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sábado, 18 de febrero de 2012

Argentina: Sigue la piratería inglesa en Malvinas


Por:   Guillermo Sánchez Porta (El Socialista- Izquierda Socialista)

Argentina-barcoinglés.jpgMientras Cristina “chamuya”
Los ingleses siguen pirateando


La semana pasada Cristina llamó a diputados, funcionarios, sindicalistas, empresarios y a la Iglesia a un acto en la Rosada para “importantes anuncios sobre Malvinas”. Pero sólo informó que va a reclamar a la ONU por la “militarización” de Inglaterra en las islas y la construcción de un hospital para ex combatientes. Mientras, los ingleses traen el destructor con armas nucleares y avanzan en la depredación del Mar Argentino.

HMS Dauntlees: buque destructor con misiles antiaereos enviados por el gobierno de Inglaterra a las Malvinas. El principe Williams haciendo ejercicios militares en las islas.


 HMS Dauntlees: buque destructor con misiles antiaereos enviados por el gobierno de Inglaterra a las Malvinas. El principe Williams haciendo ejercicios militares en las islas.

¡Para colmo, los veteranos de Malvinas denunciaron que el hospital ya existe! Y, en la Rosada, en el lugar reservado para “combatientes de Malvinas”, sólo había muchachos de poco más de 30 años, que en el ´82 aún usaban chupete… Pocos días después, el gobierno de Cristina -que declama “sólo diálogo, paz y diplomacia” con los piratas ingleses-, no dudó en reprimir duramente a los reservistas con la infantería por cortar la 9 de julio.

Una política que no lleva a recuperar las Malvinas
Denuncias mediáticas a Inglaterra, negociación con la ONU, reiteración de apoyos internacionales y ofensiva política contra la guerra de Malvinas, podría ser la síntesis de la política K. El canciller Timerman, además de posar con el actor Sean Penn, llevó el reclamo a la ONU porque según él es “la organización por excelencia en defensa de la paz” y aceptó la mediación de su titular Ban Ki Moon para sentarse con Gran Bretaña. Encubriendo el rol de la ONU en el avasallamiento de la soberanía de países que rechazaron el colonialismo yanqui-europeo y que Inglaterra es miembro permanente del Consejo de Seguridad con poder de veto. ¡Apelar al zorro para que defienda las gallinas!

Timerman también reivindicó que EE.UU. apoya la resolución de la ONU para negociar (aprobada reiteradamente desde 1965), creando otra vez confianza en este imperio aliado incondicional de Inglaterra. Los partidos patronales opositores y la iglesia apoyaron a coro este lineamiento “diplomático”.

Pero el gobierno no tomó ni una sola medida contra los ingleses, ni la anunciada suspensión de vuelos de Chile-Argentina a Malvinas. Y se niega a cumplir con la ley 26.659 de hidrocarburos, que prohíbe que toda persona o compañía localizada en la Argentina preste servicios o tenga cualquier tipo de participación en empresas con actividades en Malvinas. Si alguna empresa incumple esta ley debería ser inhabilitada por un plazo que va de 5 a 20 años. ¿Así piensan el kirchnerismo y los demás partidos patronales recuperar Malvinas?

Una estrategia de oportunismo político
Así como el premier británico David Cameron está utilizando Malvinas para tratar de desviar la atención de los ingleses por la crisis económica-social, el kirchnerismo posa de impulsar una “ofensiva” por Malvinas, que no es más que un montaje estéril. Busca poner una cortina de humo sobre los ajustes, tarifazos, inflación, bajos salarios, megaminería, tratando de “unir al pueblo con el gobierno” en una “causa nacional”. Pero esta política no nos hará recuperar Malvinas, ni ahora ni en muchos años. Mientras, los ingleses siguen expoliando nuestras riquezas y militarizando el atlántico sur.

Atacar los intereses económicos británicos
Hay decenas de medidas a aplicar contra el colonialismo pirata, si hubiera una verdadera voluntad política de recuperar las islas. Los sindicatos transportistas, por ejemplo, decidieron el martes “boicotear cualquier buque con bandera inglesa, con la bandera mentirosa e inventada de Malvinas, o registrados de alguna de las banderas de conveniencia que los piratas británicos utilicen (Bermuda, Islas Caimán, Gibraltar, Panamá, Malta). Interpretando el sentir nacional, hemos decidido, ante las pretensiones militaristas de los ingleses, usar la herramienta que los trabajadores tenemos”.

Una política efectiva para obligar a los piratas ingleses a devolver las Malvinas hoy pasa por una ofensiva sobre las empresas británicas que explotan nuestro país y también sobre sus socias en la explotación en Malvinas. Cristina enumeró 18 multinacionales inglesas que actúan en Argentina.

Izquierda Socialista propone empezar por expropiar a estas multinacionales y las miles de hectáreas de tierra argentinas que están en manos británicas. Lo mismo contra toda empresa que participe en la explotación de Malvinas. Suspender los pagos de la deuda a todos los bancos ingleses y que se deroguen los tratados y leyes que nos atan al imperialismo inglés.
Ese es el verdadero camino que hay que exigirle al gobierno que adopte, para avanzar en la recuperación de las islas.

Escribe:
Mercedes Petit

¿Tienen que decidir los kelpers?
Desde hace años Inglaterra intenta “legitimar” la situación de su enclave colonial, nuestras Islas Malvinas, con un argumento totalmente falso: los habitantes de las “falklands” tienen derecho a decidir su destino, hay que respetar su “autodeterminación”. Y, como es lógico, todos ellos quieren seguir siendo lo que son: ingleses. Así se daría por “solucionado” a favor de los piratas el conflicto.

Los kelpers no tienen ese derecho. Aunque el problema se haya creado hace más de un siglo y medio, siguen siendo una población invasora. Desde la década del 30 del siglo XIX las islas fueron ocupadas militarmente por tropas inglesas, en los tiempos en que Inglaterra desplegaba su poderío colonial por todo el mundo. Para consolidar su presencia, en el pequeño enclave fueron injertados colonos trasplantados junto con sus ovejas desde la lejana Inglaterra. La población británica en Malvinas no es originaria, la trajeron desde el otro extremo del mundo. Han sido, son y serán un instrumento de la usurpación, custodiada por el poderío militar. Por eso no les corresponde ningún derecho a la autodeterminación o la “soberanía”, aunque lleven allí seis o siete generaciones.

En 1965 la ONU aprobó su resolución Nº 2065, en la cual insta a dos partes, el Reino Unido y la Argentina, a negociar. Por su complicidad con el imperio británico, no reconocieron los legítimos derechos soberanos de Argentina a recuperar su territorio usurpado. Pero es tan evidente el despojo que, por lo menos, se logró que reconozca exclusivamente “dos partes”. Los “terceros en discordia” con los cuales se escudan los piratas quedaron afuera. Los kelpers no son “parte”, sólo colonos ingleses de larga data.

El imperio británico es experto en invasiones militares y maniobras leguleyas. Un ejemplo ilustrativo del falso enfoque de los derechos de “pobladores locales” fue su intento en 1967 por hacer en Gibraltar un referéndum “democrático”, preguntando a la población británica local si querían seguir siendo ingleses o declararse “estado independiente”. El problema es que el Peñón de Gibraltar es un territorio que el imperio británico usurpó a sus vecinos españoles. En la estratégica entrada al mar Mediterráneo existe aún ese enclave colonial. La ONU tuvo que bloquear la realización del referéndum, que había sido rechazado de plano por el estado español. La situación de Gibraltar y la de Malvinas tienen mucho en común.

El ex canciller Jorge Taiana, en declaraciones a Página 12 explicó su rechazo a la autodeterminación kelper: “El caso Malvinas es un caso de descolonización, que toma dos grandes principios. El de la autodeterminación de los pueblos colonizados y el de la integridad territorial. En Malvinas rige este último y no el de la autodeterminación, por la sencilla razón de que existe un territorio sometido a colonización, pero no existe un pueblo colonizado.” (1/2/2012). Ese pseudo “pueblo” son 3.000 esforzados colonos ingleses, celosos custodios, junto a las tropas allí destacadas, de la rapiña perpetrada por una metrópoli imperialista. Por eso, 40 millones de argentinos reclamamos por la soberanía en nuestras islas.



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