Fuente : Kaosenlared
Por Diana Cordero
La banca festeja, la UE festeja, el FMI festeja, los partidos del capital también. Pero acá lo importante es que no terminemos festejando nosotros lo que es una sentencia de muerte a medio plazo, una sentencia lacerante y sin cortapisas.
Palabras vacías que disfrazan una realidad que
se viene durísima. La banca festeja, la UE festeja, el FMI festeja, los
partidos del capital también. Pero acá lo importante es que no
terminemos festejando nosotros lo que es una sentencia de muerte a medio
plazo, una sentencia lacerante y sin cortapisas. Este rescate que nos
dicen que será sin imposiciones en realidad implicará un antes y un
después en nuestras vidas.
Sabemos que la banca no pagará -nunca paga- y querrán que terminemos
pagando los de siempre. Esto significa nuevos cierres de fábricas, más
recortes en los servicios de salud y educación, más parados, más
impuestos, despidos en la administración pública y en el sector privado
es decir, un día a día dificultoso, con una población desprotegida y
vulnerable, sin las más elementales garantías de nuestros derechos
básicos. Lejos quedó el otrora existente “estado del bienestar”
socialdemócrata, que ya se encuentra desdibujado, precario, y al alcance
de unos pocos.
Hay mucha indignación y alarma - no ya por los ataques a la economía
del pueblo trabajador que viene desde hace años- sino por la
manipulación y el mensaje que nos llega a través de los medios que dicen
que debemos alegrarnos con este “préstamo a los bancos”. Mentira! Éste
no es sino un rescate puro y duro disfrazado. Lo único que cambian son
las palabras.
“No somos Grecia”, “Este no es un rescate como el de Portugal, Grecia
e Irlanda”, “Se trata de un préstamo suave”: También es mentira.
Cuidado, los medios, el gobierno y algunos dirigentes de la
partidocracia nos repetirán esas consignas una y otra vez, hasta que las
hagamos nuestras. Lo importante es no creerles.
Escuchar que las condiciones impuestas por el Eurogrupo se limitarán
al sector financiero es que sigan tomándonos por idiotas. Leer en El
País que este rescate significa que “La ayuda a España es una doble
apuesta de la Unión por el euro y el proyecto europeo” es poco menos que
insultante. Que un grupo de “opinadores” nos diga que es una última
oportunidad que Europa nos da para demostrarles que somos serios, nos
llena cuanto menos de asco.
Pero hay una palabra que nos sirve y es la palabra oportunidad. Y
esta es una oportunidad que tenemos para salir de esta debacle de
manipulación y saqueo, de políticas genocidas, y abandonar ese falso
paradigma de que “no somos Grecia” con el cual tratan de domesticarnos y
dividirnos.
Es que las personas con cáncer no tratado por falta de médicos y
servicios, la desnutrición de lxs niñxs, la desesperación de lxs paradxs
y la falta de horizonte, la rebelión de los heroicos mineros que hoy
luchan a abrazo partido ante los recortes, el 15-M en los barrios
organizándose, nos muestran que sí somos Grecia, sí somos igual a
cualquier territorio que está siendo atacado y despojado de su dignidad,
sí somos como cualquier pueblo arrasado por las políticas neoliberales.
¿Acaso no es un orgullo que nos comparen con un pueblo que lucha como
el griego, como el argentino, como el venezolano? ¿Acaso no sabemos que
pretende el enemigo al instaurar esta falsa y prepotente creencia de
“europeismo” que solo beneficia a los grandes de la UE en detrimento del
los del sur, de los países europeos de segunda?
Que no nos confundan, que no nos sigan engañando, en realidad, no nos
dejemos engañar. La única salida es ponernos de pie y luchar de una vez
por todas contra este sistema asesino, que viene rebanando y avanzando
sobre los derechos humanos de una gran parte de la población y que a
partir de este rescate se prepara para darnos la estocada final.
Podrán por oportunismo político algunos partidos capitalistas decir
que este recate es una “mala noticia para España”, o denunciar que sí
habrá recortes, o mostrar una falsa preocupación por las consecuencias
en nuestra economía, o “exigir” explicaciones al gobierno. Pero tampoco
acá debemos engañarnos. Este proceso no se inició hoy, sino hace tiempo y
fue avalado y consentido por todos aquellos partidos que ven que la
única salida es más capitalismo. Un capitalismo que nos pintan como
“humano” si es bien administrado, pero esto encierra en si mismo una
falsedad rotunda: jamás el capitalismo ha sido un sistema al servicio de
la gente y sus necesidades, sino todo lo contrario. El capitalismo
tiene más que ver con la muerte, la destrucción y el exterminio.
Son muchos los peligros y muchos los desafíos. Y los hay de todo
tipo. Los riesgos de manipulación y domesticación por parte de los
partidos y los medios masivos, la avalancha de recortes que nos dejarán
más pobres y carentes, la represión a la que tendrán que apelar cuando
protestemos e intentemos resistir, cuando salgamos a las calles.
Por eso la única posibilidad es que nos organicemos, que apelemos a
las organizaciones de base social y sindical, para que cada espacio sea
un espacio de lucha. Durante este tiempo los movimientos de base se han
multiplicado y sus acciones se esparcen por todo el Estado español. Se
deben multiplicar exponencialmente para que logremos un frente sólido y
con respuestas contundentes.
Resistir es una tarea múltiple que tiene dos ejes principales no
creer en las mentiras de los agentes neoliberales y de aquellos que
históricamente nos han traicionado, salir a denunciarlas, y organizarnos
para resistir ante cada avanzada de ajustes y tijeretazos. Esta
intervención que ya existe y que a partir de hoy se hará más ostensible,
solo podremos combatirla en las calles.
Noticia: Algunos de los ajustes (solo algunos) que se exigirá a España por el rescate
De agencias.
El mandatario español aseguraba hace diez días que no se produciría
un rescate. Este sábado, de confirmarse la intervención, los acreedores
del préstamo a España -es decir la Unión Europea, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Central Europeo- viajarían a la capital
española para convertirse en una especie de órgano de control que
supervisaría al Gobierno de Rajoy. Entrarían a los ministerios y
tendrían acceso a las cuentas del Estado. Establecerían cómo pagará
España la ayuda a los bancos privados, y con toda seguridad, la troika y
Madrid firmarían un crédito para refinanciar la deuda pública española.
Impuestos por consumo indirecto. Con el rescate, un
aumento del IVA se da casi por descontada. El incremento de este
impuesto regresivo -cuyo efecto lo sienten más las clases bajas- podría
llegar al 21% para cualquier tipo de producto, incluidos los de primera
necesidad (hoy en el 8%) y para otros productos y servicios de uso
habitual (en el 18%). En ese caso, el precio de la comida subiría de
manera repentina en torno a un 17%.
Es de esperar, por otra parte, impuestos especiales sobre el tabaco y
las bebidas alcohólicas. Subiría además la tarifa por el consumo de luz
y se impondrían más peajes en las carreteras.
Menos funcionarios y menos sueldo. Al igual que ha
sucedido en los tres países intervenidos hasta ahora -Grecia, Irlanda y
Portugal- el Gobierno reduciría el número de funcionarios y bajaría los
sueldos de los que conservaran el trabajo. Esta iniciativa no es nueva,
porque en 2010, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero redujo el
salario un 5% de promedio a los trabajadores del Estado, y después
mantuvo los salarios congelados para los dos años siguientes.
Así ha sucedido en Grecia, que ya ha eliminado 200.000 puestos
públicos, y en Portugal, que durante 2011 redujo en 20.000 el número de
funcionarios en todo el país, además de aumentar en media hora la
jornada laboral y de suprimir dos pagas extra que tenía la plantilla.
Más drástico fue el recorte en Irlanda, donde ya se suprimieron 37.500 plazas y se prevé 23.500 más antes de 2015.
Recorte en las pensiones. La troika exigiría más
recortes, como le impuso previamente a Grecia, Irlanda y Portugal, en un
sector ya tocado por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, como lo es el
de las pensiones. Nunca, desde el retorno de la democracia, se habían
tocado las jubilaciones. Hasta que llegó 2011, cuando las partidas
fueron congeladas. No hay que olvidar que el Gobierno aprobó una reforma
a las pensiones que retrasa la edad de jubilación a los 67 años, una
iniciativa que se irá implantando de manera progresiva hasta 2027.
No sería éste el único cambio. No hay que descartar la privatización
de empresas públicas -ya se hizo un intento con el canal II de Isabel,
en Madrid, que gestiona el agua de toda la Comunidad.
Es probable también que se reduzca la prestación por desempleo, que
en España puede cobrarse hasta por dos años, según el tiempo que se haya
cotizado a la seguridad social.
La reforma laboral que el Gobierno impuso por decreto en febrero
pasado suavizaba las condiciones de despido, abarataba los costes a las
empresas, y debilitaba el poder de los sindicatos al flexibilizar la
negociación colectiva, lo que fortalecía a la empresa para negociar
directamente con el trabajador. Ello no impide que entre las condiciones
impuestas por la troika esté ahora la de bajar aún más sueldos e
indemnizaciones en caso de despido.
Salud y educación. No se salvan sectores
fundamentales en el Estado de bienestar como estos dos. Hace semanas, el
Gobierno de Rajoy acometía un recorte de 10.000 millones de euros en
ambos sectores. Esta medida podría reforzarse en estos días con otras
iniciativas, como la supresión de becas o el copago sanitario, como ya
funciona en Grecia y Portugal, y el cual establece un pago fijo por ir
al médico o incluso a urgencias.
Viviendas. Difícil será suponer que las viviendas
sean dejadas de lado. La Comisión Europea tiene entre ceja y ceja desde
hace tiempo a la desgravación fiscal por compra de vivienda que
restableció el PP -había sido eliminada un año antes por Zapatero-, así
que no sería raro que entre las exigencias a España se incluya la
supresión de este incentivo, pues la UE considera que la desgravación
alimentó la burbuja inmobiliaria y provocó el endeudamiento de las
familias españolas.
Mientras las comunidades autónomas se someten entre tanto a un
reajuste de su presupuesto, el Gobierno central firmaría el Memorándum
de Entendimiento con la Comisión Europea, que establece las condiciones
de pago para devolver el crédito.
Ese crédito, claro está, no será inyectado en la economía para tratar de reflotar una sociedad que arrastra más de 5 millones de parados. La ayuda de la troika a España, en realidad, es un rescate a la banca, aunque el que pondrá la cara en su nombre será el Estado español.
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