El lunes 5 de agosto, voceros del gobierno de los Estados Unidos anunciaron una orden ejecutiva firmada por Donald Trump, que decreta nuevas sanciones económicas en contra del Estado venezolano, al embargar todos sus activos en territorio estadounidense y prohibir el establecimiento de negocios con las instituciones estatales y los funcionarios gubernamentales del país.
Las nuevas sanciones imperialistas de Donald Trump se enmarcan en la disputa que desarrollan la fracción de la burguesía tradicional representada en la oposición patronal e imperialista de Guaidó y los partidos de la AN y el gobierno cívico militar de Maduro, por el control del aparato del Estado venezolano, y que en la actualidad tiene como principal escenario la negociación de élites que realizan en Barbados con la mediación de Noruega, el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición patronal liderada por el diputado Juan Guaidó.
Las nuevas sanciones imperialistas se suman a la presión política y económica que ejecuta el imperialismo yankee para lograr el derrocamiento de Nicolás Maduro y la imposición de un gobierno proestadounidense en Venezuela dirigido por Juan Guaidó, y de esta forma evitar la caída de Maduro mediante una masiva movilización obrera y popular.
El diputado Juan Guaidó, casi como si se tratara del representante oficial del gobierno de Donald Trump en Venezuela, rápidamente dio su respaldo absoluto a las nuevas sanciones imperialistas que agudizarán el deterioro de las condiciones de vida del pueblo trabajador, con la excusa de la supuesta protección de los activos del Estado venezolano en EEUU. En realidad, los ingresos de Citgo y el dinero depositado en las cuentas embargadas son utilizados de manera unilateral y autoritaria por el imperialismo yankee para cancelar deudas espurias al capital financiero y a empresas estadounidenses como la transnacional minera Crystallex.
Lamentablemente, un sector de la población expresa su apoyo a las nuevas sanciones imperialistas de EEUU, porque considera que es un ataque que va a sufrir el repudiado gobierno de Nicolás Maduro, y que de ese modo puede pronto ocurrir un cambio gubernamental. En realidad, las sanciones imperialistas excluyen de una forma hipócrita a las empresas transnacionales de EEUU en Venezuela y a los negocios de las dos fracciones de la burguesía venezolana, pero afectan de inmediato las condiciones de vida del pueblo trabajador, y a su vez crean una falsa expectativa en una supuesta salida negociada a la crisis política; que en la actualidad se observa difícil y lejana, porque los jerarcas chavistas que controlan el aparato del Estado no sufren ni la hiperinflación, ni la destrucción de los servicios públicos, ni la depauperación del salario.
Por otra parte, un sector de la población correctamente rechaza las sanciones imperialistas de EEUU, pero otorga su respaldo al gobierno de Nicolás Maduro con la excusa de la unidad antiimperialista. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro ha aplicado un conjunto de medidas que evidencian su falso y retórico socialismo y antiimperialismo: el pago de la deuda externa, la creación y entrega del Arco Minero del Orinoco, el aumento del paquete accionario de las transnacionales en las empresas mixtas con Pdvsa, el establecimiento de zonas económicas especiales para la inversión extranjera, y la exoneración del pago del ISLR a las transnacionales petroleras y de las tasas aduaneras a la gran burguesía importadora.
¡No a las sanciones imperialistas de Donald Trump!
¡Ni Trump ni Putin, el futuro de Venezuela lo debe decidir el pueblo trabajador venezolano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones