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lunes, 15 de abril de 2013

Frente a la construcción de un mito. Hugo Chávez como Líder y Comandante Supremo

Por: Victoria Chópite

Este artículo pretende quizá ser una especie de terapia personal y aspira plantear de manera ordenada (espero), la crispación que me generó el volante que estuvo repartiendo el Psuv en la campaña para las elecciones presidenciales denominado “Las 10 Razones para Votar por Maduro” (ver foto). Este breve volante contiene una carga simbólica importantísima para identificar los elementos que están consolidando el mito: Hugo Chávez.

¿Pero qué significa un mito? Si nos vamos a un concepto bastante básico como el que plantea el Diccionario de la Real Academia Española, lo refieren como una “Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad”. Desde este concepto pudiera tener sentido para algunos la definición que le han dado a Chávez en el volante como “Líder Supremo”. ¿Y “Supremo”, a qué refiere? Desde otra definición bastante elemental pudiéramos decir que representa lo más alto, no hay nada por encima de él.


Con estas primeras ideas. ¿Chávez se convirtió entonces en una especie de Dios? Mejor dicho, convirtieron a Chávez en un Dios, en un Líder Supremo, en un mesías, en un “algo” divino. O más que un Dios, quizá, en un héroe. El héroe de la patria. A propósito del término héroe, ¿qué se nos viene a la mente cuando pensamos en un héroe? Como este artículo es una especie de monólogo reflexivo, si me preguntan a mí se me ocurre un tipo de capa roja, invencible, amado y elogiado por todos, que nunca se equivoca.

Estas conjeturas, quizá audaces para algunos, nos están presentando en este volante a un Chávez Heroico, Mesiánico, Divino, un sujeto que está más allá del bien y el mal, Supremo. Lo desconectaron de la tierra y con ello lo desconectan de sus errores y de las políticas gubernamentales que aplicó aquí abajo en tierra, algunas positivas y que visibilizaron a un sector desplazado por muchos años, pero políticas que, desde mi punto de vista, no atendieron los problemas estructurales para resolverlos sino para mantenerlos y reproducirlos en diferentes condiciones. No es generalizable, insisto, pero me valgo de este monólogo reflexivo para emitir mi humilde opinión como ciudadana.

¿Cómo es posible que un argumento/razón para votar por Maduro sea “Por amor infinito al Líder Supremo Hugo Chávez”? (primera razón que da el volante) ¿Cómo se traduce eso? Cuando comienzo a evaluar las propuestas o razones que ofrecen los candidatos para decidir por quién votar no es por amor a alguien, es por propuestas concreticas, que me digan cómo solventarán nuestros problemas económicos: inflación, escasez, alto costo de la vida en general. Busco también saber cómo disminuirán la pobreza; qué medidas han diseñado para reducir la inseguridad; cómo resolverán las pésimas condiciones en las que se encuentran los hospitales del país, por ejemplo. ¡NO POR AMOR A ALGUIEN POR DIOS!

Otra de las razones que definitivamente me crispa es el noveno punto: “Votar por Maduro es hacer posible los sueños de Bolívar y de nuestro Comandante Supremo Chávez que son los mismo de la mayoría del Pueblo Venezolano”. ¿Quién le dijo a los redactores del volante que mis sueños son los mismos que los de Bolívar, y además los mismos de Chávez? Aludir al tema de los sueños es, a mi juicio, otra desconexión de la tierra que le hacen a Chávez, en especial cuando lo ponen justo después de Bolívar, y además, no cualquier Chávez, es un Chávez, “Comandante” y “Supremo”, con iniciales en mayúscula. Es decir, es un “Comandante Chávez Supremo” que no quiere el mal para nadie, bondadoso y con esto sigue en el más allá. Desde esta lógica es imposible no votar por él, digo por Maduro, que es el hijo, el heredero pues; es la representación de Chávez en la tierra, es la garantía de que Chávez continúe con nosotros, y por lo tanto tiene más o menos los mismos atributos: bondadoso, grande, salvador. El mismo discurso que utilizaban los herederos del cristianismo para mantenerse en el poder en los primeros siglos de esta era… o los reyes con sus principados en la época feudal.

Con esta política espiritual e intangible que tiene el gobierno, pretenden mantener conectada a la gente con ese Chávez Supremo alejándolos de lo terrenal. No importa que el Barrio Adentro esté cerrado porque lo hizo Chávez, él, tan bueno, bondadoso, héroe de la patria. No importa tampoco todo lo que se tardó el Bus Caracas y toda la plata que se robaron, porque Chávez ha querido siempre el “bien” para nosotros, y por eso hizo esa obra. No importa que el metro Guarenas-Guatire vaya por el mismo camino que el Bus Caracas.

En estos breves ejemplos se desdibuja el Chávez Presidente, Ejecutivo, con competencias y responsabilidades específicas que tiene todo jefe de Estado en dirigir una nación. Con esta política espiritual lo que se busca, desde mi punto de vista, es presentar ahora a un Chávez redentor, como un salvador que se sacrificó por su patria, por el pueblo, que sin él todavía estuviéramos quién sabe dónde como país. Andan en una especie de evangelización, pues.

Los elementos mencionados son parte de la construcción del mito Chávez Líder Supremo. ¿Y entonces, qué hacemos frente a esto? Si me lo preguntan a mi, yo digo que esto no es viable, no es sostenible por tanto tiempo. En algún momento se caerá por su propio peso, por el peso de la inflación, de la inseguridad, del desempleo, de los secuestros, de la escasez…

vicchopite@gmail.com
@VicChopite

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