Ayer comenzó la reunión de la Junta de gobernadores del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en representación de 188 países. Instituciones creadas para velar por la buena salud capitalista mundial a finales de la segunda guerra mundial.
Durante la reunión, que se desarrollará hasta el 12 de octubre, participarán 12 mil visitantes extranjeros, entre ministros de Economía, Hacienda o de Desarrollo, y presidentes de Bancos Centrales, así como ejecutivos privados, banqueros y líderes empresariales y académicos.
Esta cumbre adquiere particular importancia en la coyuntura actual, ya que el imperialismo yanqui viene ajustando las tuercas de la maquinaria capitalista mundial, con la intención de acelerar su recuperación económica, la cual, viene siendo muy lenta desde que estalló la crisis del 2008.
Los inconvenientes en la recuperación económica de la Eurozona, el frenazo de China y la consecuente caída en los precios de las materias primas, llevarán también a la recesión, a los países en “vías de desarrollo” como el nuestro o Perú, y de las famosas economías emergentes como Brasil o India, quienes habían sobrevivido, esta década, por la bonanza que le brindaba los altos precios de dichas materias.
Todos estos temas serán ventilados en la cumbre del BM y el FMI en Perú y se hablará mucho de cómo reducir la pobreza extrema, o sea, la miseria en el mundo que según el propio BM hoy abarca la cifra de 702 millones de personas. Índice que había mejorado en los últimos años por el crecimiento que hubo en la India y América Latina. Mejoramiento que se viene estancando y retrocederá ante la nueva situación con la baja en precio de los commodities, y el principal de ellos, el petróleo.
Es obvio, que se establecerán rutas a seguir por los gobiernos en los distintos países. Las famosas recetas que establecen ajustes económicos orientados a eliminar gastos sociales, aumento de impuestos, nuevas leyes laborales para abaratar la mano de obra, garantizar un mercado para los productos gringos, es decir, lograr que los de abajo paguen una crisis que no generaron, con la ayuda de los gobiernos y burguesías regionales y dependientes del imperio.
El argumento de que las medidas son para salir de la pobreza es solo un artificio para garantizar las ganancias de los pulpos económicos imperiales ya sean financieros, industriales o comerciales, y sólo lo lograrán generando más miseria en los trabajadores y pueblos del mundo.
La resolución de lo económico se convierte entonces, no sólo en medidas técnicas de este corte, sino en medidas de carácter político donde el imperialismo utiliza los recursos a su disposición para arrodillar a los pueblos y estos lucharán por no dejarse arrodillar. Sólo del resultado de esta confrontación política se verán los efectos en el campo de la economía. Veremos.
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