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lunes, 10 de febrero de 2014

Opinión: Las políticas económicas del gobierno Maduro



Manuel Sutherland

La nuevas medidas económicas trajeron consigo una devaluación parcial y una serie de cambios institucionales que pretenden solucionar problemas correlativos al uso especulativo que algunos le dan a las divisas. En ese intento, el gobierno bolivariano crea un nuevo sistema cambiario que va a trabajar con dos precios: una tasa preferencial de 6,30 bolívares por dólar, que regirá a los elementos prioritarios (salud, alimentación e insumos para la producción en 11 áreas); y la tasa variable SICAD (ahora en 11,36 Bs. por Dólar) que servirá para comprar todo lo demás: artefactos de computación, turismo, compra de boletos aéreos etc. Esto último representa una devaluación del 79% en una serie de bienes importantes, lo que reduce el poder adquisitivo de manera significativa. Más preocupante aún es la entronización del SICAD como mecanismo de distribución de divisas, por sus procedimientos discrecionales y escasamente transparentes, ello fomenta la corrupción y la ineficacia.

A quien perjudica la devaluación

Este nuevo sistema continúa beneficiando a la clase capitalista en detrimento de la clase asalariada. Quienes tienes ingresos fijos, trabajadores asalariados, verán mermar su salario real, es decir, su poder adquisitivo. Quienes explotan fuerza de trabajo, capitalistas de las más variadas ramas, sólo tendrán que trasladar al precio final el incremento en los costos de la importación, así podrán mantener intacto, márgenes de beneficio que rondan el 1000 %. Esos márgenes de venta son tan altos, porque TODOS los empresarios, tengan dólar preferencial o no, fijan sus precios de acuerdo a la cotización del dólar paralelo. Dicho dólar, por más que el gobierno trate infantilmente de proscribirlo, es el llamado: “dólar de reposición inmediata de inventarios”. Por ende, aunque parte de la burguesía reciba dólares a 6,3 Bs, e importe con ellos, las mercancías que nos venderán tendrán precios correlativos al dólar de 76 Bs., que es el actual (febrero 2014) precio del dólar paralelo, reflejado en esta página que todos los comerciantes consultan: https://shd46to28d7c3j9pn7wk.r.worldssl.net/.


En la medida en que el gobierno devalúe parcial, o completamente la moneda, el precio del dólar paralelo seguirá creciendo y ofreciendo una jugosa ganancia especulativa a quien obtenga el dólar oficial. Quienes crean que devaluar es bueno para aumentar las exportaciones no petroleras, mejorar la competitividad o alcanzar el fementido: “equilibrio económico”, se olvidan que desde 1983 a la fecha, la moneda estadounidense se ha encarecido en más de 146 mil por ciento, al pasar de 4,3 Bs. a 6300 Bs. por dólar (oficial). Esa maxidepreciación continua, ningún beneficio exportador ha traído.

Según cifras oficiales, los empresarios se llevan sólo por concepto de importaciones (abrumadoramente fraudulentas) el 80% de las divisas preferenciales vendidas por el Estado. Los asalariados consumen una cantidad muy baja (menos del 10%) en operaciones electrónicas y turismo. Increíblemente el gobierno decidió reducir drásticamente ese mísero 10% afectando a millones de personas y salvaguardando el poder especulativo de una caterva de empresas tramposas. Las ventas máximas a personas naturales fueron reducidas de 3900 dólares a sólo 3000 dólares. Se racionó y castigó al sujeto menos culpable. Si el 50% de los usuarios de CADIVI, rasparon la tarjeta o vendieron su cupo (cifra totalmente exagerada), ello apenas representaría un fraude por 1600 millones de dólares, lo que equivale a menos del 4 % de las importaciones mayoritariamente dolosas del sector privado. Esta medida tan antipopular nada soluciona. Sobre las discrecionales, hipertrofiadas e ineficientes importaciones estatales (más de 30 mil millones de dólares en el año 2012) también había que hacer cambios radicales. La propuesta de un “Presupuesto de Divisas”, se queda extremadamente corta con la necesidad de consolidar y planificar TODAS las compras al extranjero de las empresas estatales. Es necesario quitarle a la gerencia de esas empresas la “libre” y tramposa facultad de importar lo que deseen (haciendo pingues estafas) y crear un mecanismo que pudiera transparentar en tiempo real, TODAS las operaciones de importación que ellos realicen, incluyendo los detalles correlativos a la misma. Eso no se hizo y la posibilidad de auditoría inmediata es poco menos que imposible.

Gráfico A [1]: La asignación total de divisas a CADIVI para el año 2012



Carta de fiel cumplimiento y etiqueta de importación con dólar oficial… más medidas estériles

Aunque en Argentina hay un enorme desarrollo agroindustrial y mucha más industrias que en Venezuela, el precio (no oficial) del dólar de EEUU sigue siendo el patrón que rige la colocación de precios en el mercado interno. En Venezuela, con un PIB agrícola que ronda el 2% y un PIB en manufacturas que roza el 12%, el dólar (paralelo, de reposición de inventarios) es el que rige los precios de casi todas las mercancías en el mercado local. Por ende, casi todos los precios reflejan la movilidad del precio de ese dólar. Obligar a los empresarios a colocar: “esto fue importado con dólar oficial”, es una medida estéril hace años implementada y fracasada. Es una regulación que los empresarios fácilmente sortean cambiando los precios de adquisición o inflando sus costos.

Más inocua y cursi es la medida de imponerle al importador, la firma de una “Carta de Fiel cumplimiento” donde jure so pena de cárcel, que traerá las mercancías que importa y que estas tendrán los idealistas precios “justos”. Por obtener los dólares preferenciales los empresarios firmarán cualquier cosa y harán cualquier timo, tal cual como vienen haciendo en los 10 años de control de cambio. Nada va a cambiar por la exigencia de un juramento. A lo sumo irán algunos gerentes a la cárcel (caso DAKA), pero el gran dueño seguirá haciendo las mismas trapacerías.

Un ejemplo concreto de la forma normal en que se fijan los precios en Venezuela

Veamos con un prototipo, el proceder NORMAL de toda tienda o importadora. DAKA compra un cuchillo a 1 $, con los costos de envío y demás, le sale en 4 $ en total. A 6,3 Bs. Por dólar el costo sería: 25,2 Bs. Si sumamos las ganancias y costos de comercialización, el cuchillo no se vendería por más de 50,4 Bs. Sin embargo, DAKA toma de referencia al dólar paralelo de la página que antes colocamos. Así las cosas, esos 4 $ (a 76 Bs. Por dólar) se convierten en 304 Bs., a ello se le agrega un margen de venta de 30% y dicha mercancía termina siendo vendida en 395 Bs. Ello arroja una jugosa ganancia bruta de alrededor de 1400%.
Todos los comerciantes fijan de esa forma sus precios al haber una escasa oferta de los mismos y ser muy limitada la importación para no burgueses. Ello ocurre porque las empresas importadoras traen mucho menos mercancías de las que facturan, para apropiarse de los dólares y venderlos en el mercado paralelo (con una ganancia bruta de 1100%) o ahorrarlos en el extranjero.

Venezuela: la paradoja de la escasez de dólares y la quintuplicación de sus exportaciones

En Venezuela el 97% de las divisas las genera el sector estatal de la economía. La totalidad de nuestro empresariado sólo exporta un famélico 3%, es decir, todas las empresas privadas en Venezuela apenas generan un microscópico 3% (2 mil 700 millones de dólares de EEUU -2012- ) del total de divisas que ingresan al país[2].

Si en Venezuela las importaciones totales crecen cuatro veces en apenas 9 años, y la producción interna se mantiene, relativamente a la baja, pero por bajo margen, lo lógico es que el mercado rebose en mercaderías importadas de todo tipo, haya un exceso de oferta y los precios de las mercancías en general disminuyan. Sin embargo, en Venezuela sucede todo lo contrario. Las mercaderías y servicios escasean, su calidad disminuye muy gravemente y la variedad de las mismas es muy reducida.

Más aún, a pesar de estar controlado el tipo de cambio, las mercancías importadas en Venezuela experimentan las subidas más espectaculares de precio. La inflación en el año 2103 alcanzó el 56,2% (BCV), llegando a ser la más alta del mundo, incluso por encima de Sudán y Siria. La causa central de la inflación en dichos países es la sangrienta guerra civil que sufren. En el caso de Venezuela, nadie se explica cómo puede haber resultados económicos tan catastróficos, habiendo un ingreso petróleo tan sólido y munificente. La única explicación coherente a tal descalabro, radica en la desorbitada fuga capitales que a través de la importación fraudulenta (principalmente) arruina al país. En la Tabla 1 se aprecia parte de ese desangre financiero, en el cual el oneroso pago por el Servicio de la Deuda cumple un rol desgraciadamente protagónico.

Tabla 1



Esta más que claro que nuestro empresariado local (venezolanos y extranjeros) no le hace falta más capitales para invertir, diríamos le “sobra”. La cuestión es que lejos de realizar inversiones en áreas que desarrollen las fuerzas productivas, se dedican a apropiarse de la renta petrolera que emana el Estado, a través de la especulación comercial y financiera. Por ello decimos que la clase capitalista ubicada en Venezuela, no tiene ningún potencial de desarrollo industrial, agrario y mucho menos tecnológico. Por eso es que en Venezuela hay poca infraestructura y de baja calidad. Con la mitad de esos 224 mil millones de dólares que salieron del país, se pudieron construir más de 100 líneas ferroviarias que atravesaran TODA Venezuela. En la actualidad, ese dinero reposa en las cuentas en el extranjero de la burguesía criolla y en los activos de los dueños de la deuda externa venezolana.

Hablemos de la organización: Tax Justice Network[3]. Dicha ONG coloca en su informe a los países que más padecen de fuga de capitales, para un período que va desde 1970 hasta 2010. Del informe citado, extraemos un gráfico que muestra cómo la burguesía “criolla” lleva muchos años fugando capitales de forma masiva, como parte estructural del proceso local de acumulación de capital. Sin embargo, eso no es óbice para afirmar que de 2000 a 2010 se fugaron más capitales en Venezuela, que de 1970 a 2000. Acá, a diferencia de la tabla 1, no se incluyen los pagos de la deuda externa.

Gráfico 2, en miles de millones de dólares de EE.UU.



Hagamos una comparación más fina y veamos en términos del PIB de cuatro naciones latinoamericanas, el inicuo desempeño de nuestra clase capitalista que ha impulsado un verdadero vaciamiento de capital que ha empobrecido al país de manera de sistemática.

Tabla 2, fuga de capitales en miles de millones de dólares de EE.UU.



En apenas diez (10) años (2000-2010) la fuga de capitales en Venezuela fue equivalente al 43% del PIB del año 2010. En ese período la fuga de capitales fue 42 veces más alta que en Colombia y diez veces más alta (en términos del PIB) que la de Brasil. Más aún, la exportación y privatización de capitales en Venezuela fue más alta que la de 30 países (sumados) en América[4], un verdadero record de una burguesía mefítica que no hace más que depauperar a la clase obrera de nuestra nación.

Ninguna devaluación adicional, reforma, diálogo con empresarios, estímulo a la inversión internacional o flexibilización de las leyes a favor de los empresarios (como clama el ultraliberal Felipe Pérez Martí), puede frenar esta sangría de divisas que hunde al país en la ruin espiral: Devaluación-fraude importador-inflación-caída abrupta del salario. Hacen falta medidas realmente radicales. Hace tres años el Presidente Chávez estaba convencido de que era necesario quitarle a la burguesía el negocio importador y crear una Central Estatal de Importaciones. Oscuros intereses impidieron su cometido. En próximos trabajos traeremos las gacetas oficiales donde ésta Central apareció y veremos cómo fue ahogada por mafias corruptas que lucran con la importación fraudulenta del empresario.

Notas:
[1] El gráfico fue extraído directamente de la extinta página web del suprimido CADIVI.

[2] Estos datos están disponibles en la cuenta de “Exportaciones e Importaciones de ByS” del BCV.

[3] En su página web dicha organización expone en varios idiomas sus propuestas y trabajos: http://
www.taxjustice.net/cms/front_content.php?idcat=2&lang=1

[4] Un caso aparte es el caso chileno. En Chile se han fugado 7 veces más capitales en el período
2000-2010, que en el período 1970-200, la exportación de la plusvalía es notable.

[Versión resumida de artículo más extenso, accesible en http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/11sutherland.pdf.]


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