La agrupación política Marea Socialista (MS) anunció el 30 de abril su separación del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), y su intención de legalizar una tarjeta electoral nacional para participar en las elecciones legislativas de este año. No es casual que el gobierno de Maduro haya decidido impedir que MS legalice una tarjeta electoral, instruyendo en tal sentido a sus operadores del Consejo Nacional Electoral. Repudiamos esta medida antidemocrática y reivindicamos el derecho democrático de MS a legalizarse como partido nacional.
En un clima de gran descontento de los sectores que fueron en el pasado la base social del chavismo, la separación del Psuv es percibida favorablemente por muchos activistas, hartos de la corrupción, las medidas económicas antipopulares, y el sesgo antidemocrático que se evidencia en el gobierno de Maduro. Sin duda, la separación del partido fundado por Chávez, es un paso en la dirección correcta.
En el 2007, muchos de los integrantes actuales de MS formaban parte del Partido Revolución y Socialismo (PRS) y de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-cura) de la Unión Nacional de Trabajadores. Este sector se escindió de ambas organizaciones para sumarse al partido chavista.
En aquella oportunidad Orlando Chirino, Richard Gallardo, y otros dirigentes del PRS y C-cura advirtieron que ante la ausencia de un debate democrático dentro del naciente partido, y la definición hecha por Chávez de la autonomía sindical como un “veneno contrarrevolucionario”, no había condiciones para participar en un partido policlasista, sin estrategia revolucionaria, como el concebido por el gobierno para suplantar al agotado MVR. La experiencia demostró que estaban en lo cierto, y hoy Marea Socialista esgrime precisamente la falta de democracia interna como el principal argumento para su separación de la tolda oficial.
Las declaraciones de Nicmer Evans, Gonzalo Gómez, y otros dirigentes de MS, dan a entender que la organización se reclama heredera del chavismo “original”. Expresamente han planteado que pretenden ser un muro de contención para frenar el deslave de la base social del gobierno, ofreciendo un nicho de apoyo crítico al gobierno para los inconformes. Con tal orientación, resulta muy difícil que se avance a un cuestionamiento de fondo al modelo político y económico del gobierno, fundamentado en alianzas estratégicas con transnacionales y sectores capitalistas nacionales, y en el cual el rol dirigente no lo tienen los sectores populares o la clase trabajadora, sino una casta de nuevos ricos ligados a la burocracia cívico-militar que maneja la renta petrolera.
MS también ha planteado que no se propone erigir una “tercera vía”, sino una alternativa revolucionaria. Pero es necesario avanzar hacia definiciones cruciales. ¿Se mantendrá MS como parte del Polo Patriótico, ocupando un espacio contiguo al de otras organizaciones chavistas como el Partido Comunista de Venezuela o Patria Para Todos? ¿Se mantendrá dentro de las filas de la corporativa y propatronal Central Bolivariana Socialista de Trabajadores? ¿Apelará a la movilización para imponer sus exigencias al gobierno, o pretenderá asesorar a Maduro para que corrija el rumbo mediante un “golpe de timón”? ¿Además de denunciar la corrupción y el autoritarismo del gobierno, se sumará decididamente a la denuncia del plan de ajuste capitalista aplicado por Maduro, y a acciones para enfrentarlo?
Más allá de las diferencias políticas que nos separan, es posible que quienes nos reclamamos revolucionarios enfrentemos el plan de ajuste, exigiendo aumento general de salarios, un salario mínimo igual a la canasta básica oficial que se ajuste periódicamente de acuerdo con la inflación, así como planteando la nacionalización de la industria petrolera, sin empresas mixtas ni transnacionales, para recuperar el manejo soberano de los hidrocarburos, y que la renta se invierta en la producción agrícola, el rescate de las empresas básicas de Guayana, educación y salud pública, gratuita y de calidad, entre otras urgentes necesidades.
También enfrentando la ola de despidos que las transnacionales automotrices aplican en el estado Carabobo, con la complicidad de la burocracia sindical del Psuv. Christian Pereira, miembro de MS, es el presidente de la federación que agrupa a los trabajadores automotrices y autopartistas.
Una campaña de movilización con esta agenda, sin duda posibilitaría niveles superiores de articulación entre las organizaciones ubicadas a la izquierda del Psuv y de la MUD. Un primer paso positivo es la propuesta de MS y otras personalidades, y a la cual se ha sumado el PSL, de crear una Plataforma por la Auditoría Pública y Ciudadana del manejo de las divisas por parte de Cadivi y Cencoex, con miras a la confiscación de las cuentas y propiedades de las empresas de maletín que desfalcaron las reservas internacionales sobrefacturando importaciones, y exigiendo cárcel para los corruptos de los sectores público y privado.
El gobierno de Maduro está completamente agotado políticamente, no puede dar ningún giro a la izquierda, como pretenden sus apoyadores críticos. Es urgente que quienes nos reclamamos socialistas y revolucionarios sumemos esfuerzos por la construcción de una alternativa política frente al gobierno y la MUD, que luche en la calle el plan de ajuste que se instrumenta en acuerdo con el empresariado para descargar la crisis sobre el pueblo. Construyamos un proyecto nuevo, de y para las mayorías populares y los trabajadores de Venezuela.
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