1.- La crisis del capitalismo mundial se concentra especialmente en Europa. La amenaza de quiebra de los estados bajo el peso de la deuda acumulada, los planes de austeridad contra los trabajadores y la resistencia de los trabajadores/as contra esas medidas tendrán consecuencias decisivas en el próximo periodo.
2.- La crisis, lejos de estar camino de resolverse se agrava en una espiral vertiginosa. Si en la primera etapa 2007-2008 se expresó como quiebra del sistema financiero hoy se ha transformado en la amenaza de quiebra de los estados. Enormes sumas de dinero público se entregaron a la banca, un dinero que hoy se quiere que paguen los trabajadores/as con políticas de recorte del gasto público y despidos masivos en el sector público. Esas medidas a su vez hunden la economía en la recesión al aumentar el paro y reducir aun más el consumo.
3.- Las consecuencias para los trabajadores son graves: en la UE hay 25 millones de parados/as, el 11% de la población trabajadora, que alcanza el 25% en Grecia y Estado español y golpea casi a la mitad de juventud. Hay una caída de salarios y pensiones, aumento en la jornada laboral generalizados, recorte en servicios públicos esenciales como salud y educación. Miles de familias trabajadoras son expulsadas de sus casas, crece la pobreza, el número de suicidios, se pierden conquistas en derechos laborales que fueron el resultados de décadas de lucha obrera. Esta situación es especialmente dura para el trabajador inmigrante contra quienes se endurecen las leyes de extranjería que criminalizan su más elemental derecho a buscar un trabajo, y contra quienes se desarrollan políticas xenófobas para provocar la división y enfrentamiento entre la clase obrera.
4.- Tres países están bajo planes de rescate con la intervención directa de la llamada troika (UE, BCE y FMI): Grecia, Irlanda y Portugal. A cambio de prestar una cantidad de dinero para evitar la quiebra, los estados están obligados a aplicar durísimos ataques a los trabajadores. Lejos de aliviar la situación, los planes de rescate tienen efectos demoledores para la economía y no sólo no reducen, sino que aumentan la deuda pública. El estado español está al borde del rescate, con un plan de nuevas ayudas al sector bancario. El objetivo de estos planes no es mejorar la situación del país sino evitar un impago de los préstamos a la banca acreedora, especialmente alemana y francesa.
5.- Ante el temor a la reacción popular, sectores de la burguesía empiezan a hablar que hay que combinar la austeridad con políticas de crecimiento de la actividad productiva. El abanderado de esa posición es el presidente socialdemócrata francés F. Hollande, que discutiría la política estricta de reducción del déficit de la presidenta alemana A. Merkel. En realidad discuten de ritmos y plazos, pero las dos políticas son las dos caras de la misma moneda, la que quiere hacer cargar a los trabajadores con el peso de la crisis. El propio Hollande acaba de presentar un plan de recortes.
6.- La deuda pública, como ya ocurriera en América Latina en los 90, no deja de crecer y no solo es injusta sino también impagable. Hay quien responde que lo que hay que hacer es analizar la composición de la deuda pública, con auditorías, intentanto determinar qué parte de la deuda fue para pagar salarios y servicios públicos, la llamada deuda legítima, de la otra parte que se destinó a las ayudas a la banca o a pagar políticas que no están al servicio de las clases populares, que sería la deuda ilegítima. Pero esa orientación hacia la auditoría y la discriminacación entre deuda legítima e ilegítima paraliza el movimiento contra la deuda y no toma en cuenta que el problema de la deuda pública se generó como consecuencia de las políticas neoliberales de los 90 que rebajaron la carga fiscal a empresas y sectores de la burguesía, a las que hay que sumar las entregas masivas de dinero público ya en el desarrollo de la crisis. Los trabajadores no son los responsables de la deuda pública, por lo que exigimos el no pago de la deuda. La banca debe ser nacionalizada sin indemnización para ponerla, bajo control de los trabajadores, al servicio de un plan de urgencia contra el paro y la precariedad, que genere empleo público y estable.
7.- La crisis actual nos coloca ante una disyuntiva: aceptar la destrucción masiva de fuerzas productivas en todas sus formas (cierres masivos en empresas, paro, miseria creciente, retrocesos generalizados...) que exige el capitalismo para recuperar la tasa de beneficio o la lucha por acabar con él y construir un sistema económico bajo el control y al servicio de la mayoría obrera y popular. Hay que expropiar las industrias estratégicas, hay que avanzar hacia el socialismo.
8.- La crisis ha sacado a la luz la esencia del proyecto de la Unión Europea, una Europa al servicio del capital, particularmente del capital financiero, en competencia con otras potencias imperialistas. Hoy es un instrumento para imponer en toda Europa una ofensiva contra los trabajadores/as sin precedentes. La unión Europea es una frente de estados claramente jerarquizados. No hay un debilitamiento de los estados nacionales en aras a la construcción de un supraestado europeo, al contrario la cesión de soberanía en el terreno económico para mejor coordinarla desde los intereses capitalistas, ha sido combinada con el reforzamiento del estado como forma de dominación de clase, una tendencia al bonapartismo, un retroceso en las libertades democráticas, un aumento de la represión, el retorno de políticas reaccionarias contra la mujer con la recuperación de protagonismo de instituciones reaccionarias como la Iglesia católica. En política exterior hay una creciente intervención tras el gendarme norteamericano contra los pueblos. La Unión europea no exporta democracia sino imperialismo y opresión. Es por ello, y por el reforzamiento de los estados, que en este marco tampoco hay cabida para las legítimas e históricas reivindicaciones de pueblos oprimidos dentro de los estados europeos a la autodeterminación nacional.
9.- Del mismo modo que el capital financiero predomina sobre otros sectores capitalistas, Alemania y Francia en menor medida, imponen sus intereses sobre los países periféricos. Las diferencias entre estados y condiciones de vida crecen. La política impuesta por el BCE favorece los movimientos especulativos contra las finanzas de los estados más débiles. Las exigencias que se imponen a nombre de defender el euro suponen una carga imposible de soportar para los países más golpeados por la crisis. No hay reforma posible de la Unión Europea favorable a los trabajadores, hay que exigir la ruptura. Esa denuncia no la hacemos desde la reivindicación de la soberanía de cada estado sino desde la lucha por el internacionalismo obrero, porque queremos una verdadera unidad entre los trabajadores y los pueblos de Europa, una unidad basada en poner la economía al servicio de la clase trabajadora, una unidad basada en la igualdad entre pueblos y naciones. Nuestro objetivo son unos estados unidos socialistas de Europa.
10.- La reacción de los trabajadores y sectores populares a estos planes de la patronal, los gobiernos y de la Unión Europea han sido limitados por la acción de la burocracia sindical. El discurso de las cúpulas sindicales y particularmente de la CES ha sido la pasividad, la desmovilización a la búsqueda de pactos que no han hecho sino ir consolidando los retrocesos de los trabajadores. No ha habido una política sindical para extender y coordinar las luchas de resistencia, al contrario se aislan evitando que puedan desarrollarse y pudieran escapar a su control. Sin embargo, y a pesar de esas políticas de la burocracia, crece la resistencia a los planes de los trabajadores. Grecia a la cabeza de esa resistencia lleva 19 huelgas generales, también han habido movilizaciones generales en otros países europeos.
Es urgente el desarrollo de corrientes de izquierda en los sindicatos y su coordinación al servicio de la luchas.
11.- La juventud ha tenido gran protagonismo en movilizaciones como los indignados/15M, reflejando la influencia internacional del el ascenso revolucionario del Norte de África y Oriente Medio. Las exigencias de rechazo a toda forma burocrática, unida a la movilizacion se han combinado con la dificultad de organización y continuidad. Es necesario orientar esos esfuerzos de miles de jóvenes hacia su conflluencia con la lucha trabajadora.
12.- Los planes son coordinados centralmente por los gobiernos y la troika, la resistencia a estos planes debe ser internacional. Este carácter internacionalista crece en la conciencia obrera. La aprobación por el Parlamento griego del memorádum es el siguiente paso para la aplicación de las medidas. Los sindicatos griegos han convocado dos jornadas de huelga general para los próximos días 6 y 7 de noviembre. La primera responsabilidad de los sindicatos europeos es convertir esa lucha de los trabajadores griegos en una movilización en toda la clase obrera europea. Una derrota de los planes de la troika sería crucial para el futuro de toda la lucha de resistencia obrera en Europa y abriría una crisis política profunda en Grecia y en el conjunto de la UE. Llamamos a manifestar la solidaridad con la lucha de los trabajadores/as griegos/as.
13.- Es importante la convocatoria de la jornada de lucha en toda la Unión Europea con huelga de 24 horas en Portugal, Grecia, Chipre, Francia Bélgica y España. Es la mayor convocatoria en décadas con esta extensión. Es necesario apoyar esa jornada de lucha y huelga con todos los medios posibles, exigiendo a las direcciones sindicales convocantes que no quede en una demostración aislada de fuerza del movimiento obrero europeo y tenga continuidad en un plan europeo de lucha.
14 .- Construir una alternativa no es sólo un proceso sindical sino esencialmente político. Una alternativa obrera que rompa con el capitalismo desde el internacionalismo. Hoy en los países más castigados por la crisis el trabajador ha empezado a buscar una alternativa a la izquierda de la socialdemocracia, especialmente castigada en los últimos comicios, con distintas expresiones de voto. Nuestro compromiso es contribur en esa confluencia de fuerzas para hacer posible una Internacional obrera revolucionaria, para nosotros es necesario reconstruir la IV Internacional.
Lucha Internacionalista, del Estado español
Frente Obrero, de Turquía.
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
Grupo Socialista Internacionalista (GSI), de Francia
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