Si vivos los llevaros,
vivos los queremos.
Por: Emily Barrios
El secuestro de 43 estudiantes normalistas en México a manos de narcotráfico, y es presumible con participación de elementos del Estado, es un hecho que no puede ser visto sino con una gran indignación. Desde el momento en el que se alegó el secuestro entre los días 26 y 27 de septiembre, en estas latitudes uno se llena de angustias, y preguntas sobre lo que ocurrió en las tierras de Frida Kahlo y Emiliano Zapata. Lo que si se nota hasta el día de hoy, es que las movilizaciones de estudiantes no se detienen en exigencia de que aparezcan con vida, pues como ellos dicen: Si vivos los llevaros, vivos los queremos.
Han pasado más de dos meses, y en Venezuela, casi nadie dice nada. Y es que ¿Será para no decir algo? La indignación ante este hecho pareciera solo quedar en el terreno de lo individual y no asumir el espacio de lo colectivo. No se manifiesta en barrios, liceos y universidades, ¿En ningún salón de clases? Para las organizaciones juveniles de los que se llaman socialistas, ¿no está en sus agendas la denuncia y la solidaridad ante un abominable hecho como éste? ¿Qué más se tendrá que esperar? ¿Será que la juventud en Venezuela está tan sumida en sus propios conflictos que no tiene cabeza para solidarizarse con la juventud y los normalistas mexicanos?
Los 43 estudiantes normalistas fueron callados por decir la verdad, por simplemente reclamar sus derechos. Siempre se ha dicho que la verdad duele, Pero….… ¿Duele a quien y tanto como para asesinar de la forma más abominable a los más indefensos? ¿La policía, es un órgano para “proteger al ciudadano” de la delincuencia principalmente, o es un órgano que debe actuar como si sus integrantes fuesen delincuentes? ¿Esto es en México y en Venezuela, lo calcan igual? Sin fronteras el narcotráfico y los capitales actúan; como reclamamos deben actuar los trabajadores y estudiantes en defensa de sus derechos. ¿No es acaso este el momento como para que se temple el acero y se establezcan lazos y movilizaciones en solidaridad?
No se puede callar la voz de la verdad a la fuerza porque tarde o temprano la verdad saldrá a la luz. Debemos identificar al gobierno que pretende tapar su corrupción, desapareciendo a todo aquel que exprese libremente sus pensamientos, porque simplemente cuando la corrupción es tan grande no hay nada que ocultar.
Hoy vale mucho defender y recordar a Ali, cuando decía: "la inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva, lo salvará su conciencia y en eso me apuesto el alma”. Hoy la juventud necesita voz propia, y no será entre los que guardan silencio, que encontraremos la mano alzada en solidaridad con Ayotzinapa.
Desde Venezuela les digo a las juventudes de México: ¡Castigo a todos los responsables! ¡Que gobierne el pueblo! ¡Fuera los políticos corruptos ligados al narco y a la oligarquía nacional! ¡Que se vaya Peña Nieto! ¡Que se vayan todos! Esas son mis banderas el 20 de noviembre.
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