Por Esperanza Hermidaz
Militante de Bandera Roja
organizada en el Comité de Luchas de Estudiantes Revolucionarios (CLER),
tendría aproximadamente 20 años de edad, tez blanca, tono de voz metálico,
sonrisa bonita, ojos verdes, redondos, grandes, profundos. Inteligente.
Valiente. Mujer. Definitivamente bolchevique. Nos conocimos en el centro
cultural Kleber Ledesma, ubicado en la planta baja del bloque 1 de Pro Patria,
Catia, sede operativa de los Comités de Luchas Populares (CLP). Corría el año
de 1977. En ese entonces me iniciaba en el Comité de Luchas Populares (CLP).
Junto con María, militante del CLP, Isabel y yo compartimos tareas del CLER en
varios liceos del oeste de Caracas. También ejecutamos actividades de apoyo al Comité
de Luchas Obreras (CLO) en la zona industrial de Catia, distribuyendo
propaganda en las puertas de las fábricas. Muchos domingos subimos y bajamos
escaleras en las “batidas” de venta del periódico Qué Hacer,
órgano informativo de los CLP, en las calles multicolores del barrio Mario
Briceño Iragorri en Pro Patria. Una vez estuvimos en la “batida central” de
Petare. En otro momento coincidimos en el centro de Caracas. Era muy fuerte y
dulce, tanto en sus posiciones como en las formas de expresarlas. Alguna vez me
pasó por la mente la idea de emularle. Como era usual en aquellas épocas, dejé
de verla pues fuimos asignadas a otras actividades en organismos diferentes. 5
años después, en medio de un período que se conoció como la razzia
contra Bandera Roja, me enteraría con dolor que Isabel había fallecido a manos
de la represión del gobierno de Luis Herrera Campins. Isabel tenía otro seudónimo
según informaba la prensa. Tenía un nombre y un apellido que hasta entonces
desconocía. Estaba yo empezando estudiar Historia en la UCV…