¡Hasta siempre compañero y amigo!
Carlos Enrique Fernández Chacón
Conocí a Javier Diez Canseco hace más de 43 años, durante los cuales compartí con él luchas callejeras como también la labor parlamentaria, tanto en la Asamblea Constituyente, como en la Cámara de Diputados durante el segundo gobierno de Belaúnde.
Creo igualmente que labor en defensa de los derechos humanos ha sido, con justicia y meritoriamente resaltada. Lo que me anima a usar este espacio, es que se ha dicho muy poco o casi nada del Javier de las luchas callejeras, donde sin lugar a dudas fue uno de los grandes y que su ejemplo pueda servir para alentar a los que tercamente seguimos en la brega y para las generaciones venideras. Precisamente conocí a Diez Canseco, cuando me desempeñaba como dirigente de un sindicato obrero metalúrgico, casi al terminar la década del 70 del siglo pasado. Vino a ofrecernos toda la ayuda que estaba a su alcance. No me sorprendió porque ya tenía conocimiento de que Javier era la cabeza más visible de una corriente de izquierda que surgida en la Universidad Católica, había resuelto ligarse a las organizaciones obreras y populares.
De ahí en adelante no hubo casi paro, huelga, marcha o evento que se diera sin contar con el apoyo de los estudiantes y de Diez Canseco. La lista de nombre es larga pero esta labor se la traslado a los que más le gusta comentar la historia, que protagonizarla. Nos seguimos viendo con Javier algunos domingos donde coincidíamos yendo a visitar a Hugo Blanco, preso en la isla penal El Frontón y en las dos horas que duraba la travesía marítima intimamos más, intercambiábamos puntos de vista no siempre coincidentes, pero con mutuo respeto, el mismo que a pesar de su ausencia física, mantengo hasta hoy.
Cómo no sentir la muerte de Javier Diez Canseco. Me honro, no solo de haberlo conocido, sino también de haber compartido estos 43 años de luchas por hacer de nuestro país, (aunque desde distintas organizaciones) un país donde impere la justicia social. Él hoy nos
deja físicamente, acá le seguiremos hasta donde las fuerzas nos acompañen, alentado el ejemplo de este luchador social que en vida se llamó Javier Diez Canseco.
¡HASTA SIEMPRE COMPAÑERO Y AMIGO!
Carlos Enrique Fernández Chacón
Conocí a Javier Diez Canseco hace más de 43 años, durante los cuales compartí con él luchas callejeras como también la labor parlamentaria, tanto en la Asamblea Constituyente, como en la Cámara de Diputados durante el segundo gobierno de Belaúnde.
Como ya lo han señalado muchos, creo que tuvo una destacada labor parlamentaria, incluyendo en ella su capacidad para la investigación, como lo demostró al frente de la Comisión Investigadora de los Delitos Económicos y Financieros Cometidos entre 1990 y 2001.
En dicho informe desnudó el festín que hizo el fujimorismo con las propiedades del Estado. Incluso creo que la negativa del humalismo a que Javier presidiera o integrara la llamada mega comisión que investiga a Alan García, fue parte de un acuerdo bajo la mesa de Ollanta con quienes se vieron favorecidos con el entreguismo de García y su Perro del Hortelano.
Creo igualmente que labor en defensa de los derechos humanos ha sido, con justicia y meritoriamente resaltada. Lo que me anima a usar este espacio, es que se ha dicho muy poco o casi nada del Javier de las luchas callejeras, donde sin lugar a dudas fue uno de los grandes y que su ejemplo pueda servir para alentar a los que tercamente seguimos en la brega y para las generaciones venideras. Precisamente conocí a Diez Canseco, cuando me desempeñaba como dirigente de un sindicato obrero metalúrgico, casi al terminar la década del 70 del siglo pasado. Vino a ofrecernos toda la ayuda que estaba a su alcance. No me sorprendió porque ya tenía conocimiento de que Javier era la cabeza más visible de una corriente de izquierda que surgida en la Universidad Católica, había resuelto ligarse a las organizaciones obreras y populares.
De ahí en adelante no hubo casi paro, huelga, marcha o evento que se diera sin contar con el apoyo de los estudiantes y de Diez Canseco. La lista de nombre es larga pero esta labor se la traslado a los que más le gusta comentar la historia, que protagonizarla. Nos seguimos viendo con Javier algunos domingos donde coincidíamos yendo a visitar a Hugo Blanco, preso en la isla penal El Frontón y en las dos horas que duraba la travesía marítima intimamos más, intercambiábamos puntos de vista no siempre coincidentes, pero con mutuo respeto, el mismo que a pesar de su ausencia física, mantengo hasta hoy.
Me preguntó un periodista, si al igual que toda la izquierda iba a votar por Ollanta Humala, le dije que yo no votaba por canallas, que sólo iba a hacer uso del voto para congresistas y que Diez Canseco y Dammert era los escogidos por ser mis compañeros de lucha. Javier se enteró por boca del periodista y tuvo la deferencia llamarme para agradecerme.
Lo que quiero decir sin tapujos ni diplomacia de ningún tipo, es que Javier fue grande de la izquierda, y apruebo que fue un buen parlamentario, quizá el más grande de la izquierda. Pero que mi admiración y cariño por él nació en las fábricas, al lado de los obreros, en el Javier que se fue a vivir a las minas para apoyar los sindicatos y las luchas mineras, el Javier que
desempantanó a la Confederacion Campesina del Peru (CCP). El Javier de las tomas de tierra en Piura, Puno, Andahuaylas, con los campesino marginados por la reforma agraria velazquista y de tantas otras luchas. El Javier deportado y entregado por Morales Bermúdez, como prisionero de guerra nada menos que a la Argentina del tirano Videla, en el marco del
plan Cóndor, que montó la CIA con los dictadores militares que hoy se está investigando. El Javier que en pleno Congreso de la República le gritó a cara pelada a Cisneros Vizquerra (era su tío) general hijo de puta, porque éste era la represión emblemática del gobierno de Morales Bermúdez y fue parte del primer gabinete de Belaúnde en 1980.
desempantanó a la Confederacion Campesina del Peru (CCP). El Javier de las tomas de tierra en Piura, Puno, Andahuaylas, con los campesino marginados por la reforma agraria velazquista y de tantas otras luchas. El Javier deportado y entregado por Morales Bermúdez, como prisionero de guerra nada menos que a la Argentina del tirano Videla, en el marco del
plan Cóndor, que montó la CIA con los dictadores militares que hoy se está investigando. El Javier que en pleno Congreso de la República le gritó a cara pelada a Cisneros Vizquerra (era su tío) general hijo de puta, porque éste era la represión emblemática del gobierno de Morales Bermúdez y fue parte del primer gabinete de Belaúnde en 1980.
Cómo no sentir la muerte de Javier Diez Canseco. Me honro, no solo de haberlo conocido, sino también de haber compartido estos 43 años de luchas por hacer de nuestro país, (aunque desde distintas organizaciones) un país donde impere la justicia social. Él hoy nos
deja físicamente, acá le seguiremos hasta donde las fuerzas nos acompañen, alentado el ejemplo de este luchador social que en vida se llamó Javier Diez Canseco.
¡HASTA SIEMPRE COMPAÑERO Y AMIGO!
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