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martes, 6 de junio de 2017

El gobierno se tambalea


5 de junio: “Un día de furia o 
de estertores agónicos”

Por: Nelson Gámez

En las jornadas precedentes al 5 de junio ya se notaba con claridad una tendencia creciente en las fuerzas represivas lideradas por la GNB y la PNB a provocar daño con saña sobre manifestantes, periodistas, transeúntes, y personas que en general mostrasen su descontento frente al gobierno. Pero lo sucedido este lunes 5 de junio, quedará registrado como el día en que el gobierno se volvió loco y se le saltaron los tapones como se dice coloquialmente. La furia con la que los funcionarios policiales, militares y bandas paramilitares actuaron ayer, sólo se explica por la incapacidad política del gobierno de mantener el control sobre el país y su impotencia para doblegar a un pueblo que en miles de puntos de la geografía nacional luchan por comida, por plenas libertades democráticas, rechazan la constituyente fraudulenta y exigen que el gobierno se vaya.

Cientos de videos muestran como los funcionarios de los organismos de represión acribillaron a jóvenes a quemarropa con armas “aliñadas” y a militares golpeando en forma cobarde a manifestantes, diputados, personas mayores, mujeres y hasta niños. El robo fue quizá uno de los aspectos más destacados en esta jornada en la que se puso de manifiesto el alto grado de descomposición del gobierno. A la par que funcionarios adscritos a la Policía o la Guardia golpeaban sin piedad, otros arrebataban celulares, carteras, ropa, calzado y cualquier otro objeto de valor que poseyeran las personas afectadas. Los más afectados del hurto callejero a plena luz del día, fueron los periodistas, que perdieron sus cámaras fotográficas y equipos de videos, celulares y las máscaras protectoras de gases que requieren utilizar para poder dar cubrimiento a lo que sucede en la agitada Venezuela de hoy.


Policías, guardias y asesinos paramilitares, rebasados en cantidad y convicción en los cientos de puntos del plantón que se realizó ayer lunes 5 de junio principalmente en las ciudades capitales, sólo atinaban a disparar sus armas de dotación. Y no lo hacían precisamente al aire para disuadir y dispersar a los manifestantes. No. Lo hacían en forma directa al cuerpo de los manifestantes con el único propósito de causar daño físico, dolor y desmoralización. Ver a funcionarios destrozar motos, vehículos e ingresar en forma violenta a edificaciones para capturar a personas participantes o no en la jornada de lucha, muestran que estos funcionarios y paramilitares tienen orden expresa emanada del alto gobierno de doblegar por la fuerza, a sangre y fuego, las distintas expresiones de lucha que la población en forma espontánea y masiva desarrolla día a día.

Otro hecho evidente de lo que hablamos se presentó al final de la noche, cuando unidades de transporte público custodiadas por guardias y paramilitares fueron conducidos hacia el Este de Caracas y quemadas, con la perversa intencionalidad de descargar la responsabilidad de estos hechos en quienes luchan contra el gobierno. El único problema es que todas estas acciones han quedado grabadas en los teléfonos móviles que rápidamente desvirtúan las historias ficticias que el gobierno intenta exponer para encubrir su política criminal contra los luchadores.

Incluso hasta en otro “suceso” policial tangencial se expresó el desate de demonios en el gobierno cuando por el portal www.aporrea.org se conoció que el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol anunció que en un procedimiento de captura en contra de un sujeto identificado como alias “Cheo”, éste antisocial al verse acorralado habría tomado la decisión de “suicidarse”. Este tipo de casos que ya son normales en el paisaje político venezolano gracias a la ejecución de los “Operativos de Limpieza” que desarrollan los cuerpos de seguridad del Estado, no tendría mayor trascendencia, de no ser por el hecho que el malandro en cuestión ahora es acusado como uno de los responsables del asesinato del Juez Nelson Moncada, a cargo del juzgado 48 de Control de Caracas.

Recordemos que con este caso, el gobierno y la “izquierda cómplice internacional” hicieron causa común para reseñar a través de las redes sociales, para demostrar que las acciones “fascistas” son las que animan e identifican a los miles de venezolanos y venezolanas que protestan. Se apoyaban para esta “sucia” campaña en el hecho cierto que el mencionado juez había sido encargado en el pasado de atender la apelación del caso del opositor Leopoldo López. Pero ahora resulta ser que los sicarios encargados del asesinato del juez parecen tener fuertes vínculos con militares y bandadas paramilitares que también quieren “cobrarse” la decisión de dicho juez de poner tras las rejas a seis de los siete funcionarios encargados del orden público implicados en el asesinato del joven protestante Basil da Costa ocurrido en el 2014. No sería extraño que en los próximos días el país se entere que los otros sicarios señalados de participar en este horrendo crimen también terminen “suicidándose”.

La descompostura también se expresó en la cara de las figuras de gobierno

Sin embargo debemos reconocer que el grave estado de excitación y arrebato mental no sólo es patrimonio de funcionarios policiales, militares y paramilitares. Ayer también pudimos apreciar el rostro del alcalde Jorge Rodríguez, haciendo de tripas corazón para intentar sacar una sonrisa a sus copartidarios y a los escasos televidentes que le observaban, afirmando que varios dirigentes de la oposición se habrían pre-inscrito para participar en la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente que promueve el gobierno. Todo mundo sabe que estas mentiras ya no provocan risa, por el contrario potencian la indignación de la población. De allí que las carcajadas de los allegados al Psuv además de fingidas, están bastante aterrorizadas por el futuro que les espera.

Ni que decir de la “inmensa alegría” demostrada por el alcalde cuando patinaba con las cifras, tratando de meter la coba que hay más de 55.000 ciudadanos y ciudadanas dispuestos a participar en calidad de candidatos en este proceso fraudulento. Ese guion ya está demasiado desgastado y lo que es peor, todos saben cómo terminará probablemente el próximo 30 de julio cuando la pusilánime Presidenta del CNE, Tibisay Lucena anuncie al filo de la media noche que la “tendencia irreversible” señala que con una participación de más de “20 millones”, equivalente al “85%” de la población votante, las venezolanas y venezolanos habrán elegido por mayoría abrumadora a los mismos candidatos de siempre de la cúpula del Psuv. Definitivamente la cara de Jorge Rodríguez, ya no provoca risa, genera asco.

Pero quien más desencajado estuvo ayer lunes 5 de junio fue Ernesto Villegas, ministro de Comunicación, o de “propaganda del gobierno” como es conocido en el país, no pudo responder a las dos o tres preguntas elementales que le pudo hacer su hermano en el programa periodístico “Vladimir a la 1”. Ernesto, aquél que mintiera alevosamente con la salud del Presidente Chávez, con todo desparpajo quiso recurrir a la matemática elemental para engañar al público televidente. Según el ministro no son 65 los muertos en estos 67 días de movilizaciones continuas. De acuerdo con sus cifras son más de 80 y la mayoría de ellas son personas allegadas al gobierno.

Si así fuera, el ofrecimiento de viviendas para las familias de las víctimas no sería una, como es el caso de la brindada a la familia del joven Orlando José Figuera, sino que serían muchísimas más. Tampoco pudo responder a la denuncia de la Fiscal que señala que la cúpula de las fuerzas armadas controla la investigación sobre la mayoría de las muertes y se niega a entregar los expedientes para que sean investigados por el Ministerio Público. Quiso el ministro “desmontar” la supuesta matriz de opinión que señala que el gobierno de Maduro es el responsable de la crisis y su responsabilidad política por todos los muertos en estos dos últimos meses, y para ello el Villegas soló afirmó, sin poder demsotrar, que el único responsable es el Secretario General de la OEA, Luis Almagro.

Y cuando el entrevistado quedó desnudo por los interrogantes hechos por su hermano, toda la ira y la desazón del ministro brotó, y cual enajenado su cara se transformó, gritó, gesticuló, acusó a la “oposición fascista” y como último recurso para defenderse recurrió al perverso método de la descalificación haciendo señalamientos que las preguntas eran tendenciosas, que su hermano era persona activa de la oposición y militante político del “Partido Globovisión”.

Para entender el desencaje emocional de los policías, de los militares, de los asesinos de las bandas paramilitares, de Jorge Rodríguez, del ministro Villegas, de Pedro Carreño que solicita estudios de insania mental de la Fiscal, no se requieren los oficios de profesionales de la salud mental y societal. Lo que está claro es que este gobierno que en otras oportunidades ha superado los conteos de protección de los “árbitros”, está de nuevo contra las cuerdas soportando los golpes que a diario le propina la población movilizada y que su propio organismo ya no da más porque se resquebraja por dentro.

La furia de ayer lunes 5 de junio, no son más que los últimos estertores de un gobierno quebrado, son las horas de agonía de un gobierno acorralado, que está catalogado por la mayoría de la población como cínico, corrupto, entreguista y asesino.


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