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sábado, 4 de octubre de 2014

Encrucijada económica actual




Humberto Decarli
El Libertario

La coyuntura económica venezolana es terriblemente difícil. El modelo extractivista y rentista hace aguas a pesar del alto precio del crudo nacional cuyo promedio es de 100 dólares en los últimos meses. El populismo basado en la bonanza económica ha conducido al país hacia el precipicio no obstante haber recibido la astronómica suma de 784 mil millones de dólares en los quince años del chavismo.

La enfermedad holandesa
Desde 1926, cuando el oro negro pasa a ser el principal generador de divisas, Venezuela ha transitado por la vía de la extracción y exportación de los hidrocarburos sin haber invertido esa formidable renta. Las administraciones del Benemérito, López Contreras, Medina Angarita, Pérez Jiménez y la democracia representativa en sus dos expresiones, el puntofijismo y el chavismo, no hicieron otra cosa que padecer la enfermedad holandesa, metáfora empleada por los economistas para explicar lo acaecido en los Países Bajos en los años sesenta cuando descubrieron yacimientos gasíferos y se dedicaron a explotarlo abandonando los patrones de la economía nacional basada en el trabajo.



El caso venezolano es patético porque el ingreso generado por las tres últimas bonanzas, la de 1973, 1978 y la del siglo veintiuno, no engendraron beneficios globales pero sí endeudamiento, inflación, escasez y desabastecimiento.

La aberración económica chavomadurista
Con el advenimiento de la experiencia militarista y la súbita elevación de los precios del petróleo en la primera década de este siglo, se acentuó radicalmente la tendencia a seguir los patrones diseñados por adecos y copeyanos. En primer lugar, se centralizó absolutamente en el Estado la administración de las crecientes divisas originadas por varios factores internacionales incidentes en incrementar el precio del barril. Segundo, se estimuló de manera irracional el gasto público utilizado en políticas asistencialistas en las llamadas misiones. Tercero, al fallar la liquidez apelaron al mecanismo más tradicional como es la devaluación. 

Cuarto, se empleó la factura petrolera para ganar liderazgos y con tratados como Petrosur, Petroandina y Petrocaribe, se dio rienda suelta al reparto.
En quinto término, la carencia de la más elemental institucionalidad democrática permitió una corrupción desmedida a través de Cadivi al producirse la donación de más de 18 mil millones de dólares al gobierno cubano, la transferencia ilícita hacia las empresas de maletín y una suma enorme no ingresada por PDVSA al país. Sexto, la renta solo sirvió para aumentar las importaciones continuando con la economía de puertos. Séptimo, al no haber dólares disponibles en medio de un modelo importador se genera la escasez y el desabastecimiento. Octavo, comenzamos a padecer hiperinflación y recesión.

Concomitantemente el Banco Central esconde las cifras para no develar la verdad y crear una fundada alarma, pero la realidad emerge indiferente a maquillajes y omisiones.

La respuesta gubernamental a la crisis
Ante la situación desesperante el comité político-militar de la revolución asume tres sendas. En el plano publicitario y propagandístico urde explicaciones fantasiosas para justificar el desastre. Hablan de guerra económica, especulación y agresiones internacionales en combinación con los aliados burgueses criollos. Es una iniciativa empleada en Cuba (el bloqueo americano como justificación de las desgracias) con buenos resultados en la isla más con poca credibilidad en Venezuela.

En el ámbito político se mantienen con una postura represiva e intransigente. Nada de aperturas, conversaciones o diálogo; solo imposición y el empleo de la fuerza y la violencia contra estudiantes y trabajadores. La protesta está más que criminalizada para impedir cualquier manifestación de disidencia. Para ello se utiliza la panoplia armamentística adquirida desde hace varios años con tales fines. Adicionalmente se profundiza el militarismo en todos los órdenes de la actuación del Estado.
La respuesta económica es la peor de todas. Se prepara un paquete de medidas tendiente a subir los impuestos acompañada de recortes sociales y una devaluación. Diseñado por los asesores del banco francés Lazard, las opciones imponen espadas de Damocles a las grandes mayorías para mantener el flujo de caja necesario para la subsistencia del régimen. Además, es menester la venta de activos, verbigracia la Citgo, para enjugar el déficit y la entrega de minerales estratégicos a China. Ya se les dio en concesión la mina de oro Las Cristinas y se ampliará la dependencia y el endeudamiento con el imperio asiático.

Perspectivas
Aplastada de momento la movilización estudiantil a con una ostensible violación de derechos humanos, el régimen respira pero con dificultad. Las vicisitudes económicas y sociales propias del cartabón empleado para administrar la renta petrolera probablemente estimulará la protesta de trabajadores y excluidos sociales ante todas las dificultades para alcanzar la alimentación y las medicinas, factores básicos de la vida en sociedad. Ante ello, la represión puede funcionar hasta cierto grado, pero hay espacios en los cuales no es suficiente. Podría, ante la probable insuficiencia de la coacción, haber negociaciones para buscar oxigenación y cierta gobernabilidad. Para tal supuesto está disponible una oposición hecha a la medida del gobierno. Es un escenario posible para continuar con la dominación.

Cualquiera que fuese el desenlace, quienes optamos por soluciones distintas a las tradicionales debemos redoblar esfuerzos para estimular la participación, la discusión, el empuje de abajo hacia arriba y la proposición de proyectos alternos al rentismo para la búsqueda de caminos diferentes capaces de crear un mejor país donde valga la pena vivir.


[Publicado originalmente en El Libertario # 74, octubre 2014.]

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