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miércoles, 19 de junio de 2013

Brasil: Protestas aumentan presión sobre gobierno



Por: Bradley Brooks 

(Agencias Internacionales)
Mar 18/06/2013 

San Pablo. 18/06/2013 (Foto AP/Paulo Duarte).- Manifestantes queman una bandera del estado de Sao Paulo frente al ayuntamiento, en Sao Paulo, Brasil, el martes 18 de junio de 2013. Algunas de las mayores protestas desde el final de la dictadura brasileña (1964-85) han estallado a lo largo y ancho de este país de dimensiones continentales, convocando a multitudes frustradas por servicios deficientes a pesar de los altos impuestos. Una manifestante sostiene un letrero que dice "El gigante despertó. ¡Sal a las calles!" en una manifestación contra el gobierno brasileño en Porto, Portugal, el martes 18 de junio de 2013.


Miles de manifestantes inundaron el martes una plaza en la capital económica de Brasil, Sao Paulo, en el episodio más reciente de una histórica ola de protestas contra el deficiente estado del transporte público, las escuelas y otros servicios públicos en este pujante gigante sudamericano.

Las protestas a lo largo y ancho del país, provocadas por un alza de 10 centavos en los pasajes de los autobuses y del metro a principios de este mes y organizadas por medio de las redes sociales, están dando voz al creciente descontento por la brecha entre la alta carga impositiva de Brasil y la baja calidad de la infraestructura pública.

Los manifestantes brasileños hacen eco de movilizaciones similares en Turquía, Grecia y otras partes del mundo, donde el cansancio con los gobiernos se ha disparado en las calles.

Se calcula que unas 50.000 personas se manifestaron el martes en el edificio de la alcaldía de Sao Paulo, donde un pequeño grupo radical se enfrentó con la Policía cuando intentaron entrar por la fuerza e incendiar un vehículo y otros objetos. Otra protesta surgió en el suburbio de clase obrera de Sao Goncalo, en Río de Janeiro.

Después de que unos 240.000 manifestantes se echaron a las calles en 10 ciudades el lunes, las protestas se están convirtiendo en las más importantes en Brasil desde el fin de la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985, cuando las multitudes se reunían para exigir el regreso de la democracia.

Bruno Barp, un estudiante de derecho de 23 años en la manifestación del martes en Sao Paulo, dijo que depositaba grandes esperanzas en el creciente movimiento.

"Las protestas están ganando fuerza cada día, hay una tremenda energía que no se puede ignorar", dijo Barp mientras los manifestantes llegaban a la plaza central, donde agitaban banderas y coreaban consignas. "Todos los brasileños están hartos con el gobierno y los pobres servicios que recibimos, todo el mundo está dispuesto a luchar por un cambio".

A pesar de que las manifestaciones en los años recientes por lo general tendían a atraer un número reducido de participantes politizados, las últimas movilizaciones han unido a grandes multitudes alrededor de una queja central: El gobierno brasileño ofrece lamentables servicios públicos a pesar de que la economía crece y se moderniza.

El Instituto Brasileño de Planificación Tributaria, un centro de investigación, encontró que la carga fiscal del país en 2011 se ubicó en el 36% del producto interno bruto, lo que la sitúa en el 12do lugar entre los 30 países con mayores cargas fiscales del mundo.

Sin embargo, servicios públicos como las escuelas se encuentran en un estado lamentable. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico encontró en un estudio educativo de 2009 que la capacitación en alfabetización y matemáticas de los brasileños de 15 años estaban en el 53er lugar entre 65 países, por detrás de naciones como Bulgaria, México, Turquía, Trinidad y Tobago y Rumania.

Muchos de los que protestan en las calles de Brasil provienen de la creciente clase media del país, que según cifras del gobierno ha crecido en unos 40 millones de personas durante la última década, en medio de un auge económico impulsado por las materias primas.

Ellos dicen que han perdido la paciencia con los problemas endémicos como la corrupción gubernamental y la ineficiencia. También fustigan al gobierno por gastar miles de millones de dólares en los estadios para ser sede de la Copa del Mundo del próximo año y los Juegos Olímpicos del 2016, mientras que otras necesidades permanecen insatisfechas.

El gobierno gastó casi 500 millones de dólares para renovar el estadio Maracaná de Río para el Mundial a pesar de que el lugar ya pasó por una renovación importante antes de los Juegos Panamericanos de 2007. Los gobiernos locales están gastando más de 12 millones de dólares en proyectos para los Juegos Olímpicos de Río.

La fiscal Agatha Rossi de Paula, quien asistió a la protesta de este martes en Sao Paulo junto con su madre, calificó las prioridades fiscales de Brasil como "una vergüenza".

"Sólo queremos que nos devuelvan lo que pagamos en impuestos por medio de atención sanitaria, educación y transporte", dijo la joven de 34 años. "Queremos que la Policía nos proteja, que ayude a la gente en las calles que ha terminado sin trabajo y sin dinero".

Un ciberataque sacó de internet el sitio oficial gubernamental de la Copa del Mundo, y la cuenta de Twitter del grupo de hackers Anonymous de Brasil publicó enlaces a muchos otros sitios web del gobierno, cuyo contenido había sido sustituido por una pantalla pidiendo a los ciudadanos salir a las calles.

Una organización que aboga por pasajes de autobús más baratos inició la protesta la semana pasada, pero las manifestaciones se han disparado sin ningún liderazgo centralizado. Grupos de brasileños también organizaron pequeñas protestas el martes en otros países, como Portugal, España y Dinamarca.

La marcha del martes en Sao Paulo comenzó pacíficamente, pero se tornó caótica frente al ayuntamiento cuando un pequeño grupo atacó a la Policía e intentó invadir el edificio.

Las protestas han provocado preguntas acerca de qué tan preparado está el gigante suramericano para albergar los próximos eventos, que también incluyen una visita papal a Río y la parte rural de Sao Paulo el próximo mes. Brasil además es sede esta semana de la Copa Confederaciones, que se considera un calentamiento para el Mundial del 2014.

La presidenta Dilma Rousseff, una ex guerrillera izquierdista encarcelada y torturada durante la dictadura militar, pareció respaldar las protestas, a pesar de que su gobierno era uno de los blancos de la indignación popular.

"Brasil despertó más fuerte hoy", señaló en un comunicado que divulgó su oficina.

"El enorme tamaño de las protestas de ayer demuestran la energía de nuestra democracia, la fuerza de las voces en la calle y la civilidad de nuestra población", afirmó Rousseff.

"Las manifestaciones pacíficas son legítimas y parte de la democracia", agregó. "Es natural que los jóvenes estén disconformes".


Los periodistas de The Associated Press Jenny Barchfield en Río de Janeiro, Marco Sibaja en Brasilia y Jill Langlois en Sao Paulo contribuyeron con este despacho.

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