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lunes, 11 de noviembre de 2013

Tenemos que organizarnos para exigir una rebaja general de precios y un plan económico de emergencia


Por: Candidatos a alcaldes y concejales del 
Partido Socialismo y Libertad (PSL)
11/11/2013 

Lo acontecido el fin de semana con las medidas anunciadas por el presidente Maduro en relación a la especualación de algunos comercios, pone en evidencia que Venezuela transita indetenible hacia un estallido social, como resultado de la agobiante situación económica que afecta particularmente a los sectores de menores ingresos. Los altos precios y la inflación desquiciada que padecemos son un síntoma del estancamiento del aparato productivo, la caída de la producción agropecuaria, la pérdida de la soberanía alimentaria, y las devaluaciones, todo esto provocado por las políticas gubernamentales arbitrarias, burocráticas y al servicio de sectores capitalistas como la banca y el comercio importador.


A esto se le suma la ola especulativa, el desabastecimiento y la codicia de empresarios y comerciantes de todo pelambre que aprovechando los desequilibrios de la economía –como han hecho tanto en el puntofijismo como ahora- quieren sacarnos hasta los ojos con los exorbitantes precios de artículos de primera necesidad, y en general con los bienes y servicios que requerimos las y los venezolanos. Todo esto refleja que seguimos en el capitalismo dependiente y monoexportador, y que no estamos transitando al socialismo.
Lo cierto es que cuando la población sale a la calle y reclama, pone a temblar hasta al propio gobierno que luego no halla cómo detener la avalancha humana exigiendo rebaja a los precios de los productos. Lo que fue un anuncio de carácter eminentemente electoral y de presión hacia los propietarios de la cadena Daka, ha terminado convirtiéndose en una ola movilizadora que motiva a miles de personas en distintas partes del país a acercarse hasta los negocios de línea blanca a reclamar descuentos en los precios de los productos. El gobierno intentó generar la percepción de que los precios bajarían, pero las enormes colas frente a los abastos y tiendas demuestran que la gente no confía en el discurso gubernamental, pues sabe que el gobierno es incapaz de salir de la crisis o de rebajar los precios de manera sostenible.

Ante esta situación los grandes comerciantes han tomado la decisión de rebajar los precios de los productos, en muchos casos hasta en un 60%, en un esfuerzo desesperado para impedir que naufraguen sus negocios. Pero no sólo han temblado los empresarios y los comerciantes. La movilización de la gente ha generado zozobra en las filas del alto gobierno y funcionarios del Estado, comenzando por el propio presidente Maduro, quienes llaman a la calma y a la moderación, y en muchos casos recurren a la fuerza pública y a la Guardia Nacional para “proteger” los negocios de los propietarios privados catalogados como usureros y protagonistas de la “guerra económica”. Definitivamente estamos viviendo un momento en que hasta el gobierno termina enredado en sus propias medidas demagógicas y de profundo contenido populista y electoralista, debido a la profundidad de la crisis.

Las medidas del gobierno son pan para hoy y hambre para mañana

El gobierno es incapaz de apuntar al meollo del problema, de ahí que se conforma con medidas efectistas. En realidad las rebajas de precios se han logrado por la enorme presión de la gente en la calle. Por ejemplo en el Hipermercado Bicentenario de Valencia, centenares de personas protestaron por los altos precios de la cadena estatal, poniendo al descubierto el doble discurso gubernamental. Lo cierto es que el gobierno durante muchos años protegió a los comerciantes otorgándoles inmensas cantidades de divisas y permitiendo que ellos fijaran los precios a su antojo. Los controles de precios del gobierno fracasaron, nunca hubo voluntad de hacerlos cumplir.

Desde el 2009 el país vive una grave crisis económica y quienes hemos terminado pagando el costo de la misma hemos sido los trabajadores y los más pobres del país. El gobierno nos ha castigado con devaluaciones, negándonos un aumento general de sueldos y salarios, aumentando en forma miserable el salario mínimo, obstaculizando la negociación de los contratos colectivos en la administración pública y demás empresas del Estado, facilitando el incremento en los precios de los productos de primera necesidad y mirando para otro lado frente a la especulación. Los empresarios privados han aprovechado la política económica del gobierno, exportando capitales, traficando con las divisas, creando empresas de maletín para robar los recursos del Estado, especulando, desabasteciendo el mercado y desarrollando todo tipo de trampas que afectan directamente el empleo, los ingresos y el bienestar de la población.

Por todo ello, las rebajas de precios del 60% se desvanecerán en el aire si la presión social se disipa, y si el pueblo y los trabajadores no damos una respuesta organizada, y una salida de fondo a la situación de crisis social y económica que vive el país.

La verdadera guerra económica es del gobierno y los empresarios contra el pueblo trabajador

En la encarnizada disputa por la renta petrolera y la riqueza creada por millones de trabajadores, por un lado están el gobierno, los multimillonarios boliburgueses y los empresarios privados enfrascados en una rebatiña sin precedentes, y en el otro extremo estamos los trabajadores y los pobres del país que sufrimos en carne propia la crisis económica. La mayor parte de la población gasta casi todos sus ingresos en alimentos.
Es justo que sean ahora los grandes capitalistas, los industriales y los comerciantes, sean rojo-rojitos o de la oposición, los que paguen el costo de la crisis porque fueron ellos los que la provocaron y son ellos los que se están lucrando. No podemos esperar a que el gobierno de la luz verdad para reclamar descuentos o la oposición llame a marchas de “autoconvocados”. Por eso tenemos que pasar de la reacción espontánea contra la rapiña empresarial y gubernamental, a una respuesta organizada. A través del control obrero de la producción y de un control de precios ejercido por los consejos comunales y organizaciones sociales.

Por un Plan Económico de Emergencia: Hacia un Encuentro Nacional Sindical y Popular

Es posible arrancarle a los empresarios y al gobierno una reducción de precios que se sostenga en el tiempo, si esto además se liga con la implementación de un plan económico de emergencia, como el que ha venido planteando el PSL desde comienzos de este año en varias ediciones de su periódico “Voz de los Trabajadores”, y la página web www.laclase.info. Estas medidas están encaminadas a revertir el curso decadente de nuestra economía, partiendo de la recuperación del recurso petrolero nacionalizando el 100% de la industria petrolera, recuperando la producción agrícola por medio de una reforma agraria, nacionalizando la banca y el comercio exterior, y recuperando las empresas básicas y el sector industrial mediante inversiones en tecnología y un control democrático de la producción por parte de los trabajadores.

La burguesía y el gobierno de Maduro han demostrado su incapacidad para sacar al país de la crisis y han llevado a los trabajadores y el pueblo a un callejón sin salida, mientras que el programa de la MUD pasa por la liberación de precios y la maxidevaluación de la moneda. La reacción de los dirigentes de la MUD defendiendo a los comerciantes y empresarios de Daka y otras empresas, demuestra que son rancios enemigos del pueblo.

Para impulsar esta salida a la crisis es necesario sumar voluntades hacia la convocatoria de un Encuentro Nacional Sindical y del Pueblo en Lucha, que nos permita discutir un plan nacional de movilizaciones y las medidas de emergencia planteadas previamente.

En la calle y en las elecciones debemos derrotar la política del gobierno y la falsa polarización

Pero también tenemos que ser los trabajadores y las comunidades los que nos levantemos en franca oposición a la polarización artificial que han impuesto el Psuv y la MUD. A la par de que nos movilizamos en las calles para exigir la rebaja de precios y un plan económico de emergencia, nos tenemos que disponer electoralmente a barrer de las alcaldías y los concejos municipales a todos los representantes de la boliburguesía representada por la dirigencia del Psuv, y de los empresarios y la cúpula de los partidos agrupados en la MUD. Respaldemos a los candidatos independientes que acompañen a la población en sus reclamos y que estén comprometidos con impulsar gobiernos municipales en los que las decisiones se tomen en asambleas y cabildos populares, que apuesten a que la economía del país deje de estar en manos de propietarios privados y de los burócratas y empresarios disfrazados de revolucionarios que se han enriquecido en catorce años de gestión, para que sean los trabajadores y las comunidades quienes gobiernen. Esa es la propuesta transparente que los militantes del Partido Socialismo y Libertad y los cincuenta candidatos a alcaldes, y los más de 400 candidatos a concejales le planteamos al pueblo.

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