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miércoles, 9 de mayo de 2012

"Edificios pagarán los platos rotos si se atreven a meterse"

TOMÁS RAMÍREZ GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
9 de mayo de 2012 / "Las carceles 13 años despues"
 
 Al décimo día de conflicto en La Planta, una lluvia de balas cayó sobre el centro de la ciudad, bombas lacrimógenas ahogaron al centenar de familiares de reclusos que se concentraba a las afueras del penal, la ballena de la Guardia Nacional barrió con las mujeres que protestaban y se produjo otro atropello a la libertad de prensa, durante el día de ayer.

Al menos 1.600 presos del pabellón 4 de la Casa de Reeducación y Trabajo Artesanal de El Paraíso, comandados por un sujeto conocido como "El Chingo", siguen atrincherados en el interior de la instalación carcelaria resistiendo los gases lacrimógenos y balas de la Guardia Nacional Bolivariana.

Un pastor evangélico que funge como negociador entre los internos rebeldes y el Gobierno, indicó que lograron entrar a la cárcel para conversar con los privados de libertad. "Ellos quieren que se reestablezca la visita. Esperan que la situación se resuelva de manera pacífica pero todo se tranca por la decisión de cerrar La Planta. Dicen no estar dispuestos a ser trasladados".

La fuente reveló que Yorvis López ("El Oriente") líder negativo de El Rodeo II que se encuentra en una celda de máxima seguridad en la ciudad penitenciaria de Coro, se comunicó a la 1 de la tarde de ayer con el líder de la revuelta de La Planta para que depusiera las armas.

Los presos cumplieron con su amenaza, formulada vía telefónica: "Edificios pagarán los platos rotos si (la Guardia) se atreven a meterse".

Crónica del caos citadino

Llanto, ira, maldiciones, tos, lágrimas y mucha angustia se reflejaron en los rostros de las madres, esposas y hermanas de los reclusos a partir de la 11:05 am cuando las ráfagas de los rifles de asalto comenzaron a sonar desde el interior de La Planta.

El ruido seco, típico de un arma de fuego, pareció provenir desde los elevados de la autopista Francisco Fajardo. Otras detonaciones estallaron en las azoteas de los edificios aledaños, y algunos familiares confesaron que desde la Cota 905 "están apoyando la causa".

Durante la balacera, que se mantuvo durante aproximadamente dos horas, el fuego ardía desde las barricadas fabricadas con cauchos viejos, cartones y colchonetas usadas durante la semana de conflicto.

Terry, un preso que salió por un beneficio procesal la tarde de ayer, informó que la GN provocó el caos en la mañana, cuando los efectivos lanzaron lacrimógenas a las 6:07 am.

El vehículo antimotín conocido como La Ballena disparó un chorro de agua para dispersar la manifestación. Cada cinco minutos lanzaban tríos de bombas lacrimógenas sobre el penal y sobre los familiares y periodistas.

La arremetida de los militares contra el pueblo quedó registrada por la cámara de Luis Reaño, de Globovisión. Las imágenes no pudieron ser transmitidas porque los efectivos golpearon al trabajador, le quitaron su equipo y destruyeron el material.

A las 1:45 p.m. un aguacero cambió el escenario. Las lacrimógenas ya no hicieron efecto y los reos no accionaron más sus armas. Al cesar la tormenta los familiares se reunieron y oraron a las 3 de la tarde.

Bala que dispararon desde La Planta lo alcanzó en la cabeza

El crujido de los vidrios de las ventanas y el sonido seco de las balas a lo lejos alertaron a los esposos Molina que en La Casa de Reeducación y Trabajo Artesanal de El Paraíso (La Planta) había problemas de nuevo.

Carlos estaba sentado en el sillón de la sala viendo la televisión y María cocinaba el almuerzo. Ambos se apuraron para ir al pasillo y así, mientras se resguardaban, llamar a su hijo Henry que se hallaba en su cuarto esperando para comer.

Estaban en el apartamento número 91, piso 9, de Las Residencias Las Piedras, ubicada entre las esquinas Venado y Piedra de Santa Rosalía, que queda a 400 metros, aproximadamente, de La Planta.

Rápido, María entró a la habitación de Henry y ahí, desmayado cerca de la ventana, encontró a su hijo de 48 años, el mayor de tres. Una bala lo había alcanzado directo a la cabeza. Los familiares, vecinos y policías presumen que Henry se había asomado, apenas escuchó las detonaciones, para ver qué ocurría. Cuando se volteó, quizás para salir del cuarto, uno de los tres proyectiles, que entraron a su apartamento a las 11:15 am de este martes, lo alcanzó en la parte de atrás de la cabeza y lo tumbó.

Se mamá intentó socorrerlo. Su papá salió al apartamento de la lado, donde estaba una de sus nietas, para pedir auxilio.

Los vecinos ayudaron y como pudieron lo bajaron y en un carro particular lo llevaron hasta el Hospital Pérez Carreño. Allí lo atendieron, lo operaron y a las 4 de la tarde falleció.

Henry estaba jubilado del Ministerio de Finanzas y en estos tiempos se dedicaba a cuidar a su padres. Tenía un hijo de 15 años que vive en Charallave.

Pero las balas que disparaban desde La Planta no solo entraron en el apartamento de la familia Molina, sino a 10 más de las mismas residencias. Algunos tuvieron que dejar el almuerzo servido para resguardarse, otros se sorprendieron cuando en la tarde llegaron a sus casas y se toparon con balas calibre nueve milímetros y 5.56 (de AR-15, un fusil asalto) que reposaban sobre las almohadas de sus camas.

De esa embestida a tiro cerrado, que duro unas dos horas, resultaron cinco personas más heridas, según fuentes policiales. Un joven de 17 años que estaba en su apartamento -ubicado en la Torre B, piso 23 de las Residencias Palmita, muy cerca de las Residencias Las Piedras- recibió un tiro en el estómago.

A él lo llevaron hasta el Hospital Clínico Universitario, lo operaron, y sobrevivió. Su estado es crítico. Hasta el cierre de esta edición, aún estaba con vida. Según fuentes policiales, a ese mismo centro asistencial llegaron cuatro personas más heridas por el mismo tiroteo. Dos, al parecer, desde Quinta Crespo, una desde la plaza Diego Ibarra y la última desde los predios de Cruz Verde.

El edificio del Palacio de Justicia también recibió impactos de bala. De acuerdo al estudio que hicieron los expertos en balística del Cicpc, los proyectiles de AR-15 llegaron desde La Planta, que está a un kilómetro aproximadamente.

El estado de estos heridos no se pudo conocer, pues no hubo acceso a la información en el Hospital Clínico Universitario.

Los vecinos de Henry estaban consternados. "No es la primera vez que las balas de los tiroteos de La Planta llegan a este edificio, pero sí la primera vez que nos matan a alguien cercano. ¿Qué están esperando las autoridades, que hayan más inocentes caídos?, por favor, hagan algo", dijo Nohemí Colmenares, con la voz ahogada por el llanto reprimido. 
 
 
 

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