Por: Simón Rodríguez Porras
La crisis económica y social, cuyos efectos más destructivos padece la mayoría empobrecida de los venezolanos, ha puesto al descubierto que tanto el gobierno y sus organizaciones políticas, como los partidos de la MUD, coinciden en cuanto a las fórmulas para enfrentar el desabastecimiento, la inflación y el estancamiento económico.
En la MUD, desde los más recalcitrantes como María Corina Machado y Leopoldo López, hasta los partidarios de los pactos con el gobierno como Chuo Torrealba, AD y Primero Justicia, coinciden con Maduro, Diosdado y el conjunto de diputados, gobernadores y alcaldes del Psuv, en la promoción de medidas como aumentar drásticamente el precio de la gasolina, mantener los aumentos salariales por debajo de la inflación, devaluar más la moneda, mantener los subsidios estatales a la banca privada y el gran comercio importador, aumentar las tarifas del transporte y los servicios públicos, e incrementar los precios de los alimentos y productos de consumo básico. En estas cuestiones sólo tienen diferencias en cuanto a la rapidez y la profundidad con la que se debe acometer el ajuste contra la población.
Es una ironía que los partidos que acaparan el 98% del espacio político en nuestro país representan los intereses de apenas el 2% de la población constituida por boliburgueses, banqueros, grandes empresarios, latifundistas, y representantes locales de las transnacionales.
Es necesario construir una organización política que plantee con claridad que la crisis deben pagarla quienes la generaron, los capitalistas y los burócratas corruptos, los cuales se han apoderado de la renta petrolera y de las ganancias producidas por el esfuerzo de millones de trabajadores, tal y como ha ocurrido en este país durante el último siglo.
Tenemos que organizar la resistencia al ajuste en cada fábrica, universidad, en cada barrio y campo en el que la gente sufre los embates de la crisis y la amenaza de nuevas medidas económicas antipopulares por parte del gobierno. No es suficiente quejarse con nuestros allegados sobre el hundimiento del país y la depauperación de los salarios, es necesario articular esfuerzos en una alternativa política, un partido verdaderamente revolucionario de trabajadores, estudiantes, campesinos, mujeres.
Una organización sin líderes iluminados ni corruptos o burgueses, un partido que defienda transformaciones estructurales para que la industria petrolera sea 100% venezolana, sin transnacionales ni empresas mixtas, la reforma agraria, educación y salud pública gratuita y de calidad, empleo y salarios dignos. El Partido Socialismo y Libertad constituye un esfuerzo en la dirección de construir esa alternativa política.
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