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domingo, 4 de septiembre de 2011

Desinversión y siembra del miedo reducen empuje de la lucha sindical


Clavel A. Rangel Jiménez
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Foto Archivo


La dirigencia de los trabajadores es sometida a una urgente transformación táctica para enfrentar la dura crisis que atraviesan las empresas básicas, donde los recortes contractuales ahora son habituales.


Henry Arias (Sintralcasa), Gerardo Pérez (Sutralum), José Luis Morocoima (Sutralúmina) y Ramón Espino (Sutracarbonorca) opinan sobre el escaso acompañamiento de los trabajadores a las movilizaciones convocadas por los grupos sindicales.
Procesos eleccionarios en varias empresas, chantaje oficial, liderazgos en declive, desorganización interna, poco o nulo debate sobre las acciones de protestas, son algunas de las causas identificadas por los dirigentes, las cuales permiten explicar el fenómeno de la pasividad laboral, en la zona más conflictiva del país. Hay otras razones históricas que serán abordadas en otra entrega.

Impera la necesidad de dar un debate “descarnado” de los intereses del colectivo
 
¿Por qué la mecha del guayanazo no enciende? ¿Qué factores están incidiendo en la reducida convocatoria? ¿Hacia dónde va el movimiento de los trabajadores de la región?

Las interrogantes forman parte del análisis de la dirigencia sindical ante un panorama político incierto y una situación productiva complicada.

Contratos colectivos vencidos, caída del salario, indiferencia estatal, recorte de los beneficios son ingredientes de una mezcla perfecta para hacer estallar un reclamo. Pero la fórmula no ha dado resultado.

En los últimos meses el movimiento sindical ha exhibido sus costuras, a pesar de que el camino parece estar abonado, se requieren esfuerzos extras para concretar la unidad del movimiento de los trabajadores.

Sobre este tema Henry Arias (Sintralcasa), Gerardo Pérez (Sutralum), José Luis Morocoima (Sutralúmina) y Ramón Espino (Sutracarbonorca), todos secretarios generales y secretario de organización, respectivamente, dieron su visión a Correo del Caroní sobre este tema.

Elemento electoral
Para el dirigente de CVG Carbonorca, Ramón Espino, es evidente e inevitable que el ingrediente electoral perturbe las movilizaciones. Sobre todo considerando que hay cuatro procesos electorales pendientes en Sidor, Venalum, Ferrominera Orinoco (FMO) y Bauxilum.

El clima electoral pesa más -señala- en los casos de CVG Venalum y el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) donde la fragmentación de las corrientes, de cara a los comicios, se ha acentuado.

Sin embargo, Espino observa que los trabajadores -en su mayoría- “no se han dado cuenta, o no terminan de captar, que estas empresas están prácticamente frente a un cierre técnico. Una empresa que no tiene para pagar nómina ni para comprar insumos, es una empresa que no tiene vida”.

En el caso concreto de la productora de ánodos de carbón, cuyos trabajadores lideran una protesta desde hace 34 días, no hay un pronunciamiento del Ejecutivo.

¿No hay contundencia o es una estrategia patronal? Espino sostiene que el Ejecutivo intenta debilitar las formas tradicionales de protesta ayudado, en gran parte, por las “muchas trabas” y presión que ejerce el patrono Estado, representante -además- de todas las instituciones abocadas a resolver este tipo de conflictos.

Estrategia oficial
Esa última visión es compartida por el secretario general de Sutralum, Gerardo Pérez, quien asegura que hay amenazas a los puestos de trabajo de quienes participan en las movilizaciones convocadas por las organizaciones sindicales.

¿Qué ha cambiado? El ascenso de dirigentes sindicales a las estructuras de poder del Estado. De acuerdo al secretario general, la única respuesta al declive en la fuerza del reclamo es el “amedrentamiento” de las juntas directivas hacia el personal.

Asevera que en todas las empresas hay un descontento patente y, en su análisis, la incorporación de sindicalistas a las juntas directivas se ha hecho con la intención no sólo de desmovilizar, sino de sentenciar a quienes piensen distinto.

Empero, no duda de que un cambio esté cerca. “Nosotros vamos a despertar, los trabajadores van a despertar”.

Hacia la comunidad
Para otros, la raíz de la desmovilización está en la ausencia de un debate descarnado y sincero por parte del movimiento sindical.

El recién electo secretario general de Sintralcasa, Henry Arias, considera que la desorganización y la falta de comunicación han incidido.

Resalta que no son tiempos de solidaridades automáticas, por eso añade que toda acción debe pasar por la discusión.

El acento -expone- hay que colocarlo en el debate. “Tenemos que sentarnos y redefinir cómo deben ser las acciones. Ya más allá después de trancar las calles, hay que buscar algo que realmente llame al gobierno. Hay que redefinir cómo van a hacer las protestas de ahora en adelante”.

Una protesta inteligente de los trabajadores -a su juicio- han sido los resultados del proceso de elecciones en CVG Alcasa.

“El gobierno tendrá que responder ante la protesta y protesta que se dará en esos procesos elecciones”.

El dirigente del movimiento Unidad Alcasiana cree que es tiempo de que los trabajadores vayan a la comunidad a advertirles de la merma de los puestos productivos y el riesgo que presentan las empresas si no hay una inversión sostenida.

“No podemos ser hipócritas con los trabajadores, es necesario sentarnos y hacer asambleas vecinales. Necesitamos preparar a la gente no tan sólo para salir a protestar sino para salir a votar en el 2012”.

Democracia plena
El secretario general de Sutralúmina, José Luis Morocoima, comparte parte del planteamiento de Arias. Lo primero que hay que resolver -en su opinión- es la legitimidad de la dirigencia sindical.

“Tenemos el caso de José Luis Hernández de Sutiss quien -urgentemente- tiene que trabajar y ayudar para que Sutiss, otrora vanguardia de lucha, pueda dotarse de una dirección coherente con la historia y necesidad de los sidoristas”.

En la misma idea destaca la mora electoral en Sintraferrominera y en Sutralum donde -en su opinión- los dirigentes de CVG Venalum deberían “dar una verdadera señal de unidad y definir, en primer lugar, que ningún proceso puede ser legítimo por el simple hecho de que los trabajadores voten”.

Para Morocoima los principales obstáculos que afronta cualquier protesta es “la falta de sinceridad de algunos dirigentes oportunistas que acuden al discurso de la unidad cuando las cosas, personalmente, no le salen bien”.

También enumera el terrorismo patronal, el chantaje oficial, la persecución a los trabajadores -hasta en las redes sociales-, y la falta de discusión de las formas de lucha.

No hay un manual -plantea- pero admite que los esquemas tradicionales deben ser revisados y tomar en cuenta “que estas empresas no están en la agenda del gobierno y prueba de ello es que Carbonorca lleva muchos días paralizada y eso no le importa ni al alcalde, ni al gobernador, ni al ministro del Mibam, mucho menos al presidente Chávez”.

Todo pasa -agrega- por interiorizar que la democracia no es sólo el ejercicio de elecciones cada dos años, sino utilizar el escenario de las asambleas “no para conseguir aplausos sino para discutir a calzón quitado todos los temas que nos afectan; allí deben involucrarse los que se hacen llamar trabajadores presidentes y control obrero”.

Cifras:
11 convenciones colectivas merman la estabilidad salarial de los trabajadores de Guayana
75 dirigentes sindicales afrontan algún expediente judicial en los tribunales penales por protestas laborales
4 procesos de elecciones terminarán de definir el panorama sindical en las empresas básicas

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