Van 504 muertos. Es el número de personas fallecidas durante el mes de enero de 2017 y no es de Siria el país del que hablamos. Es Venezuela.
Esta cantidad pudiera ser en principio increíble, pues se supone que vivimos en un país donde aparentemente la única guerra que existe es la económica, según la retórica del gobierno. Es decir, Maduro niega la violencia que padecemos.
Las fuentes oficiales, especialmente el sistema público de medios, sólo visibiliza de manera tendensiosa, calificándolas como actos de violencia o vandálicos, con fines claros de criminalizar, tanto las acciones sindicales, como las comunitarias, estudiantiles y políticas, realizadas por las organizaciones sociales en lucha por sus derechos. También son presentadas como "violentas" las actuaciones legítimas de quienes adversarmos las políticas gubernamentales empobrecedoras y entreguistas. Pero la verdad cotidiana, que es la verdad del pueblo, no aparece en la prensa oficial. La verdad diaria es el miedo y la muerte a la vuelta de la esquina.
Una publicación de esta primera semana de febrero 2017, en el portal El Cambur, producto de la investigación del periodista Jeanfreddy Gutierrez, titulada "Venezuela, cuarto país del mundo con mayores costos económicos por violencia y primero por homicidios", nos aporta datos que helarian la sangre a los países que padecen guerras declaradas.
Los costos con motivo de la violencia representan el 36% del PBI venezolano. El dato proviene de un estudio mundial, comentado en el citado artículo y que reproducimos parcialmente.
La fuente de esta información es el Institute for Economics por Peace (IEP), cuyo informe de diciembre de 2016, realiza un mapeo mundial de los impactos económicos de la violencia por país.
De acuerdo al informe 2016 del IEP, Venezuela tiene el 4to. lugar, después de Siria, Irák y Afganistán. El estudio indica estos costos, respecto al Producto Interno Bruto, que para nuestro país sería de 42,8%.
En la lista mundial de los 10 peores casos, se encuentra Sudán del Sur, Honduras, Colombia, República Centro Africana, Corea del Norte y Lesotho, aunque con impactos menores al 40%.
De estos países, 6 afrontan conflictos armados internos, mientras que los 3 latinos poseen altas tasas de violencia doméstica y el asiático, debido a su alta militarización.
Destaca Gutierrez que "Venezuela tiene el mayor impacto económico por homicidios del mundo, con 36% del PIB", seguido por Honduras con un 30%, Lesotho 22%, El Salvador 14% y Colombia 14%.
De paso, Venezuela es el pais con mayor cantidad de población con miedo al crimen: 75%. Es decir, 20 puntos más que el promedio para la región sudamericana y es el segundo peor país, en el Índice Global de Paz 2016, antecedido por Colombia.
Según los datos del informe comentado, mundialmente la violencia cuesta 13,6 billones de dólares. En Venezuela costó 79.613 millones de dólares: unos 2.594 $ per cápita, según la paridad más baja u oficial de la tasa de cambios, tomando como base poblacional los datos actualizados del INE.
El investigador Gutiérrez señala que el informe del IEP es el principal indicador mundial sobre "métricas para analizar la paz y cuantificar su valor económico". El método del IEP considera los índices mundiales y nacionales, para calcular el costo de la violencia, según el nivel de riesgo por país y utiliza el término de "paz positiva".
Según Gutiérrez el IEP "usa una metodología basada en 16 categorías distintas de gastos en actividades relacionadas a contener, prevenir o lidiar con las consecuencias de la violencia. Se incluyen costos directos e indirectos solo del año del estudio. Entre los primeros se incluye el presupuesto en compras militares, sistema judicial y de salud y policías. Entre los indirectos se incluyen, la caída de la productividad por salir herido, la pérdida económica de por vida por un asesinato, el dolor y el trauma de haber sido víctima de violencia y la reducción del crecimiento económico por estar en una guerra o conflicto de larga data". El informe del IEP excluye la violencia doméstica, el gasto privado en seguridad, costo del crimen en los negocios y la violencia autodirigida, entre otros.
Nuestra crisis económica tiene un alto componente de violencia, que conlleva a invertir un dinero que bien pudiera destinarse a salud, educación y bienestar social. Este factor de la violencia, a su vez, debe ser incluido entre los componentes que caracterizan al gobierno y a su política como una de las más nefastas que hayamos tenido en la historia contemporánea del país y desnuda claramente al falso socialismo de Maduro.
Defensora de derechos humanos (*)
Integrante de Ccura.
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