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miércoles, 20 de julio de 2011

Camarada José Ignacio Morr. Hasta el socialismo siempre.



"Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad…”


"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación
cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."

Dr.  Ernesto Che Guevara.



            No es tarea grata dar inicio a unas líneas de despedida, cuando tenemos que removernos del hecho que un ser como José Ignacio Morr Pérez, que en su humanidad y durante sus años de vida, conjugo ser el amigo y el hermano, el buen padre y un extraordinario médico, que dedicó gran parte de su tiempo a cultivar y defender las ideas del socialismo, los derechos y conquistas de los trabajadores, y el bolchevismo, ideas que él abrazo desde muy joven, ya no esta con nosotros. Y tomamos, estas frases del Che, porque al igual que este argentino, Ignacio era un revolucionario lleno de amor, por esa vida que todos sabemos que se nos escapa desde el mismo día en que nacemos.


            Ignacio Morr, militó con el socialismo desde muy joven, por allá en el liceo Andrés Bello en Caracas, donde escribía y editaba un periódico clandestino llamado “La Poceta”, con mucha intuición y poca política, y en torno al cual se organizaron gran cantidad de jóvenes en la búsqueda de la denuncia, el debate y la formación política. Es desde ese momento que se organiza -junto a otros compañeros- en el socialismo revolucionario ingresando a la Liga Socialista -Voz Socialista- organización Trotskista que luego conformará el Partido Socialista de los Trabajadores, (PST) editores del periódico La Chispa.

A partir de año 1976 y ya en la Universidad de Carabobo, Núcleo Aragua, “La Morita”, compartía la lucha contra la reacción, AD-COPEI, y en disputa con el resto de la izquierda, por derrotar la políticas restrictivas del cupo universitario, en impulsar organismos democráticos de participación y decisión estudiantil, y en el debate político universitario. Ignacio no era violento, pero tampoco cobarde, no rehuía ninguna contienda y las enfrentaba en cualquier terreno. Esa militancia y ese valor lo llevaron a ser uno de los grandes dirigentes estudiantiles de “La Morita”. Fue secretario general de la asamblea de delegados, secretario general del primer centro de estudiantes de la escuela de medicina y dirigente del movimiento Cayapa; organización estudiantil, impulsada junto a Simón Pineda, las hermanas Páez, entre otros. Su actividad política era totalmente visible y las autoridades adecas, no le perdonaron el arrebato y la fuerza que la movilización estudiantil asumiera con su dirección, y lo expulsan de la Universidad por dos años, luego de haber sido agredido e inculpado por las bandas armadas de AD, dirigidas por los “democráticos” hermanos Celli, responsables de la dirección adeca en ese estado. 


            Esta situación lo ayuda a tomar la decisión de ir a trabajar en una fábrica textil como obrero y militante socialista. En esa fecha adquiere una bicimoto usada -más bicicleta que moto,-para dirigirse a su jornada diaria encontrando siempre un lugar donde esconder los volantes que iba a dejar en los baños de la empresa, -quizás reminiscencia de su juvenil Poceta,- esta vez en defensa de la clase obrera y de la organización de los comités de empresa. Era más cómodo cambiarse de Universidad o esperar que se cumpliera el tiempo de suspensión, pero él prefirió ir a militar en una fábrica en salvaguardia de los intereses de la clase obrera. Así era Ignacio, el imprescindible Ignacio.


            Posterior a su despido de la fábrica, decidió reincorporarse a la escuela de medicina, donde después de todos los avatares que esto significó se graduó de médico cirujano.  Luego de varios intentos por trabajar bajo la persecución y reacción adeca, tiene que ir a buscar faena en San Félix y donde edita un periódico, en defensa de las condiciones y atención a los pacientes,en defensa de los derechos de los trabajadores y los médicos. Una vez mas lo vuelven a despedir y recala en El Rastro, Estado Guárico, haciendo de su profesión un ministerio, implementando medidas para prevenir más que curar, tratando de  cumplir con sus obligaciones como médico y revolucionario. De allí no lo botaron, pero no le renovaron el contrato.

            Es entonces cuando descartar a la psiquiatría como especialización, asume la medicina interna como opción, probablemente buscando alternativas de una medicina más ligada a la totalidad humana: mente, soma y sociedad, el ser humano antes que el paciente, postgrado que hace en el Hospital Periférico de Catia (PEPO), cerca de los pacientes más pobres y desasistidos, en la más grande parroquia de Caracas, cerca del extinto Retén de Catia, atendiendo a los paria de la tierra y a los presos, quienes eran llevados a ese centro víctimas de la violencia y el olvido. Será por esa situación y  estimulado por los colegas de la época hace otra especialización en medicina crítica, asumiendo la lucha contra la muerte como un obrero más, reclamando la dotación del hospital, poniendo a veces de su bolsillo para solucionar problemas imprevistos.


De esa época existe otra anécdota de la cual nos enteramos el día de su entierro. Ignacio, logró colarse en una reunión nacional de jefes de terapias intensivas que se realizaba en Portuguesa. Allí, integró una comisión donde se impuso su criterio de no dejar la privatización de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), argumentando que los más pobres no podían en un estado millonario y corrupto pagar el derecho a la atención en peligro de muerte, además los principales pacientes atendidos en la UCI del PEPO eran los presos del Retén de Catia. Finalizando la reunión el coordinador de la misma dijo públicamente “Dr. Morr, sus presos no van a tener que pagar y serán atendidos en las UCI”. Ese era nuestro hermano y compañero.


Las épocas más recientes, lo encontraron trabajando en el Hospital Victorino Santaella, (HVS). Esos años significaron, más lucha por sus pacientes, sus colegas y el hospital, del cual llegó a enamorarse con esa pasión que solo Ignacio podía profesar, amor por la justicia y la vida. Es esta entusiasmo el que lo conduce a luchar, junto a un grupo de médicos en el HVS, presionando por la creación de la UCI en el Santaella, enfrentado con la burocracia del Ministerio de Salud y del hospital. Es de esta época su ruptura con el Chavismo, y retoma las banderas del Trotskismo y la Unidad Socialista de Izquierda.  También se separa laboralmente del HVS, su gran amor, dedicándose a ver pacientes y a apoyar las luchas que en la organización se plantearon, en contra de una burocracia neo burguesa que se apropia de los beneficios de la clase obrera y el socialismo, que nunca va a un hospital público, que engorda las arcas de las compañías de seguros y que viaja al exterior marcando un flamante desprecio por quienes ejercen con muchas dificultades, dignidad y vocación de servicio. En abril del 2009, en respuesta al Dr. Ugas Rondón publica en la laclase.info un artículo que tituló: Los HCM y la salud publica, del cual sustraemos, las siguientes líneas:

“Un aporte a lo escrito por Ugas Rondón.


Me ha llamado mucho la atención lo escrito por el compatriota Rondón, ha sido preocupación desde hace muchos años a los médicos que comulgamos con las ideas del Socialismo. Desde esos tiempos nuestro pensamiento se ha centrado en la Socialización de la medicina y por ende en acabar con el lucro que esta genera a los dueños de las compañías de seguro y a los propietarios de los centros privados de salud.

He visto como en estos 10 años de “Revolución“no se ha mencionado nada al respecto y se sigue el camino trazado por la IV República en materia de subsidios a los grupos económicos dueños de las clínicas, para nadie es un secreto que la gran mayoría de quienes acuden a recibir atención en las clínicas tienen un seguro privado y además la mayoría de los seguros son de instituciones dependientes del Estado.


Se ha dicho que el Estado invierte enormes sumas de dinero, aún más que las que invierte en la salud pública, en los contratos a aseguradoras que se convierten en administradores de la salud de los venezolanos.


Lo que quizás me distancie de su opinión es hacer responsable a los médicos o a los dirigentes sindicales de tal situación.


Estimado camarada Rondón, sólo es responsabilidad del Estado el que esta situación se mantenga y cabría preguntar al Ministro de Salud qué opina al respecto, incluso, ¿Dónde acuden los funcionarios gubernamentales de todas las esferas de los poderes y sus familiares cuando se enferman?, ¿Utilizan los seguros privados?”

Y más recientemente, con fecha del 9 de junio al propósito de un lamentable suceso en el HVS, redactara un artículo, en el que se expresó, de la siguiente manera:  


“Y es que en todos los años de este gobierno nunca se le dio la debida importancia a nuestros hospitales y por ende a sus necesidades y problemas.  No dudo en la necesidad de políticas en atención primaria, pero nuestros hospitales y la formación docente que estos proporcionan no debieron olvidarse, y no solo ello, la capacidad resolutiva de pacientes que lo ameriten tampoco. Hay que recordar que solo un 30 % de la población tiene la posibilidad de acudir vía sus seguros privados, muchos de ellos subsidiados por el estado, a una institución privada, pero si, mas allá de compras compulsivas de equipos muchas veces con vencimientos de garantía y servicios…….No se realizo mas nada….…sobre todo se olvido el recurso humano y se dejo a sus propias decisiones su futuro y sus necesidades…. Lamentable, pero cierto.

Hoy tomamos decisiones como cierre técnico o nos negamos a acudir a guardias nocturnas por temor y con razones, muy a pesar de afectar a la población. Pero el olvido vino primero de nuestras autoridades, quienes no comprendieron la magnitud del problema y lo peor no escucharon a quienes plantearon posibilidades de salida… en el fondo el estado de hoy no se diferencia del pasado en mantener lo establecido... No hay revolución en salud... Todo sigue como hace 10 años… y algunos señalan peor.

Y es que de socialista este gobierno lo que tiene es el nombre, porque en salud el socialismo se traduce en socializar la medicina y garantizar a todo el personal una justa y gratificante remuneración para la dedicación exclusiva a la medicina publica y acabar con el negocio que representa la medicina privada que solo garantizan ganancia a sus dueños y un pequeño numero de galenos, con la consiguiente fuga a ese medio a muchos médicos y enfermeras buscando mejorar sus ingresos.

A pesar de lo sucedido la comisión de salud de la asamblea nacional busca un acercamiento con una directiva de la FMV caduca sin credibilidad y quienes no representan y viven las calamidades del gremio…mas allá de estar involucradas en el golpe de estado y en total impunidad…

El gobierno de la presidente Chávez continua una política alejada de los intereses de los trabajadores y se acerca a los caudillos de siempre, con las políticas de siempre….$.”

Ese era Ignacio Morr, con toda su firmeza, claridad y agudeza.

En estos días cuanto se han levantado los pueblos árabes, el apellido Morr –que es de origen libanes- decía él, que se le revolvía junto a la vena internacionalista, siempre en apoyo a la causa palestina. Por eso fue uno de los mas entusiastas en las marchas de hace un año, en repudio a las agresiones israelitas. Al enterarse de su muerte, un estimado amigo común del sur de nuestro continente, nos escribió un correo recordándolo, “como un gran amigo del partido, del morenismo, siempre alegre, nos apoyo, sincera y entusiastamente. El 1ero de mayo estaba eufórico”, ya que en esa marcha, acudió al llamado de la Corriente Clasista Unitaria y Autónoma (CCURA), reclamando su franela, y un lugar en la columna como uno mas de CCURA.


Queremos igualmente recordar de Ignacio otras caras de su vida, integrante de una familia,  vinculado a sus seres queridos, humano y compañero,dispuesto a dar y a  no estar ausente. Hombre lleno de amor que amaba y se hacía amar por quien lo conociera. En el amor también era un Bolchevique, amaba con libertad, militantemente. Capacidad que aprendió de una mujer extraordinaria –y que algunos gozaron la dicha y el honor de conocer- María Pérez, su madre. Su sonrisa genuina, aun ante las puertas de la muerte y consumida por un cáncer, María no dejo de mostrar, siempre feliz por sus hijos, orgullosa de la labor cumplida desde los trabajos más humildes, una obrera llena de amor por los otros, convencida que su esfuerzo tendría recompensa. Ignacio, la amó con el fervor, de un hijo que valoraba su tesón, esfuerzo y compromiso.


Ese fue el mismo sentimiento que Ignacio, trasmitió a sus hijos, a Edgardo, el mayor nacido en Caracas por las curvas de la vida y quien tuvo a María Pérez como su nana y a Esther como madre. Esa Esther que amo y ama Ignacio, y quien le dio también a Vanessa, la única, como fruto de su vientre. La flaca Esther lo conoció en la Universidad y entre los dos se forjó una indisoluble complicidad que los llevó a ser compañeros hasta el último día, eses último momento cuando el dolor y la rabia la llevaron a darle el último regaño de esa extraordinaria mujer, parte María Pérez, parte Josefina pero definitivamente Esther, unabronca por todos  compartida “porque te vas cuando te necesitamos”. Y José Ignacio, el menor fruto del amor con su segunda compañera Emma, el otro amor de nuestro hermano. Amor reposado y constructivo, pacificadordetorbellinos con quien vivía, esos amores que Ignacio creo, mantenía y regaba,con el afán del poeta: con mieles, leche y pan. Ignacio, era un ser capaz de dar vida,alegría, vitalidad y placer. Era amante y amado, aliento y abono para la amistad y el amigo siempre esperado por aquellos que toco en su vida: amigos, hijos, hermanos y compañeras. No era así, por ser escorpio como él decía. Era por amar como un bolchevique, libre y militante.


Así como me fue difícil comenzar hablar, ahora no es nada fácil terminar de hablar de un gran amigo. Le pedimos permiso al Che para empezar y vamos pedirle a Trotsky para que termine por nosotros. Antes quiero decirles que me unen y me unirán grandes lazos de amor y amistad con Ignacio Morr y siempre que tenía la oportunidad me lo decía. Hoy me arrepiento de no habérselo dicho nunca,y este escrito que -lamentablemente él no va a leer- quiero decirle que lo amo y que nos va hacer mucha falta a quienes nos reclamamos revolucionarios. Con él,recuerdo que no importaba el tiempo que durábamos sin vernos, cuando nos reencontrábamos parecía que había sido ayer cuando nos habíamos visto. De tal manera que cuando nos volvamos a ver serán solo 24 horas de separación y nos tomaremos un roncito o un whikisito y hablaremos paja sobre lo que tenemos que hacer para tomar el cielo por asalto, un abrazo hermano.


Hasta la Victoria Siempre


“Pero cualesquiera que sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da, aun ahora, una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar”.
  León Trotsky


Simón Pineda


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