Por: Clavel A. Rangel Jiménez / crangel@correodelcaroni.com
Una madrugada especialmente confusa. Algunos miembros del comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) fueron convocados por el Ejecutivo nacional a una reunión de emergencia, después de dos semanas de protesta que incluyó represión y detención de trabajadores.
La amenaza de una marcha el jueves 14 de agosto de 2014, en la que participarían dirigentes sindicales de todo el país y dirigentes políticos en respaldo a Sutiss, activó al Gobierno que hasta esa fecha se había mantenido renuente de firmar el aumento salarial exigido por el sindicato.
Por eso el anuncio del 14 de agosto sorprendió a todos, mucho más a los trabajadores de Sidor. La entonces ministra de comunicación, Delcy Rodríguez, celebró la firma del contrato colectivo a través de un tuit, seguido por las declaraciones del secretario de organización del sindicato y dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), José Meléndez, a través de Venezolana de Televisión (VTV): “Hemos logrado un contrato histórico”.
“En este momento se logra acuerdo con los verdaderos trabajadores de Sidor. José Meléndez logró el acuerdo que pone fin a las acciones violentas”, dijo la hoy canciller Delcy Rodríguez.
Resistencia silenciada
El anuncio del Gobiernono persuadió de inmediato a los sidoristas. Y la protesta dentro de la acería persistió un mes más, hasta que la planta fue intervenida por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
A quienes intentaban agitar la protesta, se les apresó durante ocho meses: se trata del caso de los trabajadores Roderick Leiva, Leinys Quijada y Heberto Bastardo, quienes apenas el 26 de mayo quedaron en libertad.
La empresa también libró carteles de calificación de despido para más de 13 trabajadores, todos vinculados a los equipos sindicales ligados a la protesta y congeló la cuenta bancaria al presidente del sindicato, José Luis Hernández.
El compendio de acciones emprendidas por el Gobierno, más las desavenencias en el seno del comité ejecutivo tras tres años de mora en la discusión del contrato por primera vez en los 50 años de Sidor, quebraron la protesta y han mantenido al movimiento siderúrgico aletargado en el último año.
Capítulo oscuro
El contenido de la convención colectiva, un año después, sigue sin conocerse. Los sidoristas se han enterado de su contenido contrastando con el listín de pago y, pese a los intríngulis sobre quién firmó las actas, formalmente ante el Ministerio del Trabajo no existe tal documento homologado.
La imposición de la convención en Sidor ha sido uno de los retrocesos más importantes para la historia de la negociación colectiva que, a confesión de partes, está en veremos porque las empresas no son productivas dijo el ministro del Trabajo, Jesús Martínez, en entrevista al Correo del Caroní.
El Gobierno, cuya política laboral ha sido la de la división y criminalización de la protesta, confirmó con el caso de Sidor una práctica que ya era parte de la actuación del Ejecutivo desde 2008.
La Comisión Presidencial de Política Laboral para el sector Público en 2009, la comunicación del entonces vicepresidente de la república, Elías Jaua, prohibiendo los contratos que no fuesen aprobados por Hugo Chávez en 2010 y la comunicación de CVG en 2014 que prohíbe los contratos sin que sean aprobados por el Ministerio de Industrias, son algunos de los antecedentes del Ejecutivo por controlar sus desaciertos en la gestión de la política laboral.
Continuidad administrativa
Aunque la intromisión del Ejecutivo en Sidor tomó relevancia, ya era política de Estado, desde entonces el Ejecutivo no homologa convenciones colectivas. Comparaciones del Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) durante los últimos 20 años, permite concluir que entre 2005 y 2014 se han homologado un 15 por ciento menos de contratos con respecto al período inmediatamente anterior.
En el sector aluminio, las convenciones colectivas -cuando están a punto de vencerse- jamás fueron homologadas y los acuerdos se lograron por vías políticas, paralelas a los métodos institucionales.
Ya lo había dicho el Ministerio del Trabajo en el documento “Caracterización de las relaciones laborales y la negociación de convenciones colectivas en el sector público” elaborado en mayo de 2009.
Las líneas de acción proponían actuar desde arriba y no desde las bases para evitar conflictos, centralizar los recursos dispersos en privilegios y sobre todo: convertir a la crisis en oportunidad para “subir al trabajador que está muy abajo y bajar al que está muy arriba” en una política de unificación salarial, como la que seis años después ha logrado el Gobierno con el solapamiento de las escalas salariales.
Un grupo de 15 trabajadores fueron detenidos y otra decena heridos durante las protestas de agosto de 2014
Tal como en 2008, pero ahora reeditado por el Gobierno, los sidoristas fueron reprimidos con gases lacrimógenos
A un año de la negociación colectiva, los trabajadores desconocen el contenido de la convención
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