Hoy en Venezuela la polemica sobre la libertad de expresión y
el papel de los medios de comunicación es un debate diario. Al propósito del
día del periodista -27 de junio- se “refrescan” viejos y sectarios argumentos en un ambiente polarizado. Ubicar e indicar cual debe ser la posición
de los socialistas revolucionarios es una tarea de primer orden. Con el objeto
de aportar algunos elementos a esta importante tarea, traemos a los seguidorers de DESLINDE, este trabajo publicado en El Socialista, de Argentina, fechado el
08.09.10, en el cual se aborda el tema, no solo en Argentina, tambien en Venezuela.
A 70 años de su asesinato
Trotsky y
libertad de expresión
Actualmente
está planteado el problema de las relaciones entre la prensa reaccionaria, la
libertad de expresión y los distintos gobiernos. Recordamos un artículo que
publicó Trotsky desde su exilio en México, dos años antes de ser asesinado por
un agente de Stalin.
En 1936, el
gobierno nacionalista burgués mexicano del general Lázaro Cárdenas fue el único
que, en todo el mundo, abrió sus puertas para el refugio del viejo
revolucionario León Trotsky y su esposa. Llegaron en enero de 1937. De
inmediato comenzó una feroz campaña del pequeño Partido Comunista local, y de
la conducción de la poderosa Central de Trabajadores Mexicanos (CTM), muy
influida por la burocracia soviética encabezada por Stalin, repudiando el asilo
otorgado a Trotsky y exigiendo su expulsión.
El
enfrentamiento de México al imperialismo
En aquellos
momentos la situación política en México se iba polarizando. En 1937 se había
dado la huelga petrolera, y Cárdenas había otorgado el derecho de huelga y
sindicalización a los trabajadores estatales. Luego vino la nacionalización de
los ferrocarriles y expropiaciones de tierras a los grandes terratenientes. En
marzo de 1938, Cárdenas anunció la expropiación de las compañías petroleras en
manos británicas y yanquis. Hubo una violenta reacción por parte de Inglaterra
y Roosevelt se ofreció de mediador, aunque sumándose a la exigencia de
indemnizaciones.
El
imperialismo hacía una fuerte presión y atacaba al gobierno nacionalista
mexicano, con el apoyo de la prensa reaccionaria local. El principal dirigente
de la CTM, el ferviente estalinista Vicente Lombardo Toledano, apoyado por el
PC mexicano, comenzó una campaña exigiendo al gobierno de Cárdenas que
censurara a los periódicos de la derecha.
La campaña
contra la prensa reaccionaria y la posición de Trotsky
La crítica
de Trotsky a las posiciones de Toledano fue una buena enseñanza sobre cómo
responder a la limitación de la libertad de prensa por parte de cualquier
gobierno burgués. Publicó un artículo con su categórico rechazo al reclamo de
Lombardo Toledano de ‘doblegar’ a la prensa de derecha, sea a través de la
censura o la prohibición directa.
“Tanto la
experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción de la
democracia en la sociedad burguesa, es, en último análisis, invariablemente
dirigida contra el proletariado […] cualquier ‘dirigente’ de la clase obrera
que arma al gobierno burgués con medidas especiales para controlar a la opinión
pública en general y a la prensa en particular, es, precisamente, un traidor.
En última instancia, la agudización de la lucha de clases obligará a las
burguesías de cualquier tipo a llegar a un arreglo entre ellas mismas;
aprobarán entonces leyes especiales, toda clase de medidas restrictivas, y toda
clase de censuras ‘democráticas’ contra la clase obrera.”*
Este ejemplo
es aún más ilustrativo por el hecho de que se trataba de un gobierno
nacionalista burgués como el de Cárdenas, que había refugiado a Trotsky, y que
estaba siendo duramente atacado por el imperialismo, con la complicidad de los
medios de derecha. Trotsky no titubeó en definir como altamente progresivas las
medidas de expropiación de las compañías petroleras, y escribió muy útiles
artículos para aconsejar cómo debían participar los trabajadores en la
administración de las industrias y ferrocarriles nacionalizados. Pero
distinguía tajantemente este tipo de medidas con la censura, prohibición u
otras referidas a los medios de comunicación, aunque fuesen de la derecha proimperialista.
Alertó que las limitaciones a la libertad de expresión irían en perjuicio de
los propios trabajadores (ver comentarios).
La
experiencia actual en Argentina
Llamamos a
rechazar cualquier limitación a la libertad de expresión orquestada por el gobierno,
aunque lo justifique en su enfrentamiento con Clarín o La Nación.
Ambos medios son voceros de sectores burgueses (Clarín apoyó al gobierno
de Kirchner en los primeros cinco años), y los dos apoyaron a la dictadura
genocida. Pero, siguiendo los consejos de Trotsky, no aceptamos que ningún
gobierno burgués (aunque sea auténticamente nacionalista, como era Cárdenas, y
menos aún ‘progresista’ como se autotitulan los Kirchner), limite la libertad
de expresión de estos medios, porque inexorablemente esa restricción irá antes
o después contra los propios trabajadores.
Esta es una
problemática que se vive desde hace tiempo en Venezuela. Cuando hubo un fallido
golpe contra el gobierno de Chávez en 2002, prácticamente todos los medios de
difusión privados lo impulsaron (televisión, radio, periódicos). Chávez fue
defendido por la movilización de los trabajadores y recuperó la presidencia. No
tomó ninguna medida contra los jefes golpistas ni contra sus voceros
mediáticos, como se lo exigieron entonces los trabajadores.
Cuando en
2007 se vencía la licencia del canal privado RCTV, y el gobierno no se la
renovó, la corriente sindical y política que encabeza Chirino (CCURA y la USI),
reclamó que, además de no renovar esa licencia, tomara medidas de fondo contra
esos medios golpistas, y diera una participación democrática a las
organizaciones obreras y populares en los medios de comunicación. Chávez hizo
todo lo contrario. Siguió persiguiendo a los luchadores obreros y pactando con
grandes grupos patronales, por ejemplo el de Cisneros, dueño de Venevisión
(también golpista en 2002). Cuando Chávez pretendió seguir avanzando y cerrar
RCTV Internacional y otras señales de cable, los compañeros de la USI
defendieron su derecho a seguir operando.
En 2009
comenzó una campaña contra Globovisión. La USI la rechazó, reclamando que se
respetase la libertad de expresión. Además, denunció que, aun siendo un medio
de la derecha reaccionaria, ésta emisora de TV es quien más viene dando
difusión a las noticias sobre los conflictos obreros que enfrentan al gobierno
de Chávez, sobre la persecución y asesinato de dirigentes obreros y a las
entrevistas a la izquierda clasista y revolucionaria que reclama la autonomía
sindical, por ejemplo, al dirigente Orlando Chirino.
Tal como lo
mostramos en los artículos de página 3 y 4, el gobierno de Kirchner no está
implementando ninguna medida que esté al servicio de la libertad de expresión.
Es otra de sus mentiras, para encubrir su creciente control de los medios de
comunicación. La izquierda, y en primer lugar quienes nos reclamamos
trotskistas, debemos defender la libertad de expresión.
* “Libertad
de prensa y la clase obrera”, publicado en la revista Clave en octubre de 1938. Véase Escritos,
Pluma, Bogotá, 1979, tomo IX (1937- 38), vol. 2.
El Socialista 08/09/10
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