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martes, 15 de septiembre de 2015

Opinión y debate: “El movimiento sindical tiene que tomar posición frente a los problemas del país”



Por: Clavel A. Rangel Jiménez / crangel@correodelcaroni.com


La depredación del salario y la ruina del aparato productivo del país han obligado al
movimiento sindical venezolano a dar una discusión que, otrora, era un tema superado: la productividad de la industria.

Consignas que se consideraban superadas, recuerda la doctora en sociología (UCAB) y especialista en Derecho del Trabajo (UCV), Jacqueline Richter, centran a la dirigencia a regresar a sus orígenes y discutir, incluso, desde la inamovilidad laboral hasta el derecho a la vida.


A propósito del diplomado en Derechos Humanos para trabajadores y dirigentes sindicales dictado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad Central de Venezuela (UCV) y el Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea), Richter ofrece su diagnóstico de lo que a corto y mediano plazo está en la agenda del movimiento laboral.


- Hace cinco años el diagnóstico del movimiento sindical era desalentador: ilegitimidad y fragmentación. ¿En qué ha cambiado ese panorama?

- El primer cambio que yo veo es una mayor consciencia del movimiento sindical sobre la necesidad de relegitimarse y renovarse. El solo hecho de que el CNE (Consejo Nacional Electoral) reporte que en los últimos cuatro años se hayan hecho más de 1.700 elecciones sindicales, demuestra una actividad importante pese a lo difícil que son hacerlas con el CNE. Dos: ha habido momentos de encuentro, con grandes diferencias, pero sí los ha habido. La misión de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), con grandes diferencias, permitió elaborar un documento conjunto sobre qué estaba pasando y cuáles eran los ataques que estaba sufriendo desde el Estado el movimiento sindical; una de las cosas más llamativas de ese momento es que los más afectados eran sindicatos chavistas y ellos mismos comenzaron a decir: “Si esto nos lo hicieron a nosotros, ¿qué le pueden hacer a los que no sean de oposición?” Eso fue generando pequeños espacios de trabajo en conjunto.

- ¿Qué está en la agenda del movimiento sindical?

- Yo creo que en este momento son temas generales: escasez, desabastecimiento e inseguridad. Son tres puntos claves que hay que afrontarlos desde el mundo del trabajo.

- ¿Esos temas han solapado la consigna salarial?


- Ya es la vida pero -inclusive- hasta la inamovilidad laboral que durante muchos años fue una gran reivindicación del movimiento sindical. Cuando se hace la Ley Contra Despido Injustificado en el año 74, el proyecto era de estabilidad absoluta, es decir, tú no puedes ser despedido sin una autorización previa del inspector del trabajo. El movimiento sindical sintió que había perdido, pero esa estabilidad absoluta ha terminado siendo perjudicial porque allí tenemos dirigentes que nos comentan que a veces tienen que suplir en la cadena de trabajo a trabajadores que no vienen a trabajar y afecta toda la actividad, no solo sindical sino toda la dinámica de la propia empresa.

Recuperar toda la cultura de trabajo que se ha perdido estos años y la responsabilidad es un elemento clave porque tienes derechos pero también tienes obligaciones. Ha habido un cambio de los empresarios. Antes los dirigentes sindicales eran vistos como tipos peleones, ahora prácticamente es un aliado cuando tienes problemas con la producción. Como no los puedes despedir, buscas al sindicato para sacar una persona o buscar reubicaciones, pero creo que esos temas que te dije al principio (escasez, desabastecimiento e inseguridad) son claves para el movimiento sindical: un país no puede funcionar con gente haciendo cola las 24 horas. Y dos, sales de la cola y puede haber un malandro que en la esquina te mate.

- ¿Goza el movimiento sindical de buena salud? Parece que no ha estado a la altura de las circunstancias. ¿Puede estarlo a corto plazo?

- No, creo que lo esté a mediano plazo. Está muy golpeado, está muy dividido y la polarización del país no ayuda. ¿Qué va a venir en los próximos meses? La agenda parlamentaria y eso va a copar de alguna manera toda la agenda política y social del país. ¿Qué está pasando desde el movimiento sindical? Desde la Unidad de Acción Sindical (UAS) se está planteando una agenda sindical a las parlamentarias, de generar un proyecto de ley sobre libertad sindical y presentarlo a los candidatos de gobierno o de oposición. Decimos que debe ser con dos a tres artículos: los trabajadores tienen derecho a organizarse como se les dé la gana, el CNE no tiene por qué estar organizando elecciones y el Ministerio del Trabajo es un tercero que no tiene por qué meterse en la vida de los sindicatos.

- ¿Qué retos tiene el movimiento sindical ante el desprestigio y perversión de la actividad en los últimos años?

- Desde hace tiempo, en los 90 e incluso antes, en los 80, el movimiento sindical ha estado vinculado con corrupción y con el ausentismo laboral. Inclusive, con la tendencia de pedir mucho para salir sin nada en la discusión de contrato colectivo. El trabajador común decía que el tipo se estaba metiendo reales de manera indebida en el bolsillo, además eran politiqueros, y mucho de eso, hay que decirlo, era verdad. Pero también hay que decir que no todo los dirigentes sindicales eran así y no todos los dirigentes sindicales son así. Hay un problema gravísimo de penetración de la delincuencia en el mundo sindical: lo que antes había en el sector construcción ahora también ocurre en el área industrial. Dirigentes sindicales han dicho que han aparecido delincuentes a tratar de meterse en la administración del contrato. Es decir, hay un problema grave. ¿Cómo lo enfrentamos? ¿La formación sindical va a evitar eso? No. Lo que lo va a evitar es el crecimiento de la organización y el control de las bases sobre sus dirigentes sindicales. ¿Cómo evitas las desviaciones sindicales? Con una fuerte presencia de control de trabajadores sobre lo que están haciendo sus dirigentes.

- ¿Qué debe ser primero, la formación de los líderes o de las bases?

- Buena pregunta, porque los dirigentes salen de las bases pero dando la formación a los dirigentes, puedes hacer el efecto réplica. Si el dirigente no se plantea que no tiene por qué estar pendiente del sello del ministerio y que si el ministerio molesta mucho, puedo hacer una queja ante la OIT, si el dirigente no lo sabe, menos lo va a saber la base. Si frente a políticas laborales de persecución no sabes que tienes el Comité de Libertad Sindical o frente al deterioro del salario sabes que puedes ir a la comisión de experto, menos lo sabe el trabajador. Si tienes un dirigente sindical bien formado, las bases van a decir que también quieren caminar hacia allá.

- ¿Qué gana el sector productivo con la formación de dirigentes sindicales?


- Un dirigente sindical bien formado va a ayudar a encauzar el conflicto obrero-sindical y lograr paz con buenas condiciones de trabajo. Yo siempre pongo como ejemplo que no hay que ser marxista para saber que hay un conflicto de intereses. ¿Qué quiero yo como trabajador? Ganar mucho y trabajar poco. La lucha siempre del movimiento sindical ha sido siempre disminución de la jornada y aumento de los ingresos. ¿Qué quieren los empleadores? Que trabajen mucho y ganen poco. ¿El empleador es un malvado por eso? No. ¿El trabajador es flojo por eso? Tampoco. Tenemos intereses diferentes y tenemos que llegar a un acuerdo, porque tanto al sindicato como a los trabajadores les interesa mantener el puesto de trabajo. Es indispensable para ser dirigente sindical que haya una empresa y que la empresa sea productiva y dé ganancia. ¿Qué voy a repartir si no hay ganancia? ¿Qué hay que controlar a las empresas? Sin duda. ¿Que un mercado libre genera distorsiones? Sin duda. Pero para eso hay políticas estatales, ¿pero cuál es la misión del sindicato? Que la empresa funcione para que los trabajadores tengan mejores condiciones de trabajo y de vida. Además hay que trabajar en un área que aquí se ha discutido poco, que es la responsabilidad social. La responsabilidad social empieza por casa y eso también es parte de las cosas que tienes que discutir con el sindicato. El barrio y la comunidad también puede ayudar a definir esas políticas. Por eso la formación de los dirigentes sindicales puede redundar en un mejor desempeño de las funciones sindicales.

- ¿Es perversa, de verdad, la relación de los sindicatos con los partidos políticos?

- Los dirigentes pueden militar en partidos pero otra cosa es ser dirigente sindical. En Venezuela si bien es cierto los sindicatos estuvieron subordinados a los partidos políticos no hay que negar que la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela) le hizo huelgas a su propio partido. En el año 89 la CTV paró por un día el país y la presidía un dirigente sindical de Acción Democrática (AD) y le paró el país a un presidente de Acción Democrática (Carlos Andrés Pérez). ¿Cuántas huelgas no le hizo las Comisiones Obreras y UGT a Felipe González? La CUT (Central Única dos Trabalhadores) también ha tenido enfrentamiento con los gobiernos de Lula y de Dilma. Entonces el problema no es que milites, es que subordines. No es una relación perversa, lo perverso es que lo político partidista se imponga sobre de la agenda sindical, pero el movimiento sindical también tiene una agenda política: es la posición de los trabajadores frente a los problemas del país.

- También es de revisión cuando los conflictos de intereses se hacen tan frecuentes entre los sindicatos y el partido.

- Y en ese momento el dirigente sindical tiene que tomar acciones. Entre la acción partidista y la opción clasista, muchas veces se hacen incompatibles porque el partido político si está en el poder no representa una clase social, tiene que buscar mecanismos de llegar a acuerdos y representar a diversos estratos sociales y el dirigente sindical solo representa a uno. Yo me acuerdo un grado de conflicto en la Amazonia entre los sindicatos y Greenpeace porque llega una empresa transnacional a instalar una planta petrolera y ¿qué dijo el sindicato? Perfecto, bienvenido. Y Greenpeace dijo ¿y los pajaritos, y el medio ambiente? Y hubo un conflicto. Y esa es la discusión, ¿cómo compatibilizas? Un Gobierno tiene que compatibilizar o puede tomar acciones porque son relaciones de poder. Bueno, tú representas un factor de poder. Y cuando estás representando a un sector que tiene herramientas que no tienen otros sectores, como la huelga, estás en una mejor posición que te da poder para negociar. Y el poder es política. Otra cosa es política partidista, y otra cosa es cómo el movimiento sindical tome decisiones: pero hay miles de temas que demostrar como, por ejemplo, que la libertad sindical es un derecho humano fundamental que implica relaciones, no solo con ejercer la organización sindical sino que abarca la negociación colectiva, derecho a huelga, diálogo social, derecho a la información, a la libertad de expresión, a buenas condiciones ambientales. Son temas ante los cuales el movimiento sindical tiene que tomar posición.
- Hay una discusión que ha sido postergada que es la relación entre beneficios y productividad de las empresas básicas. En algún momento habrá que sincerar esa relación, será una discusión dura sea en este gobierno u otro. ¿Qué retos implica para el movimiento sindical guayanés?

- Mucho. Primero las empresas básicas desde hace mucho tiempo están viviendo del presupuesto nacional. No están viviendo de su productividad. Eso no es culpa de los trabajadores, ha sido culpa de malas decisiones gerenciales, de estatizaciones sin pensar, lo que habría que pensar es que las empresas públicas pueden ser muy productivas. Siempre saco como ejemplo lo que fue Pdvsa (Petróleos de Venezuela). Pdvsa llegó a ser con todos los defectos que tenía, una empresa rentable del Estado y entonces ser empresa pública no significa ser una empresa poco productiva. Lo que hay que pensar es cómo recuperar cultura del trabajo, compromiso e identidad, porque no se puede seguir pensando en una relación clientelar.



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