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jueves, 9 de agosto de 2018

Militares y pranes matraquean y controlan el tráfico del oro en el Arco Minero del Orinoco



Fran Tovar

La “fiebre del oro”. Así la describen los habitantes del sur del país. Una vez que atraviesas ambos puentes, el Angostura o el Orinokia y llegas al estado Bolívar, oyes hablar del preciado mineral y las “oportunidades” que hay, si logras establecer alguna relación comercial que te permita acceder a él, inclusive para los más arriesgados, que te permita ir hasta las minas a trabajar.

Luego que sales de Puerto Ordaz, pasas San Félix y emprendes rumbo a Upata, el paisaje va cambiando. Ya en El Palmar empiezas a palpar la denominada “cayapa” contra el oro. Todos quieren oro, pero sólo unos pocos lo manejan y comercializan con anuencia del Estado y sus instituciones.

¿Cómo empieza esta cadena del oro en el sur del estado Bolívar, desde El Palmar “hacia abajo”, como dicen a quienes van en dirección a Guasipati, El Callao, Tumeremo, el kilometro 88, El Dorado o Las Cristinas (oro y diamantes)?


Comienza con el minero, a quien el Gobierno le colocó el remoquete de “artesanal”, esa persona venezolana o extranjera, va hasta las minas, muchas de ellas en la selva a cuatro horas o más, lejos de la población, a sacar el mineral. En esos campamentos debe cumplir con ciertas normas como por ejemplo cero comunicación con las poblaciones más cercanas (aunque no hay señal de telefonía), de ningún tipo.

Después de obtener el oro, luego de estar en la mina una o dos semanas, el minero debe entregar a la “base”, al “pran” o al “sindicato”, como se les conoce a los apoderados del yacimiento, el 30% del oro que “sacan”.

En estos sitios donde no existe la banca electrónica, ni la ley, el dinero en efectivo puede llegar a costar hasta 100% de su valor nominal. Cabe destacar que los pranes son los que fijan el precio de venta del gramo de oro.

Estos líderes negativos que controlan la actividad en las minas, a su vez son custodiados por pequeños contingentes del Ejército venezolano en las afueras de las minas, aseguran los habitantes de estos parajes. Además son quienes controlan la venta de combustible en las pocas estaciones de servicio que hay en la vía. Según el diputado Américo de Grazia, son quienes suministran las armas (armas largas, granadas) a estos sindicatos o grupos delictivos.

Los pranes y los efectivos de las FAN, según información del parlamentario, comparten las ganancias por la comercialización del oro. Así mismo, “ejercen funciones de “limpieza” cuando los mineros o los pranes incumplen con la entrega del oro”.

Los generales que comandan las guarniciones en la región sur, son los que se quedan con la mayor porción de oro y la comparten con funcionarios del alto gobierno y entrega una pequeña cuota del mineral al Estado. “Ordenan y autorizan matanzas de mineros y pranes estos no entregan el oro exigido”, aseguran en el portal especializado en información sobre crimen organizado.

Esta cadena terminaría cuando estos efectivos castrenses de alto rango sacan ilegalmente el oro de Venezuela hacia Aruba, Curazao, Bonaire, Dubai y China. Usan vuelos particulares, vuelos comerciales y aviones de las FAN.

[Tomado de http://www.costadelsolfm.net/2018/07/25/militares-y-pranes-matraquean-y-controlan-el-oro-en-el-arco-minero.]

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