Trabajadores de Sidor reunidos ante arranque de la Acería de Planchones la tarde del miércoles Foto cortesía |
Correo del Caroní
Clavel A. Rangel Jiménez
19.09.2014
La división, la presencia militar, una golpiza armonizada con música cristiana y las informaciones borrascosas, junto con el ingrediente de las amenazas bajo forma de calificaciones de despido, terminaron con la huelga que se mantuvo durante 13 días en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
La trifulca entre dos corrientes en el portón 3, durante la mañana de este jueves, hartó la paciencia de muchos trabajadores, quienes, ante el panorama gris, optaron por echar a andar la maquinaria de la acería y dejar atrás un capítulo turbio de su historia.
Los últimos hechos materializan la imposición del contrato colectivo vencido en 2008 y cuyo contenido sigue siendo un “secreto de Estado”. Tan solo se conoce lo difundido a cuentagotas por los directivos de Sutiss que aceptaron la propuesta contractual del gobierno en proceso de negociación que enterró los estatutos del sindicato.
La protesta de los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) terminó de diluirse la mañana de este jueves luego de que una trifulca dejara en evidencia la debilidad y decadencia del comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss).
La pelea en el portón III de la estatal, que incluyó golpes y lanzamiento de barriles con música cristiana de fondo, acabó por replegar a los sidoristas que hace 13 días comenzaron una nueva huelga para presionar la divulgación de las actas del nuevo contrato y que, a 30 días de su anuncio, no han sido presentadas a los trabajadores.
Ya desde el miércoles el arranque estaba en marcha con la militarización de la acería de planchones. Con intimidación y persecución del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la directiva dejó a discreción de los trabajadores las consecuencias que acarrearía mantener la protesta de brazos caídos.
El Gobierno utilizó todos los mecanismos para poner orden en la siderúrgica, que ha estado afectada por la anarquía, la violencia y la pérdida de la institucionalidad promocionada por el mismo Ejecutivo desde la estatización de la acería en 2008.
Ante las amenazas, el sindicato se mostró débil. El presidente de Sutiss, José Luis Hernández, y el secretario de trabajo y reclamo, Leonardo Azocar, no pudieron impedir que la estrategia del patrono erosionara el convencimiento de los siderúrgicos.
Los trabajadores más persuadidos de las razones para la protesta, decidieron ceder espacio ante la posibilidad cierta de que se concreten calificaciones de despido sin que Sutiss pueda hacer nada al respecto.
Y las posibilidades de un acuerdo, que estaban en duda por el silencio del Ministerio del Trabajo, también se despejaron con las declaraciones en un medio regional del viceministro del Trabajo, Elio Colmenares, quien diferenció los estatutos sindicales de la Ley Orgánica del Trabajo y avizoró imposibilidad de conciliación.
Carrera electoral
Así fue como, con la mesa servida y los golpes entre los dirigentes sindicales, los trabajadores cedieron.
Las corrientes sindicales ahora proponen que el descontento y la resignación sean canalizadas en las elecciones de Sutiss, como inicialmente lo propuso el movimiento Coalición Siderúrgica y seguidamente Alianza Sindical.
A las 6:00 de la tarde de este jueves, dos de los cuatro hornos de fusión de la Acería de Planchones estaban en funcionamiento; uno en la Acería de Palanquillas y el tren de Barras y Alambrón ya estaba operando. En Laminación en Caliente, donde se fabrican los laminados, los trabajadores negociaban el arranque a cambio de retirar las calificaciones de despido.
A las 3:00 de la tarde en el portón III, y por primera vez en mucho tiempo, la flota entró a tiempo sin que alguna asamblea pudiera impedirlo. Ninguno de los dirigentes se presentó.
Clavel A. Rangel Jiménez
19.09.2014
La división, la presencia militar, una golpiza armonizada con música cristiana y las informaciones borrascosas, junto con el ingrediente de las amenazas bajo forma de calificaciones de despido, terminaron con la huelga que se mantuvo durante 13 días en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
La trifulca entre dos corrientes en el portón 3, durante la mañana de este jueves, hartó la paciencia de muchos trabajadores, quienes, ante el panorama gris, optaron por echar a andar la maquinaria de la acería y dejar atrás un capítulo turbio de su historia.
Los últimos hechos materializan la imposición del contrato colectivo vencido en 2008 y cuyo contenido sigue siendo un “secreto de Estado”. Tan solo se conoce lo difundido a cuentagotas por los directivos de Sutiss que aceptaron la propuesta contractual del gobierno en proceso de negociación que enterró los estatutos del sindicato.
La protesta de los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) terminó de diluirse la mañana de este jueves luego de que una trifulca dejara en evidencia la debilidad y decadencia del comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss).
La pelea en el portón III de la estatal, que incluyó golpes y lanzamiento de barriles con música cristiana de fondo, acabó por replegar a los sidoristas que hace 13 días comenzaron una nueva huelga para presionar la divulgación de las actas del nuevo contrato y que, a 30 días de su anuncio, no han sido presentadas a los trabajadores.
Ya desde el miércoles el arranque estaba en marcha con la militarización de la acería de planchones. Con intimidación y persecución del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la directiva dejó a discreción de los trabajadores las consecuencias que acarrearía mantener la protesta de brazos caídos.
El Gobierno utilizó todos los mecanismos para poner orden en la siderúrgica, que ha estado afectada por la anarquía, la violencia y la pérdida de la institucionalidad promocionada por el mismo Ejecutivo desde la estatización de la acería en 2008.
Ante las amenazas, el sindicato se mostró débil. El presidente de Sutiss, José Luis Hernández, y el secretario de trabajo y reclamo, Leonardo Azocar, no pudieron impedir que la estrategia del patrono erosionara el convencimiento de los siderúrgicos.
Los trabajadores más persuadidos de las razones para la protesta, decidieron ceder espacio ante la posibilidad cierta de que se concreten calificaciones de despido sin que Sutiss pueda hacer nada al respecto.
Y las posibilidades de un acuerdo, que estaban en duda por el silencio del Ministerio del Trabajo, también se despejaron con las declaraciones en un medio regional del viceministro del Trabajo, Elio Colmenares, quien diferenció los estatutos sindicales de la Ley Orgánica del Trabajo y avizoró imposibilidad de conciliación.
Carrera electoral
Así fue como, con la mesa servida y los golpes entre los dirigentes sindicales, los trabajadores cedieron.
Las corrientes sindicales ahora proponen que el descontento y la resignación sean canalizadas en las elecciones de Sutiss, como inicialmente lo propuso el movimiento Coalición Siderúrgica y seguidamente Alianza Sindical.
A las 6:00 de la tarde de este jueves, dos de los cuatro hornos de fusión de la Acería de Planchones estaban en funcionamiento; uno en la Acería de Palanquillas y el tren de Barras y Alambrón ya estaba operando. En Laminación en Caliente, donde se fabrican los laminados, los trabajadores negociaban el arranque a cambio de retirar las calificaciones de despido.
A las 3:00 de la tarde en el portón III, y por primera vez en mucho tiempo, la flota entró a tiempo sin que alguna asamblea pudiera impedirlo. Ninguno de los dirigentes se presentó.
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