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domingo, 6 de noviembre de 2011

Crece la protesta popular

Por:  Simón Rodríguez Porras (USI) 
Tomado de laclase.info
Miles de trabajadores reclaman por incumplimientos contractuales y atropellos laborales en el sector público y privado. Centenares de comunidades populares pelean por vivienda y acceso a los servicios públicos. La mayoría de los hospitales públicos se encuentran al borde del colapso. Los programas sociales que en algún momento fueron bandera del gobierno, se encuentran en franco retroceso. El interior del país sufre constantes cortes en el suministro eléctrico. Sangrientos motines carcelarios se suceden regularmente. Las industrias básicas y Pdvsa padecen los estragos de la desinversión, multiplicándose los desastres ambientales y los accidentes. La inflación destruye los salarios. Dos terceras partes de los empleados públicos ni siquiera pueden cubrir la canasta básica con sus magros ingresos. Ante este cuadro que retrata la decadencia del modelo nacionalista burgués impulsado por el gobierno de Chávez, incluso la enfermedad del presidente adquiere la cualidad de un problema político de grandes dimensiones, pues la mengua del “pequeño bonaparte” atiza los conflictos de las corrientes internas del Psuv.
  
En definitiva, lo que hace aguas no es más que el modelo de conciliación de clases que el gobierno quiso vender como alternativa “revolucionaria” al bipartidismo, e incluso como “Socialismo del siglo XXI”. Una utopía reaccionaria protagonizada por militares, “empresarios nacionalistas”, trasnacionales petroleras, y principalmente por una camada de nuevos ricos, amamantados en la última década por la renta petrolera. El proyecto político chavista se hunde y arrastra consigo las condiciones de vida de la mayoría del pueblo.

A Dios rogando y con el mazo dando
“Me anoto en la lista de los que hemos sido bañados por el milagro del siervo de Dios, me siento parte de esa legión de hombres y mujeres de los que vivimos gracias a los milagros”, dijo Chávez este 26 de octubre. Y mientras transmite ceremonias religiosas en su honor por los medios estatales y realiza inversiones en infraestructura de la Iglesia Católica, Chávez continúa “con el mazo dando”, aplicando medidas de ajuste que golpean los ingresos de los más pobres, criminalizando las luchas sociales y violentando la libertad sindical.

A partir de 2009, el gobierno tomó la determinación de descargar sobre el pueblo trabajador el costo de la crisis económica, devaluando la moneda en un 100%, aumentando en un tercio el IVA, liberando los precios de la mayoría de los alimentos, congelando las condiciones contractuales de millones de empleados y manteniendo los aumentos del salario mínimo anuales muy por debajo de la inflación. Los efectos sociales no tardaron en hacerse evidentes. Provea, una de las principales organizaciones de derechos humanos del país, presentó en diciembre de 2010 un informe en el que se recopilan datos oficiales que dan cuenta de un aumento de la pobreza en 14 de los 24 estados del país durante ese año. La cobertura brindada por las redes estatales de distribución de alimentos subsidiados, Pdval y Mercal, bajó de 13 a 10 millones de personas en el mismo período en que más de 150.000 toneladas de alimentos pertenecientes a estas redes se descompusieron debido a los manejos corruptos de la burocracia gubernamental. Las políticas regresivas en materia económica y social fueron acompañadas por una orientación de criminalizar las protestas reivindicativas. El llamado presidencial a utilizar “gas del bueno” en enero de 2009 contra los estudiantes de las organizaciones de derecha en realidad se aplicó de manera general contra las protestas sociales, y con particular ahínco en contra de los trabajadores. Actualmente, más de 120 dirigentes obreros y más de mil campesinos se encuentran con procesos judiciales abiertos por realizar huelgas, ocupar tierras, movilizarse y luchar en defensa de sus derechos. 

A esto se suma la acción de grupos de choque del Psuv en contra de las huelgas en las 
empresas básicas de Guayana, así como el avance del sicariato contra dirigentes sindicales clasistas y revolucionarios, prácticas criminales toleradas por el gobierno y protegidas con el manto de la impunidad. Ha habido más de doscientas víctimas de sicariato en las filas de los trabajadores desde el año 2005, incluyendo a importantes figuras del movimiento obrero como el presidente de la Unete-Aragua, Richard Gallardo, Luis Hernández, del sindicato de Pepsi Cola, y Carlos Requena, dirigente sindical de Produvisa, todos ellos dirigentes de la corriente C-Cura y de nuestro partido, la Unidad Socialista de Izquierda (USI).

“Hecho en chavismo”
El gobierno acuñó la frase “hecho en socialismo”, para publicitar sus obras. Pero en realidad el modelo económico venezolano dista mucho de ser socialismo del siglo XXI, o de cualquier otro siglo. Todos los días en las calles la gente protesta en contra de los efectos de la depredación capitalista. La mitad de la población en edad y disposición de trabajar es presa del desempleo, el subempleo y la economía informal. La inflación acumulada entre 1998 y 2010 es de un espectacular 753%. Los abultados ingresos petroleros han permitido financiar programas sociales que cumplieron un rol positivo en los primeros años del gobierno chavista, pero la tajada más gorda de la renta ha ido a parar a los bolsillos de la burguesía. La redistribución de la riqueza se ha realizado en sentido inverso al que publicita el gobierno. Las medidas de ajuste contra los trabajadores han contrastado con los incentivos y subsidios al sector empresarial: exoneraciones fiscales, préstamos de la banca pública con bajísimas tasas de interés, enormes cantidades de dólares subsidiados para la realización de importaciones. La participación del sector privado en el PIB pasó de 65% en 1999 a 70,9% en 2009. En 1998 el sector asalariado participaba de un 39,7% de la riqueza creada, mientras que los patrones se apropiaban del 36,2%. En 2008, a los trabajadores correspondió un 32,8% del valor creado, y la burguesía se hizo con el 48,8%. Refiriéndose a las cifras económicas del primer semestre del 2011, el profesor Miguel Ángel Hernández, secretario general de la USI, explica en un artículo reciente que “en el socialismo del siglo XXI son los banqueros los que más ganan, el sector financiero creció 9%... Fue el sector que más creció. Mientras que el comercio, dentro del cual se incluye a los importadores, creció 6,8%. 

Un gobierno que se autodefine como «socialista», tiene como fundamental base de apoyo a dos de las áreas menos productivas del capitalismo (bancos e importadores) y a dos de los sectores más transnacionalizados (telecomunicaciones y petróleo)”.

La rabia y la indignación popular en aumento
El fracaso económico y social del modelo gubernamental obliga a la gente a salir a la calle a defender sus derechos. El Observatorio de Conflictividad Social de Clacso recoge cifras que ilustran el aumento de la combatividad popular. En 1999 hubo 800 manifestaciones, mientras que en 2010 se realizaron 3.300 manifestaciones. Este año, completado el mes de septiembre, ya se han realizado 4.015 protestas, de las que más de la tercera parte corresponden a acciones de los trabajadores, el sector más efervescente. Hay un crecimiento sostenido en el número de protestas, las cuales se radicalizaron, a pesar de la persecución judicial en contra de los que luchan. Además, los trabajadores no son los únicos que se movilizan: centenares de reclamos vinculados al tema de la vivienda y los servicios públicos, la falta de presupuesto en las universidades, los cortes en el suministro eléctrico, entre otros, son motivos que llevan a miles a salir a las calles en todas las ciudades del país.

A pesar de la gran extensión de las protestas, la debilidad del movimiento obrero y popular estriba en la dispersión de las luchas. No hay organismos que centralicen los reclamos, no hay una central obrera que convoque protestas o huelgas unitarias. Sin embargo, el propio gobierno se está encargando de presionar al movimiento de masas para que dé respuestas unificadas a los ataques que sufre. La sentencia de siete años y medio de cárcel contra el dirigente sindical de Ferrominera del Orinoco, Rubén González, en febrero de este año, desencadenó una importante protesta obrera en Guayana y en todo el país, incluyendo la amenaza de una huelga general. El gobierno se vio obligado a instruir al Poder Judicial para que anulara la sentencia. El pasado 20 de octubre se logró unificar los reclamos obreros después de muchos años, con la jornada nacional de protesta, con más de 400 acciones en las que participaron trabajadores de 16 estados del país, convocada por el Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess).

La derecha no tiene nada que decir a los que luchan
La coalición electoral de la derecha, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD ) tiene muy poco que decir a quienes protestan en defensa de sus derechos. El eje de su discurso es la defensa de la propiedad empresarial y del rol de los capitalistas en el país, y su orientación es explícitamente contraria a la movilización. Según los voceros de los partidos de la MUD , la salida a la crisis es electoral y consiste únicamente en “salir de Chávez”. Podría parecer un contrasentido que partidos políticos que se oponen al gobierno no intenten jugar un rol protagónico en el intenso proceso de movilización obrera y popular. Pero en realidad este comportamiento es coherente con la naturaleza de las organizaciones que integran la MUD y con los intereses que defienden. Se trata de partidos burgueses, cuyos dirigentes provienen del riñón del puntofijismo. Además de que son aparatos burocráticos, clientelares y corruptos, están al servicio exclusivo de la burguesía. Aspiran a gobernar el país, pero no para satisfacer las demandas legítimas del pueblo que hoy toma las calles, sino para servir de dique de contención a esas exigencias y tranquilizar a los empresarios que ven con preocupación el auge de la protesta social. Su papel es imponer la gobernabilidad burguesa, un propósito que pasa por desmovilizar a quienes
vienen luchando.

En gran medida, los dirigentes de la MUD saben que sus votaciones han crecido por mérito del chavismo, que ha generado un importante voto castigo. Y aspiran a ganar las elecciones presidenciales del 2012 por medio de ese mismo mecanismo. De lograrlo, darán continuidad al saqueo de la renta petrolera, la entrega a las transnacionales imperialistas, el clientelismo y la corrupción, y se arrodillarán ante el gobierno de los EE.UU , como en la época del bipartidismo.

Una alternativa política de los trabajadores y el pueblo explotado
Independientemente del bando burgués que gane las elecciones presidenciales, en el 2013 se instalará un gobierno de base precaria, en un contexto de auge de las luchas populares. Desde ya, nuestro partido plantea que es necesario levantar un programa alternativo frente a la crisis y viene realizando una campaña nacional para visibilizar los aspectos que consideramos que debe contener ese programa. Partimos de la recuperación de la plena soberanía sobre el petróleo y los recursos naturales que el gobierno de Chávez ha entregado a capitales transnacionales por la vía de las empresas mixtas. La recuperación de los recursos que actualmente son saqueados por el imperialismo a través de las transnacionales petroleras servirían para tomar medidas de emergencia como la igualación del salario mínimo al monto de la canasta básica, así como construir sistemas integrales de salud y educación con carácter estatal, gratuito y de calidad. Asimismo, debe contemplarse la realización de una reforma agraria integral, una reforma urbana y el impulso a un ambicioso plan de construcción de viviendas con participación democrática de las comunidades populares y los trabajadores. Ni el actual gobierno ni la MUD pueden adelantar semejante programa de emergencia, por ello es imprescindible que se levante una alternativa política que luche por un gobierno democrático de los trabajadores y las organizaciones populares.

Artículo publicado en la edición No. 31 de la revista Correspondencia Internacional, publicación de la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional.

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