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viernes, 26 de febrero de 2016

Elecciones primarias en Estados Unidos: ¿Qué significa el fenómeno Bernie Sanders?


Así como en el resto del mundo, nuevos vientos soplan en la política de los Estados Unidos. Ante una crisis social que avanza implacable, con su secuela de desempleo, bajos salarios y sin perspectivas de mejora en el horizonte, el descrédito y el rechazo a los partidos tradicionales tiene una nueva expresión. El veterano socialista de 74 años Bernie Sanders acumula victorias en las elecciones primarias en el Partido Demócrata, disputando cabeza a cabeza con Hillary Clinton hacia la elección presidencial de noviembre de este año.

Por Silvia Santos 

CST/PSOL de Brasil

Recogiendo las reivindicaciones del movimiento “Ocupa Wall Street”, Sanders promete impuestos a los ricos, elevar el salario a 15 dólares la hora, garantizar universidades y salud públicas gratuitas, entre otros aspectos democráticos, como la lucha contra el racismo, a favor de la comunidad LGBT y contra las intervenciones militares yanquis. En suma, se formó un movimiento esencialmente joven muy progresivo que dejó de temer a la palabra “socialismo”, que se está popularizando y está entrando en una franja, aunque aún minoritaria de trabajadores.

También su crecimiento expresa la desilusión con Obama (quien años atrás despertó las mismas o mayores expectativas que Sanders), ya que después de dos mandatos se profundizó la brecha social, el pozo que separa a los multimillonarios de una población trabajadora y de clase media cada vez más empobrecida.


En New Hampshire, Sanders obtuvo 85% de los votos de los menores de 30 años y el 65% de los trabajadores que reciben menos de 50 mil dólares al año. Por su parte, Hillary es favorita entre los votantes de más edad y con ingresos bien mayores.

Si por un lado tenemos a Sanders amenazando el favoritismo de Hillary, por el lado republicano crece la figura del multimillonario Donald Trump, racista y xenófobo, que hace campaña prometiendo expulsar a todos los musulmanes del país, entre otras perlas.

Por el lado de la clase trabajadora, la mayoría de los sindicatos y la poderosa AFL-CIO, tradicionales aliados de los demócratas, apoyan a Hillary, aunque sectores que han luchado, como enfermeras, trabajadores del correo y de la comunicación, así como miles de trabajadores descontentos, apoyan a Sanders.

Al mismo tiempo, la crisis económica y social explica que sectores de más de 40 años, blancos de clase media y trabajadores, asustados frente a la presencia de la población negra, latina, asiática, etcétera que disputa los pocos y mal pagos puestos de trabajo, están apoyando activamente al magnate Donald Trump.

¿Quién es Bernie Sanders?

Independiente hasta 2015, el actual senador por el estado de Vermont, Sanders, se vinculó siendo joven al socialismo y siempre tuvo ideas progresistas, reivindicando un socialismo “nórdico” o reformista.

Fundó y organizó agrupamientos diversos, enfrentando a demócratas y republicanos. En Vermont, ganó la intendencia de Burlington, siendo reelegido cuatro veces; en 1990 fue electo diputado, cargo que ejerció durante 16 años, hasta ser electo senador en 2006, ocasión en que fue oficialmente apoyado por el Partido Demócrata. El ex gobernador de Vermont, el demócrata Dean, declaró que Sanders “era un aliado que vota con los demócratas el 98% del tiempo” (incluso ha avalado el apoyo a Israel de los demócratas), y contó también con el apoyo del entonces senador Obama. Fue reelecto para el Senado en 2012 y en 2015 decidió disputar la candidatura presidencial del partido de Hillary y Obama.

En julio de 1986, en una conferencia en Berkeley de socialistas y activistas, Sanders dio este mensaje: “Se discute si los socialistas debemos o no trabajar dentro del Partido Demócrata para imponer nuestras ideas. Pero el Partido Demócrata no es el partido de los socialistas, sino de sus enemigos, los políticos burgueses [...] no es el partido de los trabajadores, de su clase, de los socialistas, pues defiende a la clase que oprime a los trabajadores [...] Si nosotros hemos demostrado que podemos vencer elecciones contra los demócratas, participando en ese partido, ¿no estaremos postergando por tiempo indeterminado nuestro propio nacimiento como fuerza política? ¿No sería el peor crimen contra nuestras propias ideas?” (Correo Internacional, octubre de 1986).

Desgraciadamente, 30 años después, Sanders cambió de idea. En vez de fortalecer la lucha por la creación de un partido socialista independiente, que incluso siendo reformista sería un paso extraordinario en la medida que disputaría con el tradicional bipartidismo, decidió reforzarlo. Ese bipartidismo entre los dos grandes partidos de los monopolios y del gran capital del principal país imperialista del mundo, es un chaleco de fuerza que impide la independencia política de clase de los trabajadores.

Por eso, citando al analista político argentino Marcelo Cantelmi, podemos decir que “Sanders sería una expresión de las angustias sociales, pero no significa que las represente”. Porque él no solo comprometió su voto a Hillary en caso que ella gane la primaria, sino que su programa será irrealizable en este período de crisis del capital, a no ser que el pueblo se movilice y de forma revolucionaria lo imponga, lo que no está en los planes de Sanders.

Por eso es equivocado confundir lo progresivo del movimiento de millones de jóvenes y franjas de trabajadores que reivindican el socialismo (aunque sea en una versión socialdemócrata) como las figuras o partidos que ocasionalmente estén al frente.

Sanders está lejos de ser un “outsider”; es un experimentado político que sabe que tradicionalmente el Partido Demócrata toleró o dejó correr diversas alas y sectores más o menos progresistas, mientras que, al mismo tiempo, su ubicación también posibilita mantener en los marcos del bipartidismo, en este caso junto a los demócratas, el voto de millones de jóvenes.

Al contrario de Syriza, que nació como un nuevo partido anticapitalista independiente de los partidos tradicionales, expresando una fuertísima lucha y decenas de huelgas generales, para que posteriormente Tsipras se entregase en manos de la Troika, el Partido Demócrata es uno de los dos partidos de la burguesía del principal país imperialista del mundo.

Por eso, nuestro llamado es para que Sanders retome el camino de su discurso de 1986 y se ponga a la cabeza de un real movimiento independiente de izquierda, lo que sería una palanca formidable para el avance de la clase trabajadora y de la juventud hacia producir un cambio en el corazón del imperio. De no ser así, el apoyo al precandidato demócrata terminará reforzando el bipartidismo imperialista.

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