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domingo, 18 de enero de 2015

Entrevista a Wilson Luis, joven dirigente del Partido de las Trabajadoras y Trabajadores de Panamá


Por: Antonio Espinoza 
Laclase.info

Wilson Luis es un destacado líder social en la ciudad de Colon (Panamá), quien también es militante del Partido de los Trabajadoras y las Trabajadores de Panamá, la misma organización de la reconocida dirigente sindical y política Priscilla Vásquez.

En la actualidad Wilson desarrolla en su comunidad un importante trabajo con jóvenes y “pelaos”, como llaman los panameños a los niños, centrado en el fútbol y exigiendo al gobierno condiciones para la práctica del deporte. Valga decir que la afición al futbol se ha extendido en todo Panamá al punto de ser vista por familias humildes como una forma de salir de la pobreza.

El compañero Wilson junto a un grupo de jóvenes están discutiendo otras formas de organización más allá de las actividades deportivas, que ayuden a que los “pelaos” no se metan a las pandillas y los ayuden a conquistar nuevos espacios.


Wilson fue uno de los dirigentes populares que en el año 2012 protagonizaron el levantamiento popular contra las políticas privatizadoras de la zona libre de Colón, promovidas por el entonces presidente Ricardo Martinelli.

En tal sentido, conversamos con Wilson para conocer su visión y la del Partido de las Trabajadoras y Trabajadores de Panamá sobre esta lucha.

¿Cómo surgen las protestas en el 2012?

Esas protestas se generaron producto de una ley que quiso aplicar el presidente Ricardo Mantinelli, donde se pretendía vender las acciones de la zona libre. Es allí donde surgen las protestas.

¿Qué argumento expone para aplicarla y a quien buscaban beneficiar con la venta de las acciones?

Supuestamente a todos los colonenses, con empleos, con viviendas, con trabajo, etc.

Desde tu perspectiva, ¿qué te llevó a ponerte al frente con los compañeros y pobladores en esa lucha?

La perspectiva como surgió aquí fue por un grupo de compañeros que se asumieron como los 300, asemejándose a los 300 griegos que pelearon en la defensa de su ciudad contra el agresor, ellos, aquí en calle 5 y Bolívar, se pusieron al frente, eran los muchachos que salieron, y salieron porque era lo único que tenían, y mal que bien debían defenderse. Su accionar les permitía entrar, pelear y traer mercancía para revender y sobrevivir. Esa lucha se libraba para impedir la venta de esas acciones que al final les quitarían sus viviendas y una forma de vida. El gobierno, más bien el presidente Ricardo Mantinelli, sería el gran beneficiario de ese negocio. Ya los reyes de España se sentían dueños de esos terrenos para construir hoteles como parte del negocio. Por eso, sacar a los pobladores se convirtió en una necesidad a costa del sufrimiento de los colonenses. Para los pobladores impedir la venta de las acciones era cosa de principio, y lucharían hasta lo último.

¿Cómo se organizaron?, ¿cómo se comunicaban?, cómo dirigen la lucha en las calles?, dado que para ustedes defenderse era cuestión de vida o muerte?


Nuestra lucha por lo que reivindicamos no fue planeada, salimos por la necesidad de defender lo nuestro y lo que se comunicó fue eso, todos sentimos lo mismo y salimos a la calle. Un día de esos el presidente de la Asamblea Nacional de ese entonces, hizo un comentario donde expresó: “con esa ley van a llorar al cementerio”. Ese comentario hizo que los colonense se enfurecieran y expresaran su rabia, su coraje de manera masiva. Estuvimos en las calles por más de una semana. Fueron luchas intensas en condiciones desiguales. Bombas lacrimógenas, plomo, perdigones, golpizas contra la sangre enfurecida, contra las emociones encontradas de la gente, contra piedras y barricadas. Fue dura e inclemente. La represión del régimen hizo de las suyas pero hubo respuesta masiva de la gente.

Todos en América Latina supimos de esos acontecimientos, y luego de los enfrentamientos, aspirábamos que el pueblo pudiera salir airoso de esos combates contra los representantes del capital y de los jugosos negocios que representaban las ventas de las acciones de la zona libre de Colón.

La conversación con el compañero Wilson nos llevó a saber de la cantidad de habitantes de Colón y del porcentaje de jóvenes en la zona, dado que sus actividades político-sociales se desarrollan allí. Con una población de más de 3 mil habitantes y que el 40% sean jóvenes, nos indica que las posibilidades de seguir luchando contra el lacayo opresor que sirve al capital internacional, sigue vigente.

Sus aspiraciones son, de acuerdo a sus declaraciones, contribuir con sus compañeros a tener una mejor calidad de vida, con empleos, viviendas y seguridad. Esa aspiración es la de muchos latinoamericanos, hoy los jóvenes de la América toda, luchan y aspiran derrotar las injusticias y desmanes de los gobiernos que permiten que el capital haga y deshaga en los pueblos.

¿Por qué las ganancias de la zona libre no se invierten en el mismo Colón?


No invierten porque están interesados en recoger la plata y llevarla a la capital, es la lógica del gobernante panameño, la mayoría vive para ellos.

Algo que demuestra esa apreciación de Wilson son las graficas donde se ve la intención del gobierno por destruir el patrimonio de los colonenses en detrimento de la calidad de vida y destruir edificios de larga data que muy bien pudieran utilizarse para la rehabilitación de viviendas a los pobladores. Muy poco queda en Colón, todo se va!!.

Tú, como conocedor de las necesidades de la gente y destacado luchador, ¿cuáles crees que serían las principales exigencias de la gente para el nuevo Presidente?

No olvidemos que el mismo también se mueve con la política de la zanahoria y el garrote.
La gente quiere mejoras en vivienda, empleos dignos, servicios públicos y mayor seguridad, cosa que pareciera ser una imposibilidad dado que el gobierno apoya de manera simulada el desarrollo de unas 30 pandillas que deambulan sin restricciones de ningún tipo en la provincia de Colón. Los mismos reciben víveres, dinero entre otros regalos, hasta ahora no están siendo muros de contención contra las protestas pero eso no se descarta. Esa gente no trabaja, no produce, sólo se dedican a delinquir y el gobierno hace mutis.

La gente está a la expectativa de las promesas del nuevo Presidente. Tanto es así que este diciembre de 2014, hicieron una maniobra donando juguetes a los niños y pelaos para apaciguar las ansias de cambio y seguir sacando a la gente de Colón a través de la entrega a cuenta gotas de viviendas multifamiliares que no resuelven sus problemas pues, estas soluciones están en el monte, en la orilla de carreteras sin servicios, sin escuelas, sin puestos de trabajo y eso nos condena a las afueras de la ciudad. Se nos saca de la ciudad y las penurias se incrementan. Donde estamos ahora, podemos pescar, podemos resolver, en cambio fuera debemos tener dinero para pagar pasajes, luz, agua, escuela, etc.

Ya para finalizar Wilson se despide llamando a los jóvenes colonenses y a sus habitantes, a los jóvenes de América latina que también luchan, a no dejarse engañar por los gobernantes de turno y que se mantengan luchando por su futuro junto al pueblo.

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