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domingo, 25 de agosto de 2013

El trauma vive aún en todos


Los niños expresan sus miedos en dibujos / Foto Cortesia
Mireya Tabuas
25 de agosto 2013
El Nacional 

Hace un año, la psicóloga Cristal Palacios, fundadora de la organización Psiquearte, fue testigo del desastre a través de la televisión. Y decidió ayudar desde su especialidad: la arteterapia. Por Twitter pidió creyones, lápices, hojas, cuadernos y, junto con la comunicadora Claris Trigueros y la psicóloga Nayareth Montero, puso manos a la obra. Una semana después del incendio las tres estaban en Falcón, para dar a las familias afectadas por la tragedia un espacio de catarsis. Con un grupo de niños y adolescentes de los barrios Alí Primera y Jairo Radas comenzaron a dibujar la tragedia. "Algunos trataron de reconstruir el momento, otros dibujaron el auxilio. Casi todos hicieron casas, las casas los representan a ellos mismos", relata Palacios. 

Así, los niños expresaron sus miedos. Los adultos, con ellos, también. 

Palacios ha tenido varias experiencias en situaciones de catástrofes. Formó parte del equipo de la Red de Apoyo de la Universidad Central de Venezuela que ayudó a los afectados por el deslave de Vargas. 

En Estados Unidos (mientras hacía su posgrado) apoyó a las víctimas del huracán Katrina. 

Por su experticia, insiste en la necesidad de desarrollar políticas públicas de salud mental que el Estado ejecute en casos de desastres. "En Venezuela no existen o, si existen, no se activaron en Amuay", denuncia. 

Al llegar a la zona afectada encontró funcionarios y voluntarios trabajando de forma dispersa: "Por ejemplo, llegaban a media mañana con chupetas y pintacaritas para los niños, pero nadie se había preocupado por darles de desayunar. Eso es violencia". 

Asegura que, luego de tragedias de este tipo, los afectados quedan con el trauma, incluso tiempo después, por eso es tan importante el acompañamiento psicológico y no olvidarlos. 

La condición de víctimas no se acaba cuando culmina la emergencia. Ellos aún temen ante cada ruido, ante cada cambio de color de la llama de la refinería. Las secuelas psicológicas de un desastre no deben minimizarse.


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