sábado, 16 de febrero de 2019
¿Ayuda humanitaria o plan económico popular?
Por Oswaldo Pacheco*
La gran mayoría del pueblo venezolano padece hoy los embates de la peor crisis experimentada por nuestro país, por lo menos en los últimos 90 años. esto como consecuencia de la aplicación de un brutal plan de ajuste hambreador por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
La tragedia social que vivimos ha producido niveles alarmantes de hambre y desnutrición, salarios miserables, la reaparición de enfermedades endémicas, el colapso del sistema nacional de salud, carencia de medicinas e insumos en los hospitales, el acelerado deterioro de los servicios públicos, que impide el acceso al agua potable, a la electricidad, al transporte público, entre otros servicios, y en términos generales, la depauperación de las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de la población.
La pavorosa crisis social se manifiesta en la desgracia de padres y madres que ven morir a sus hijos por falta de medicamentos o tratamientos médicos. Niños que tienen meses sin los catéteres necesarios para la diálisis, lo cual general continuas infecciones; pacientes de cáncer que no reciben la quimioterapia, pacientes de VIH sin acceso a los retrovirales. Miles de personas condenadas a muerte por falta de medicinas y tratamientos médicos adecuados. Adultos mayores mueren de mengua por falta de medicinas y por hambre, como consecuencia de las políticas de ajuste del gobierno de falso socialismo de Maduro.
Todo esto explica la gran angustia que sienten millones de trabajadoras, trabajadores y el pueblo empobrecido, a lo largo y ancho del territorio nacional. Una angustia que lleva a un sector importante de la población a depositar su fe en la ayuda humanitaria e incluso a esperar la acción de fuerzas externas. En ese marco entendemos a la madre, al hijo, al nieto, que en medio de la desesperación, está dispuesto a recibir la ayuda que requiere su familiar, sin importar cual es la procedencia del medicamento. No obstante esto, tenemos la responsabilidad de decir con claridad que está detrás de la ayuda humanitaria.
La ayuda humanitaria es la punta de lanza del plan imperialista de Trump y Guaidó
Junto a la mayoría del pueblo venezolano estamos por la salida del gobierno de Maduro. Esta situación es ya inaguantable. Sin embargo, debemos decir que con el pretexto de atender la crisis social que sufre el pueblo venezolano, Juan Guaidó, la Asamblea Nacional, y los partidos de oposición patronales, se han convertido en los ejecutores del plan definido por el imperialismo norteamericano para desplazar a Maduro y transferir el poder a un gobierno títere de los Estados Unidos. La llamada ayuda humanitaria es la punta de lanza de la estrategia imperialista del gobierno de Trump para derrocar al gobierno mediante un golpe de Estado.
Creemos que debe ser el pueblo trabajador movilizado en las calles del país, el que saque a Maduro. Seguir el ejemplo del pueblo haitiano que hoy lucha contra un gobierno que lo mata de hambre. O el ejemplo de los sectores populares que salieron masivamente a protestar entre el 21 y 23 de enero pasados. No es Guaidó, Trump o los militares la solución.
Bajo el supuesto que la ayuda humanitaria proveniente principalmente de los Estados Unidos, (y que ingresaría al país desde Colombia, Brasil y otros países), va a paliar la gran crisis sanitaria y alimentaria que agobia a millones de venezolanos, la oposición patronal pretende jugar con la desesperación y el hambre de la gente con la intención de obtener el favor de la población con fines políticos.
Han diseñado una matriz de opinión que pretende hacer creer que ésta ayuda es la solución a la crisis que estamos atravesando, y que por medio de ella, se lograría salvar las vidas de miles de venezolanos en condiciones críticas.
Al mismo tiempo, argumentan que con la presión que se va a generar por el ingreso de la ayuda humanitaria, las sanciones del imperialismo norteamericano, y ofreciendo garantías jurídicas para otorgar impunidad a los grandes jerarcas militares, a través de la Ley de Amnistía, se logrará producir un quiebre en las Fuerzas Armadas y la salida de Maduro.
Ésta política bajo la apariencia de una ayuda humanitaria, no es más que la estrategia injerencista del gobierno de los Estados Unidos con el respaldo de los gobiernos patronales de la región, que están aplicando brutales planes de ajuste contra los y las trabajadoras de sus respectivos países, como el caso de Macri, Piñera, Duque y Bolsonaro.
Lo que Guaidó y los partidos de la AN no le dicen a los venezolanos, es que esa ayuda humanitaria apenas suma unos 100 millones de dólares (bajo la incierta promesa que al abrirse el “canal humanitario”, otros países también harán sus aportes). La suma recaudada hasta el momento no representa ni siquiera 1 día de los ingresos de la nación por concepto de renta petrolera.
Es una cantidad ínfima, claramente insuficiente para resolver los gravísimos problemas generados por la catástrofe social que padece la mayoría del pueblo venezolano.
Por otra parte, no existe un diagnóstico serio que permita priorizar y clasificar la ayuda, así como tampoco existe un plan para la distribución de alimentos e insumos médicos, que garantice su uso efectivo entre las personas y centros de salud más vulnerables y necesitados.
Por motivos como éstos, la organización Cáritas con experiencia en este tipo de emergencias, ha señalado que “la ayuda humanitaria no resuelve los problemas del país, solo mitiga los impactos sobre la gente más pobre”.
En este contexto de profunda crisis política y social que atraviesa Venezuela, el imperialismo norteamericano y Guaidó están jugando con la angustiante situación del pueblo venezolano con el objeto de avanzar en sus planes políticos para asumir el control de la economía del país, y la ayuda humanitaria es la mampara que oculta esos objetivos.
La solución a la terrible crisis política y social no es la ayuda humanitaria, es un Plan Económico Popular de Emergencia
La actual crisis política y social por la que atraviesa el país amerita de soluciones estructurales, para lo cual se requiere de articular la fuerza de los y las trabajadoras para organizar la movilización popular y derrotar al gobierno de Maduro en las calles del país. No es Guaidó, ni Trump o los militares, los que van a resolver los problemas del pueblo trabajador. Ni una ayuda humanitaria a todas luces insuficiente, que además es manejada como un instrumento político y mediático por Guaidó y los Estados Unidos.
La crisis es de tal magnitud, que 100 millones de dólares es un pañito caliente que no resuelve nada. Necesitamos miles de millones de dólares para comenzar a transitar un camino que de verdad le de respuesta estructural a los gravísimos problemas que padecemos.
Por ello planteamos que es posible una salida de fondo a la tragedia del país, y llamamos a luchar por un Plan Económico Alternativo Obrero y Popular. El mismo debe partir de un plan de emergencia para la adquisición masiva de alimentos y medicinas y lograr un salario igual a la canasta básica indexado mensualmente. Para ello es menester no pagar la deuda externa. Esta debe ser otra medida del plan económico que proponemos. El gobierno pagó entre el 2014 y el 2018, más de 80 mil millones de dólares a los bancos transnacionales, y se apresta a cancelar a Rusia 9 mil millones de dólares en el mes de marzo. ¿Cómo puede justificarse este pago de deuda en el marco de la crisis que vivimos? ¡Esto es criminal!
Acabamos de enterarnos que Rafael Ramírez debe pagar 1400 millones de dólares por un fraude cometido siendo presidente de Pdvsa, y la exembajadora venezolana tenía 4 millones de dólares guardados en un banco de Andorra. Por ello, otra medida que proponemos es la repatriación del dinero fugado y la confiscación de los bienes de los corruptos. Todo esto es muchísimo más que los 100 millones de la ayuda humanitaria.
Junto a estas medidas proponemos que la industria petrolera sea 100% estatal, sin empresas mixtas ni transnacionales; una reforma tributaria progresiva para que el que tiene más pague más, plan de inversión para la recuperación de Pdvsa y las empresas básicas, y una reforma agraria que otorgue tierras a los campesinos pobres.
*Economista. Militante del Partido Socialismo y Libertad
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