar el país? ¿Será posible
luchar por la revolución continental y mundial, apoyando a un candidato
que entrega insurgentes colombianos a los gobiernos genocidas de
Colombia, y que sin ninguna vergüenza respalda a las odiosas dictaduras
del norte de África y el mundo árabe, en particular la siniestra
dictadura Siria?
¿Hay
que luchar contra una corriente de derecha endógena o contra el
Gobierno y el Psuv, que es el partido de la nueva boliburguesía y de la
burocracia de Estado, que disciplinó y arrodilló a los cuadros
revolucionarios y de izquierda? ¿Será posible luchar por la autonomía y
la democracia sindical adaptándose a los nuevos aparatos burocráticos
creados por el gobierno o dando una batalla frontal denunciando al
Presidente-candidato y su gobierno por ser sus gestores? ¿Será posible
desarrollar esta política revolucionaria y de izquierda manteniendo la
hipoteca política de los trabajadores y el pueblo con un
Presidente-candidato y un gobierno burgués nacionalista o respaldando
una candidatura independiente, democrática, clasista, autónoma,
revolucionaria e internacionalista como la que postulamos a través del
Partido Socialismo y Libertad?
Quedo a la espera de su respuesta.
Orlando Chirino
partidosocialismoylibertadpsl@gmail.com
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