Marino Alvarado
Algunos sectores del gobierno intentaron pero no pudieron ocultar la masacre de los mineros en Tumeremo. Primero, descalificaron a los denunciantes y después llegaron a afirmar que era una masacre virtual. Para ello se usó el “canal de todos los venezolanos” y las redes sociales del gobierno o que son parte de su coro.
Luego, cuando ya era imposible ocultar la verdad salieron rápidamente a presentar hipótesis, por supuesto, todas descartando la posible participación de funcionarios del Estado: policías y militares.Pero en Tumeremo se dejó constancia de varios aspectos que deben servir de lección para todas y todos en el país.
Primero: La importancia de denunciar. Se conoció la masacre porque hubo sobrevivientes que a pesar del terror vivido se atrevieron a denunciar. Contaron lo que pasó y guiaron a las autoridades al lugar donde se produjo.
Segundo: La firmeza de los familiares de las víctimas, no solo en denunciar, sino en alzar su voz lo más alto posible recurriendo a una forma de llamar la atención de las autoridades y de los medios como lo fue cerrar la vía exigiendo que se investigara la denuncia. Fueron amenazados con la policía y la Guardia Nacional pero mantuvieron su protesta. Finalmente, se les reprimió pero ya habían cumplido su objetivo: La calle sirvió para denunciar ante el país y el mundo que había una masacre y que tenían que investigarla.
Tercero: La solidaridad. Cientos de pobladores se solidarizaron con los familiares, les dieron ánimo y resguardo.
Estos tres elementos se asemejan a lo ocurrido en la masacre de El Amparo en 1988. Unos sobrevivientes valientes, unos familiares decididos a denunciar y un pueblo solidario dándoles apoyo. En aquella oportunidad cientos de organizaciones sociales y sobre todo el movimiento estudiantil se lanzó a la calle a exigir justicia. En esta oportunidad, hubo una diferencia, muchos de aquellos líderes sociales que reclamaron justicia en El Amparo, en la masacre de Tumeremo, guardaron silencio o se unieron al coro que intentó ocultar la masacre.
Debo resaltar un cuarto aspecto: La importancia de haber contado con una Asamblea Nacional no sometida al Poder Ejecutivo. La valentía del diputado Américo de Grazia que no sólo hipotecó su futuro político como voz solitaria junto a los familiares denunciando la masacre, sino continuando adelante pese a las amenazas recibidas. Y contar con una Asamblea independiente favoreció que se debatiera y designara una Comisión. Triste papel de algunos diputados del gobierno, afortunadamente pocos, que actuaron con indolencia frente a la denuncia.
Bien por el Defensor del Pueblo de haberse trasladado al lugar de los acontecimientos pues eso le dio más confianza a los sobrevivientes y familiares para detallar la denuncia. Preocupante sí, que a veces parecía ser el vocero del Ejecutivo Nacional o del Ejecutivo regional.
Al César lo que es del César. La Fiscalía actúo de manera rápida, cuando incluso desde algunos sectores oficiales se continuaba negando la masacre. La Fiscal General actuó con ponderación, como correspondía y le queda ahora la responsabilidad de informar al país, cuando lo considere oportuno, la verdad de lo ocurrido. No solo de autores materiales, sino también, si hubo o no participación de funcionarios del Estado y de posibles autores intelectuales. Pero además, no se trata solo de encarcelar a los culpables, hay que dar atención integral a los familiares de las víctimas y adoptar medidas para que tales situaciones no se repitan.
Finalmente una palabras con todo respeto al gobernador Francisco Rangel Gómez. Renuncie. Usted no solo le mintió al país y se burló de las familias en medio del dolor que las aquejaba. No ha tenido la más mínima voluntad de reconocer sus errores. Un error de tal magnitud es más que suficiente para abandonar el cargo. Usted demostró una gran insensibilidad ante las familias y usó los recursos del Estado para contrarrestar los reclamos de justicia.
A los familiares y amigos de las víctimas mis expresiones de solidaridad y aliento para seguir reclamando justicia. Nunca más otra masacre en Venezuela.
[Tomado de http://www.derechos.org.ve/2016/03/24/las-ensenanzas-en-tumeremo-marino-alvarado.]
Segundo: La firmeza de los familiares de las víctimas, no solo en denunciar, sino en alzar su voz lo más alto posible recurriendo a una forma de llamar la atención de las autoridades y de los medios como lo fue cerrar la vía exigiendo que se investigara la denuncia. Fueron amenazados con la policía y la Guardia Nacional pero mantuvieron su protesta. Finalmente, se les reprimió pero ya habían cumplido su objetivo: La calle sirvió para denunciar ante el país y el mundo que había una masacre y que tenían que investigarla.
Tercero: La solidaridad. Cientos de pobladores se solidarizaron con los familiares, les dieron ánimo y resguardo.
Estos tres elementos se asemejan a lo ocurrido en la masacre de El Amparo en 1988. Unos sobrevivientes valientes, unos familiares decididos a denunciar y un pueblo solidario dándoles apoyo. En aquella oportunidad cientos de organizaciones sociales y sobre todo el movimiento estudiantil se lanzó a la calle a exigir justicia. En esta oportunidad, hubo una diferencia, muchos de aquellos líderes sociales que reclamaron justicia en El Amparo, en la masacre de Tumeremo, guardaron silencio o se unieron al coro que intentó ocultar la masacre.
Debo resaltar un cuarto aspecto: La importancia de haber contado con una Asamblea Nacional no sometida al Poder Ejecutivo. La valentía del diputado Américo de Grazia que no sólo hipotecó su futuro político como voz solitaria junto a los familiares denunciando la masacre, sino continuando adelante pese a las amenazas recibidas. Y contar con una Asamblea independiente favoreció que se debatiera y designara una Comisión. Triste papel de algunos diputados del gobierno, afortunadamente pocos, que actuaron con indolencia frente a la denuncia.
Bien por el Defensor del Pueblo de haberse trasladado al lugar de los acontecimientos pues eso le dio más confianza a los sobrevivientes y familiares para detallar la denuncia. Preocupante sí, que a veces parecía ser el vocero del Ejecutivo Nacional o del Ejecutivo regional.
Al César lo que es del César. La Fiscalía actúo de manera rápida, cuando incluso desde algunos sectores oficiales se continuaba negando la masacre. La Fiscal General actuó con ponderación, como correspondía y le queda ahora la responsabilidad de informar al país, cuando lo considere oportuno, la verdad de lo ocurrido. No solo de autores materiales, sino también, si hubo o no participación de funcionarios del Estado y de posibles autores intelectuales. Pero además, no se trata solo de encarcelar a los culpables, hay que dar atención integral a los familiares de las víctimas y adoptar medidas para que tales situaciones no se repitan.
Finalmente una palabras con todo respeto al gobernador Francisco Rangel Gómez. Renuncie. Usted no solo le mintió al país y se burló de las familias en medio del dolor que las aquejaba. No ha tenido la más mínima voluntad de reconocer sus errores. Un error de tal magnitud es más que suficiente para abandonar el cargo. Usted demostró una gran insensibilidad ante las familias y usó los recursos del Estado para contrarrestar los reclamos de justicia.
A los familiares y amigos de las víctimas mis expresiones de solidaridad y aliento para seguir reclamando justicia. Nunca más otra masacre en Venezuela.
[Tomado de http://www.derechos.org.ve/2016/03/24/las-ensenanzas-en-tumeremo-marino-alvarado.]
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