Para alguna gente, sobre todo de quienes apoyan al Gobierno, todos
los venezolanos deberían estar o del lado oficial o del opositor. No
aceptan posiciones distintas, ni contestan con argumentos los enfoques
de quienes tienen claras razones para no estar en ninguno de los
supuestos polos. Estos energúmenos se limitan a descalificar y, en
muchos casos, a insultar y calumniar a quienes enfrentan la
polarización. La ofensa y difamación son típicas de quienes no tienen la
razón. Hacen lo mismo que, desde el exterior, inventan los sicarios del
imperio contra Venezuela y su gobierno, para que luego las
transnacionales de la prensa repitan sin cesar las calumnias y terminen
transformando en verdad una mentira.
Lo que se entiende por
polarización política venezolana le ha dado buenos resultados al
Gobierno Nacional y a la oposición política. El Presidente ha descartado
cualquier fórmula distinta y otro tanto ha hecho el propio Ramos Allup,
dirigente del partido Acción Democrática. Es mucho más fácil hacer
política cuando el competidor es sólo uno y lo tenemos enfrente que
cuando los contendientes son varios. El escenario político es más claro
cuando no existen por allí los “espíritus libres”, como los denominaba
un viejo amigo católico, quienes tienen pensamiento propio y no se dejan
encasillar ni reducen sus actuaciones y opiniones en función de los
intereses de quienes se presentan como las únicas opciones.
A
la polarización jugaron en el pasado la URSS y EEUU, pero la historia
reveló que las diferencias no eran como las exhibían. Yeltsin, creación
de la sociedad soviética, no era diferente de los líderes de occidente;
era un competidor más por el botín. Polarizados se presentaban Obama y
Bush, pero la práctica demostró que sus diferencias sólo estaban en el
discurso. Rajoy aplica hoy unas medidas de ajuste que nunca presentó al
electorado y que son la continuación de las asumidas antes por Rodríguez
Zapatero. No puede haber polarización entre quienes tienen propuestas
iguales en lo fundamental. No la hubo entre AD y Copei a pesar de que se
presentaban como antagónicos para engañar a los venezolanos.
El IVA
actual y el que aplicó Carlos Andrés Pérez son iguales de regresivos,
impactan en forma similar las devaluaciones de antes y las de ahora, el
control de cambios favorece a los mismos sectores sea el de Lusinchi o
el actual, la corrupción produce los mismos nocivos efectos, la
existencia de inflación revela las mismas distorsiones económicas, la
política de importaciones obedece a los mismos intereses, el rentismo
petrolero nos hace iguales a Juan Vicente Gómez, mientras que el
desprecio por el conocimiento científico y el desdén por la formación de
un venezolano capacitado, para desempeñar un trabajo calificado
estable bien remunerado, nos iguala con los gobiernos
adeco-copeyanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones