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jueves, 19 de enero de 2012

La bancarrota de Alcasa compromete pago de salarios

Por:  Clavel A. Rangel Jiménez 


(Correo del Caroní) 
 
Miércoles, 18 de Enero de 2012.- Los trabajadores, airados y decididos en asamblea a exigir una respuesta del presidente Elio Sayago, se resintieron luego de escuchar sin discurso político de por medio, la confesión del gerente de Finanzas: “La verdad verdadera es que no hay para pagar quincena esta semana”. La frase causó un estruendoso silencio y decepción en la audiencia. Rostros cansados miraron al suelo.
 

El pago de la quincena, los ahorros, el bono de alimentación (cestaticket) y las inversiones para la planta conforman el paquete de reclamos.
Presidente de Alcasa defendió que, desde la estatal, se han hecho todas las propuestas para salir de la crisis

El escándalo de los trabajadores de CVG Alcasa fue mitigado por una verdad ensordecedora. En las cuatro paredes de la oficina presidencial el gerente de finanzas, Santiago Moyano, interrumpió la revuelta y en un acto de sinceridad les confesó: “La verdad verdadera es que no hay para pagar quincena esta semana”.
La revelación del gerente trajo a tierra a un grupo de alcasianos que ayer tomó la oficina de presidencia para presionar el pago de la quincena, los ahorros, el bono de alimentación (cestaticket) y exigir las inversiones para la planta.

La protesta se gestó en la asamblea de trabajadores que convocó el secretario general de Sintralcasa, Henry Arias. Un grupo de mujeres y hombres, empleados del Servicio de Comedores Orlando (Secorca) le acompañaron en principio y luego los alcasianos se sumaron a la protesta.

¿Más deudas?
El presidente de la estatal, Elio Sayago, no evadió la subversión de los trabajadores y subió al tercer piso del edificio donde un grupo de indignados reclamaba por sus salarios, ahorros, la inseguridad en la planta y, como colofón, la inclusión de una cooperativa y mujeres de los 
comedores.

Sayago informó que el viernes la CVG elevó un punto de cuenta, adicional a los 90 millones de dólares solicitados días atrás, por concepto de 213 millones.

“¿Qué le plantee al presidente de la CVG? Incluso esta mañana hablando con el viceministro Perdomo, yo le decía: ‘mira, aunque la demanda para este año sea de ese monto (213 millones) nosotros no tenemos capacidad para ir a un préstamo en la banca pública y asumir intereses por el orden del 19 por ciento”, explicó.

Alcasa sólo está en capacidad de asumir un préstamo de 150 millones de bolívares que, aunado a la venta de aluminio a futuro y la importación del metal para su transformación en la planta, podría mantener la estabilidad hasta el mes de julio, a la espera de la inversión prometida por la empresa Chalieco.

“¡Ya basta!”
Pero los trabajadores estaban sordos y no escuchaban razones. “Sayago, tú nos vas a volver locos, pero antes de que nos vuelvas locos tienes que buscarle la solución a esto (…) Usted sabe que la quincena que viene es más difícil porque no tenemos a quien venderle, ni a quien cobrarle y el préstamo no es seguro. Dígaselo a los trabajadores”, instó el director laboral, Cruz Centeno.

Y mientras otros protestantes se sumaban al debate, un cuadro del presidente Hugo Chávez se vino abajo, rodando por la pared. El dirigente Jhoan Rodríguez cuestionó que el Ejecutivo, luego de ordenar la desincorporación de dos líneas de producción, ahora no se quede callado.

Y entre reclamos y propuestas no se llegó a nada, excepto el condicionamiento del pago de nómina a una reunión que sostendría Sayago ayer con los clientes nacionales a quienes se les pediría un adelanto a cambio de aluminio a futuro.

En terapia intensiva
El escándalo de los trabajadores llegó hasta la CVG. La vicepresidenta de la corporación, Haydeé Valenzuela y el vicepresidente de desarrollo industrial, José Luis Colmenares, acudieron al salón de usos múltiples donde una multitud reclamaba atención inmediata.
Sin embargo, no hubo nada nuevo. Valenzuela anunció que el punto de cuenta para importar cinco mil toneladas de aluminio primario estaba aprobado.

La noticia produjo mayor malestar, pues desde casi un año el control obrero y Sayago habían solicitado ese trámite para ayudar a la crisis de aquel entonces.

Hoy el panorama es peor, recordaron los trabajadores. “Nosotros vemos con preocupación la intervención de Valenzuela y Colmenares, porque se creó una expectativa… ya la señora intervino dos veces y habla es de proyectos. No señora, nosotros no estamos para proyectos, nosotros estamos en terapia intensiva”.

Otro trabajador, Medina, replicó: “Es una irresponsabilidad que, a estas alturas, después de que tenemos cuatro años que la producción viene en picada, que vengan a pedirle esfuerzos a los trabajadores”.

“Aquí ha venido Rodolfo Sanz, Carlos Lanz y ha venido todo el mundo y se han tirado un discurso bien bonito. Nosotros los revolucionarios ahorita somos unos yankees, porque no le pagamos a los trabajadores”, agregó otro trabajador.

Y mientras Colmenares y Valenzuela intentaban explicar el proceso histórico, la cadena de proyectos, encadenamientos y esfuerzos, los trabajadores más se molestaban.

Arias, señalando a los dirigentes de otras empresas como José Luis Morocoima (Bauxilum), Emilio Campos (Carbonorca) y Juan Gómez (Sunep-CVG), invitó a los trabajadores a tomar las calles: se acabó la paz laboral.

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