"Déjenme decirles, a riesgo de parecer
ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos
de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad…”
"No creo que seamos parientes muy cercanos,
pero si usted es capaz de temblar de indignación
cada vez que se comete una
injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."
Dr. Ernesto
Che Guevara.
No es tarea grata dar inicio a unas líneas
de despedida, cuando tenemos que removernos del hecho que un ser como José
Ignacio Morr Pérez, que en su humanidad y durante sus años de vida, conjugo ser
el amigo y el hermano, el buen padre y un extraordinario médico, que dedicó
gran parte de su tiempo a cultivar y defender las ideas del socialismo, los
derechos y conquistas de los trabajadores, y el bolchevismo, ideas que él
abrazo desde muy joven, ya no esta con nosotros. Y tomamos, estas frases del
Che, porque al igual que este argentino, Ignacio era un revolucionario lleno de
amor, por esa vida que todos sabemos que se nos escapa desde el mismo día en
que nacemos.
Ignacio Morr, militó con el
socialismo desde muy joven, por allá en el liceo Andrés Bello en Caracas, donde
escribía y editaba un periódico clandestino llamado “La Poceta”, con mucha
intuición y poca política, y en torno al cual se organizaron gran cantidad de
jóvenes en la búsqueda de la denuncia, el debate y la formación política. Es
desde ese momento que se organiza -junto a otros compañeros- en el socialismo
revolucionario ingresando a la Liga Socialista -Voz Socialista- organización
Trotskista que luego conformará el Partido Socialista de los Trabajadores,
(PST) editores del periódico La Chispa.
A
partir de año 1976 y ya en la Universidad de Carabobo, Núcleo Aragua, “La
Morita”, compartía la lucha contra la reacción, AD-COPEI, y en disputa con el
resto de la izquierda, por derrotar la políticas restrictivas del cupo
universitario, en impulsar organismos democráticos de participación y decisión
estudiantil, y en el debate político universitario. Ignacio no era violento,
pero tampoco cobarde, no rehuía ninguna contienda y las enfrentaba en cualquier
terreno. Esa militancia y ese valor lo llevaron a ser uno de los grandes
dirigentes estudiantiles de “La Morita”. Fue secretario general de la asamblea
de delegados, secretario general del primer centro de estudiantes de la escuela
de medicina y dirigente del movimiento Cayapa; organización estudiantil,
impulsada junto a Simón Pineda, las hermanas Páez, entre otros. Su actividad
política era totalmente visible y las autoridades adecas, no le perdonaron el
arrebato y la fuerza que la movilización estudiantil asumiera con su dirección,
y lo expulsan de la Universidad por dos años, luego de haber sido agredido e
inculpado por las bandas armadas de AD, dirigidas por los “democráticos”
hermanos Celli, responsables de la dirección adeca en ese estado.
Esta situación lo ayuda a tomar la
decisión de ir a trabajar en una fábrica textil como obrero y militante socialista.
En esa fecha adquiere una bicimoto usada -más bicicleta que moto,-para dirigirse
a su jornada diaria encontrando siempre un lugar donde esconder los volantes
que iba a dejar en los baños de la empresa, -quizás reminiscencia de su juvenil
Poceta,- esta vez en defensa de la clase obrera y de la organización de los
comités de empresa. Era más cómodo cambiarse de Universidad o esperar que se
cumpliera el tiempo de suspensión, pero él prefirió ir a militar en una fábrica
en salvaguardia de los intereses de la clase obrera. Así era Ignacio, el
imprescindible Ignacio.
Posterior a su despido de la fábrica,
decidió reincorporarse a la escuela de medicina, donde después de todos los
avatares que esto significó se graduó de médico cirujano. Luego de varios intentos por trabajar bajo la
persecución y reacción adeca, tiene que ir a buscar faena en San Félix y donde edita
un periódico, en defensa de las condiciones y atención a los pacientes,en
defensa de los derechos de los trabajadores y los médicos. Una vez mas lo
vuelven a despedir y recala en El Rastro, Estado Guárico, haciendo de su
profesión un ministerio, implementando medidas para prevenir más que curar,
tratando de cumplir con sus obligaciones
como médico y revolucionario. De allí no lo botaron, pero no le renovaron el
contrato.
Es entonces cuando descartar a la
psiquiatría como especialización, asume la medicina interna como opción,
probablemente buscando alternativas de una medicina más ligada a la totalidad
humana: mente, soma y sociedad, el ser humano antes que el paciente, postgrado
que hace en el Hospital Periférico de Catia (PEPO), cerca de los pacientes más pobres
y desasistidos, en la más grande parroquia de Caracas, cerca del extinto Retén
de Catia, atendiendo a los paria de la tierra y a los presos, quienes eran
llevados a ese centro víctimas de la violencia y el olvido. Será por esa
situación y estimulado por los colegas
de la época hace otra especialización en medicina crítica, asumiendo la lucha
contra la muerte como un obrero más, reclamando la dotación del hospital,
poniendo a veces de su bolsillo para solucionar problemas imprevistos.
De
esa época existe otra anécdota de la cual nos enteramos el día de su entierro.
Ignacio, logró colarse en una reunión nacional de jefes de terapias intensivas que
se realizaba en Portuguesa. Allí, integró una comisión donde se impuso su
criterio de no dejar la privatización de las Unidades de Cuidados Intensivos
(UCI), argumentando que los más pobres no podían en un estado millonario y
corrupto pagar el derecho a la atención en peligro de muerte, además los
principales pacientes atendidos en la UCI del PEPO eran los presos del Retén de
Catia. Finalizando la reunión el coordinador de la misma dijo públicamente “Dr. Morr, sus presos no van a tener que
pagar y serán atendidos en las UCI”. Ese era nuestro hermano y compañero.
Las
épocas más recientes, lo encontraron trabajando en el Hospital Victorino Santaella,
(HVS). Esos años significaron, más lucha por sus pacientes, sus colegas y el
hospital, del cual llegó a enamorarse con esa pasión que solo Ignacio podía
profesar, amor por la justicia y la vida. Es esta entusiasmo el que lo conduce
a luchar, junto a un grupo de médicos en el HVS, presionando por la creación de
la UCI en el Santaella, enfrentado con la burocracia del Ministerio de Salud y
del hospital. Es de esta época su ruptura con el Chavismo, y retoma las
banderas del Trotskismo y la Unidad Socialista de Izquierda. También se separa laboralmente del HVS, su
gran amor, dedicándose a ver pacientes y a apoyar las luchas que en la organización
se plantearon, en contra de una burocracia neo burguesa que se apropia de los
beneficios de la clase obrera y el socialismo, que nunca va a un hospital
público, que engorda las arcas de las compañías de seguros y que viaja al
exterior marcando un flamante desprecio por quienes ejercen con muchas
dificultades, dignidad y vocación de servicio. En abril del 2009, en respuesta
al Dr. Ugas Rondón publica en la laclase.info un artículo que tituló: Los HCM y la salud publica, del cual
sustraemos, las siguientes líneas:
“Un
aporte a lo escrito por Ugas Rondón.
Me ha
llamado mucho la atención lo escrito por el compatriota Rondón, ha sido
preocupación desde hace muchos años a los médicos que comulgamos con las ideas
del Socialismo. Desde esos tiempos nuestro pensamiento se ha centrado en la
Socialización de la medicina y por ende en acabar con el lucro que esta genera
a los dueños de las compañías de seguro y a los propietarios de los centros
privados de salud.
He
visto como en estos 10 años de “Revolución“no se ha mencionado nada al respecto
y se sigue el camino trazado por la IV República en materia de subsidios a los
grupos económicos dueños de las clínicas, para nadie es un secreto que la gran
mayoría de quienes acuden a recibir atención en las clínicas tienen un seguro
privado y además la mayoría de los seguros son de instituciones dependientes
del Estado.
Se ha
dicho que el Estado invierte enormes sumas de dinero, aún más que las que
invierte en la salud pública, en los contratos a aseguradoras que se convierten
en administradores de la salud de los venezolanos.
Lo que
quizás me distancie de su opinión es hacer responsable a los médicos o a los
dirigentes sindicales de tal situación.
Estimado
camarada Rondón, sólo es responsabilidad del Estado el que esta situación se
mantenga y cabría preguntar al Ministro de Salud qué opina al respecto,
incluso, ¿Dónde acuden los funcionarios gubernamentales de todas las esferas de
los poderes y sus familiares cuando se enferman?, ¿Utilizan los seguros
privados?”
Y más recientemente,
con fecha del 9 de junio al propósito de un lamentable suceso en el HVS, redactara
un artículo, en el que se expresó, de la siguiente manera:
“Y es que en todos los años de este gobierno nunca se le dio la debida
importancia a nuestros hospitales y por ende a sus necesidades y
problemas. No dudo en la necesidad de políticas en atención primaria,
pero nuestros hospitales y la formación docente que estos proporcionan no
debieron olvidarse, y no solo ello, la capacidad resolutiva de pacientes que lo
ameriten tampoco. Hay que recordar que solo un 30 % de la población tiene la
posibilidad de acudir vía sus seguros privados, muchos de ellos subsidiados por
el estado, a una institución privada, pero si, mas allá de compras compulsivas
de equipos muchas veces con vencimientos de garantía y servicios…….No se
realizo mas nada….…sobre todo se olvido el recurso humano y se dejo a sus
propias decisiones su futuro y sus necesidades…. Lamentable, pero cierto.
Hoy tomamos decisiones como cierre técnico o nos negamos a acudir a
guardias nocturnas por temor y con razones, muy a pesar de afectar a la
población. Pero el olvido vino primero de nuestras autoridades, quienes no
comprendieron la magnitud del problema y lo peor no escucharon a quienes
plantearon posibilidades de salida… en el fondo el estado de hoy no se
diferencia del pasado en mantener lo establecido... No hay revolución en
salud... Todo sigue como hace 10 años… y algunos señalan peor.
Y es que de socialista este gobierno lo que tiene es el nombre, porque en
salud el socialismo se traduce en socializar la medicina y garantizar a todo el
personal una justa y gratificante remuneración para la dedicación exclusiva a
la medicina publica y acabar con el negocio que representa la medicina privada
que solo garantizan ganancia a sus dueños y un pequeño numero de galenos, con
la consiguiente fuga a ese medio a muchos médicos y enfermeras buscando mejorar
sus ingresos.
A pesar de lo sucedido la comisión de salud de la asamblea nacional busca
un acercamiento con una directiva de la FMV caduca sin credibilidad y quienes
no representan y viven las calamidades del gremio…mas allá de estar
involucradas en el golpe de estado y en total impunidad…
El gobierno de la presidente Chávez continua una política alejada de los
intereses de los trabajadores y se acerca a los caudillos de siempre, con las
políticas de siempre….$.”
Ese era
Ignacio Morr, con toda su firmeza, claridad y agudeza.
En estos días
cuanto se han levantado los pueblos árabes, el apellido Morr –que es de origen
libanes- decía él, que se le revolvía junto a la vena internacionalista,
siempre en apoyo a la causa palestina. Por eso fue uno de los mas entusiastas
en las marchas de hace un año, en repudio a las agresiones israelitas. Al
enterarse de su muerte, un estimado amigo común del sur de nuestro continente, nos
escribió un correo recordándolo, “como un
gran amigo del partido, del morenismo, siempre alegre, nos apoyo, sincera y
entusiastamente. El 1ero de mayo estaba eufórico”, ya que en esa marcha,
acudió al llamado de la Corriente Clasista Unitaria y Autónoma (CCURA),
reclamando su franela, y un lugar en la columna como uno mas de CCURA.
Queremos igualmente recordar de Ignacio otras caras
de su vida, integrante de una familia,
vinculado a sus seres queridos, humano y compañero,dispuesto a dar y
a no estar ausente. Hombre lleno de amor
que amaba y se hacía amar por quien lo conociera. En el amor también era un
Bolchevique, amaba con libertad, militantemente. Capacidad que aprendió de una
mujer extraordinaria –y que algunos gozaron la dicha y el honor de conocer- María
Pérez, su madre. Su sonrisa genuina, aun ante las puertas de la muerte y consumida
por un cáncer, María no dejo de mostrar, siempre feliz por sus hijos, orgullosa
de la labor cumplida desde los trabajos más humildes, una obrera llena de amor
por los otros, convencida que su esfuerzo tendría recompensa. Ignacio, la amó
con el fervor, de un hijo que valoraba su tesón, esfuerzo y compromiso.
Ese fue el mismo sentimiento que Ignacio, trasmitió
a sus hijos, a Edgardo, el mayor nacido en Caracas por las curvas de la vida y quien
tuvo a María Pérez como su nana y a Esther como madre. Esa Esther que amo y ama
Ignacio, y quien le dio también a Vanessa, la única, como fruto de su vientre. La
flaca Esther lo conoció en la Universidad y entre los dos se forjó una
indisoluble complicidad que los llevó a ser compañeros hasta el último día,
eses último momento cuando el dolor y la rabia la llevaron a darle el último
regaño de esa extraordinaria mujer, parte María Pérez, parte Josefina pero
definitivamente Esther, unabronca por todos
compartida “porque te vas cuando te necesitamos”. Y
José Ignacio, el menor fruto del amor con su segunda compañera Emma, el otro
amor de nuestro hermano. Amor reposado y constructivo, pacificadordetorbellinos
con quien vivía, esos amores que Ignacio creo, mantenía y regaba,con el afán
del poeta: con mieles, leche y pan. Ignacio, era un ser capaz de dar vida,alegría,
vitalidad y placer. Era amante y amado, aliento y abono para la amistad y el
amigo siempre esperado por aquellos que toco en su vida: amigos, hijos,
hermanos y compañeras. No era así, por ser escorpio como él decía. Era por amar
como un bolchevique, libre y militante.
Así como me fue difícil comenzar hablar, ahora no
es nada fácil terminar de hablar de un gran amigo. Le pedimos permiso al Che
para empezar y vamos pedirle a Trotsky para que termine por nosotros. Antes quiero
decirles que me unen y me unirán grandes lazos de amor y amistad con Ignacio
Morr y siempre que tenía la oportunidad me lo decía. Hoy me arrepiento de no
habérselo dicho nunca,y este escrito que -lamentablemente él no va a leer-
quiero decirle que lo amo y que nos va hacer mucha falta a quienes nos
reclamamos revolucionarios. Con él,recuerdo que no importaba el tiempo que
durábamos sin vernos, cuando nos reencontrábamos parecía que había sido ayer
cuando nos habíamos visto. De tal manera que cuando nos volvamos a ver serán
solo 24 horas de separación y nos tomaremos un roncito o un whikisito y
hablaremos paja sobre lo que tenemos que hacer para tomar el cielo por asalto,
un abrazo hermano.
Hasta la
Victoria Siempre
“Pero cualesquiera que
sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el
futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da, aun ahora, una
capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar”.
León Trotsky
León Trotsky
Simón Pineda
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