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sábado, 31 de marzo de 2012

Vzla: Cisneros: De "fascista" a "bolivariano"



Afiche de los días cuando el gobierno
calificaba a Cisneros como enemigo
Extraído del libro "Venezuela: La revolución como espectáculo. Una crítica anarquista al gobierno bolivariano" de Rafael Uzcátegui.   El Libertario.
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Que el gobierno bolivariano sea más y no menos globalización lo evidencia, además, el tipo de actores económicos que han prosperado y emergido durante su mandato. Wilmer Ruperti, tras su meteórico enriquecimiento a partir del paro petrolero del año 2002, se ha dedicado al negocio de los medios de comunicación inaugurando una TV de noticias y entretenimiento 24 horas, Canal I; comprando el circuito radiofónico Radio Rumbos y un pequeño tabloide capitalino, el Diario de Caracas , e intentado, infructuosamente, de adquirir uno de los periódicos nacionales tradicionales de Venezuela: El Universal . Orlando Castro Llanes, un antiguo banquero fugado de Venezuela tras un desfalco bancario realizado el año 1994, reapareció en el negocio de los seguros de vida fundando una compañía llamada Proseguros tras la elección de Hugo Chávez como presidente. Actualmente forma parte de la directiva de Bolivariana de Seguros, una empresa de la cual se ha anunciado que acaparará las pólizas de seguro de los organismos gubernamentales. El dueño del quinto banco más próspero del país, Banesco, es un apologista de las políticas económicas del gobierno en los medios de televisión estatales. Juan Carlos Escotet ha dicho que “ahora los empresarios venezolanos tienen mayor y mejor mercado gracias al mejoramiento de las condiciones de poder de compra de la población y el entorno social” . 

Sin embargo, quien mejor evidencia la convivencia entre los sectores locales representantes de la economía global y el proceso bolivariano es el empresario venezolano modelo de prosperidad en el capitalismo informacional: Gustavo Cisneros.

Gustavo Cisneros nació en Caracas en 1945, y según la revista Forbes posee una fortuna calculada en 6.000 millones de dólares estadounidenses, ubicándose en el nº 119 en la lista de los mayores magnates del mundo . Su riqueza proviene, principalmente, de sus empresas de telecomunicaciones y afines, siendo las más importantes Venevisión International, Venevision Productions, Movida en los Estados Unidos, y Venevisión y Cervecería Regional en Venezuela, todas agrupadas bajo la tutela de la Organización Cisneros. Además, es dueño del equipo de béisbol venezolano Leones del Caracas. Las empresas que forman la Organización Cisneros operan en más de 50 países en América, Asia y Europa. Se calcula que 35.000 personas en los Estados Unidos trabajan para el conglomerado. Cisneros, un evidente opositor del presidente Chávez en los primeros años de su mandato, fue señalado por el semanario estadounidense Newsweek como “vértice” del complot para derrocarlo mediante un golpe de Estado en abril del 2002 . En un discurso pronunciado el 10 de enero del 2003, Chávez se refería al empresario en términos que claramente lo definía como uno de sus mayores adversarios: “por allá por Naciones Unidas muy cerca de las instancias máximas anda uno de ellos, anda un fascista, anda un golpista y que es dueño de una televisora aquí en Venezuela que se llama Gustavo Cisneros, ese es uno de los más grandes responsables de lo que aquí está pasando en Venezuela, uno de los más grandes responsables y yo lo acuso ante el pueblo y ante el mundo por golpista y por fascista” . Un año después, sorpresivamente, se realiza el 18 de junio de 2004 una reunión entre el empresario y el presidente, con la intermediación del ex gobernante estadounidense Jimmy Carter. Dos días posteriores al encuentro, al explicar su entrevista con el hombre de negocios, Chávez cambiaba los calificativos de “golpista” y “fascista” por el de “señor”: “Yo al señor Cisneros le dije y le di mano, bienvenido, bienvenido y que gusto me da que nos podamos sentar a conversar porque usted es un venezolano, y vamos a tomarnos un café y vamos a conversar, y lo haría con cualquier venezolano que de verdad quiera venir a hablar de cosas serias. Dentro de la Constitución todo, fuera de ella absolutamente nada” . En días siguientes, en una entrevista realizada por el director del diario Últimas Noticias, de tendencia oficialista, Eleazar Díaz Rangel, expresó: “Cisneros sabe que él, su medio, su empresa y su familia puede coexistir con este proyecto, siempre y cuando respete la Constitución y las leyes, y reconozca las autoridades como lo ha venido haciendo”


Por su parte Gustavo Cisneros también recordó el encuentro:
“Hablamos extensamente acerca del problema de la pobreza en Venezuela. El Presidente Chávez y yo,  compartimos la misma opinión: el tema de la pobreza debía unir al país, sobre todo en vista del alto  crecimiento de hogares que se colocaban bajo la línea de la pobreza. Por mi parte, insistí en que una vez  finalizado el proceso de referendo, el diálogo nacional debía enfocarse en la búsqueda de soluciones al     citado problema. Manifesté que los venezolanos debían dirigir sus esfuerzos a mejorar la educación y a  estimular las capacidades empresariales nacionales, para así competir exitosamente en los mercados   mundiales” .
Ambas partes han repetido que aquel día no se realizó ningún pacto, y salvo las especulaciones, no se ha conocido el contenido íntegro de dicha reunión. Sin embargo, un hecho verificable es que la línea editorial de la estación de televisión propiedad de Gustavo Cisneros en Venezuela, Venevisión, cambió a partir del cónclave: de favorecer ampliamente a un extremo del espectro político a difundir pródigamente al otro. Una evidencia de su repentina mudanza ideológica se registró en el Informe Final Elección Presidencial Venezuela 2006, realizado por la Unión Europea, a propósito de su papel como observador internacional de la contienda electoral presidencial del año 2006, evento donde el presidente Chávez logró su reelección como primer mandatario: “El tono de Televén y Venevisión fue poco crítico en general con las dos principales coaliciones, pero, desde un punto de vista cuantitativo, las dos favorecieron abiertamente la posición oficialista. Venevisión dedicó 84% del tiempo de información política a la posición oficialista y sólo 16% a la coalición “Unidad” –opositora-, mientras que Televén le dio 68% a la coalición de Chávez y 32% a la de Rosales”.

¿Qué puede ganar el canal de televisión de un empresario global como Gustavo Cisneros al promocionar tan generosamente la opción política de un presidente que afirma “construir el socialismo”? Ser, sin competencia, el canal televisivo de señal abierta con mayor audiencia en un país de 28 millones de consumidores. Efectivamente, tras la decisión gubernamental de no renovarle la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV), competidor tradicional de Venevisión, el canal cuenta con los niveles de sintonía más altos en toda la historia de la pantalla chica en Venezuela. RCTV, la televisora privada más antigua del país, transmitió durante 54 años por el Canal 2. El 27 de mayo de 2007, a las 11 y 59 de la noche, finalizó sus transmisiones por señal abierta tras la decisión gubernamental de no renovar su concesión de emisión pública radioeléctrica. La razón fundamental de la medida fue la participación del canal en el golpe de Estado del año 2002, al no transmitir una serie de eventos protagonizados por seguidores del presidente Chávez e incitar a la rebelión militar y civil en contra del gobierno democráticamente electo. Sin embargo, a Venevisión, que realizó el mismo tipo de cobertura de aquellos eventos, con idéntico sesgo, le fue renovada su concesión el 25 de mayo del 2007, tres años después de la reunión Chávez-Cisneros-Carter. RCTV era el canal con mayor sintonía de Venezuela (alrededor del 36%), seguido de cerca por Venevisión (alrededor del 34%), pareja que monopolizaba tanto la audiencia como la inversión publicitaria en televisión. Ambas estaciones desarrollaron, durante décadas, una competencia feroz por la preferencia de los espectadores y espectadoras, por lo que a contracorriente del discurso gubernamental que lo razonaba como “democratización del espacio radioeléctrico”, la salida del aire de RCTV beneficiaba directamente a Venevisión. 5 meses después, en octubre del 2007, el canal de Gustavo Cisneros acaparaba el 51% del total de la sintonía . Para septiembre del 2008 se calculaba que de cada 100 personas que estaban viendo la televisión en el país caribeño 67 estaba sintonizando Venevisión, seguida, de lejos por Televen, con 28 espectadores .

Los medios publicitarios venezolanos han mantenido sus ganancias en la mayor de las discreciones. Se conoce que la televisión abierta ocupa en la industria cerca del 60% al 65% de la inversión publicitaria del país. Sin embargo, declaraciones de Mari Pili Hernández, periodista, ex-Viceministra de Relaciones Exteriores de Venezuela para América del Norte y directora del Canal de televisión i, nos pueden dar una idea de la magnitud del negocio del mercadeo en pantalla chica en tiempos bolivarianos. A raíz de la no renovación de la concesión a RCTV, en el año 2007, afirmó: “El año pasado -2006-, la ganancia de la preventa publicitaria de Radio Caracas Televisión fue de, aproximadamente, 360 mil millones de bolívares. Como todos los años, la torta publicitaria aumenta; el cálculo para este año estaría por encima de los 420 mil millones de bolívares”. La comunicadora social, defensora del presidente Chávez, fue asertiva en su declaración al preguntarse: “Ese dinero, ahorita, no tiene dueño, porque RCTV no está al aire, pero ¿quién se queda con ese dinero?” . La respuesta no ofrece sorpresas. Jhon Da Silva, un blogger venezolano especializado en mercadeo, calculó: “hagamos un ejercicio, si tenemos una marca que sea para todo (sic) el mundo tipo Movilnet –marca de telefonía celular estatal- (...) si nos rigiéramos por los números estrictamente estaríamos invirtiendo cerca del 60% del presupuesto de mercado en Televisión Abierta, de los cuales Venevisión tendría 67% de ese presupuesto 28% Televen y 5% Globovision” .  Si la Cámara de Servicios de Telecomunicaciones (Casetel) estimó que para el año 2006 la inversión publicitaria de las compañías de celulares fue de 150 millones de dólares , haciendo la proyección respectiva tendríamos que el canal de Gustavo Cisneros, sólo por facturación proveniente de la promoción de teléfonos celulares, ganaría al año más de 65 millones de dólares.

Esta coexistencia pactada entre uno de los empresarios mas ricos del mundo y el líder del proceso bolivariano significa el refinamiento de la interacción compleja entre la institucionalidad promovida por el movimiento chavista y la economía globalizada. Esta perspectiva es clave para entender el desenlace del conflicto por el control del espacio televisivo en Venezuela. Si Venevisión representa en su área el nodo local mejor vinculado a la red de capital global, RCTV personifica al del empresariado histórico cuyos modos de generación de riqueza tradicional han sido progresivamente desplazados por los flujos informacionales característicos de nuestro tiempo . Como lo testimonia El libro blanco sobre RCTV, esta compañía es propiedad de Peter Bottome, Marcel Granier, Alicia Phelps, Alberto Tovar Phelps y Guillermo Tucker Arismendi. Su fundación, por parte del empresario William H. Phelps, fue producto de un proceso de acumulación familiar de riqueza que se inició con la exportación de café y se cristalizó en 1920 con la importación y comercialización en el país de productos característicos de la revolución industrial: Máquinas de coser Singer, Máquinas de escribir Underwood y automóviles Ford. Esta acertada interpretación de la vanguardia técnica como generadora de riqueza, no tuvo para los herederos Phelps, casi un siglo después, un equivalente en las innovaciones de las tecnologías informacionales. El que si calibró correctamente la dirección de los cambios fue Gustavo Cisneros. En una de sus biografías se lee:
 “A mediados de los años 90´, el Grupo hizo una pausa para evaluar su situación. Ese esfuerzo   introspectivo produjo dos decisiones importantes: una de ellas fue concentrarse en los negocios de rápido  crecimiento que mejor conocía y entendía —o que consideraba que podría aprender con rapidez—  incluida la transmisión y programación de televisión, las telecomunicaciones e Internet. La segunda decisión fue reducir su presencia en Venezuela al mínimo absoluto, dejando en el país a Venevisión y las empresas relacionadas estrechamente con ella” .

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