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viernes, 12 de julio de 2013

Venezuela: La estrategia "China

Maria Peña
El Libertario 

¿En qué momento se encuentra el gobierno de Nicolás Maduro hoy? Es absolutamente evidente que no en una fase de "ofensiva ideológica", como sí la tuvo la campaña presidencial del propio Chávez para el pasado 07 de octubre. Hoy la propuesta de "Estado Comunal" es un recuerdo. En medio de una crisis política, enfrentamientos intrachavismo y una situación de alta inflación y desabastecimiento de productos de la canasta básica, el gobierno de Maduro ha apostado por una estrategia de supervivencia que llamaremos "El modelo Chino": Radicalización en lo político, flexibilización en lo económico.


La racionalidad política sugiere que después de una victoria tan estrecha, apenas de más de 200 mil votos de diferencia, el gobierno entrante debía ganar tiempo para intentar recuperar la confianza perdida de su antigua base electoral, neutralizar sectores opositores y dar mensajes "políticos" al país. Sin embargo esta lógica no primó, sino la militar. Diferentes conflictos han sido radicalizados ante la negativa gubernamental de reconocer como interlocutores legítimos a los gremios que los protagonizaron. Militarización de las huelgas (Ferrominera), criminalización de la sociedad civil y ONGs, aplicación de la Ley Antiterrorista y represión selectiva ha sido la tónica oficial desde su escueta victoria en las urnas, recordamos el peor resultado electoral del chavismo desde 1998.

En contraste con esta situación de radicalización política, el gobierno asume una estrategia pragmática en lo económico. Hay que ser muy ingenuo para pensar que la reunión con Lorenzo Mendoza, símbolo del empresariado en Venezuela, no tendría consecuencias. El gobierno ha continuado reuniéndose -en privado por el costo político que esta decisión conlleva- con los empresarios para acordar planes para elevar la producción de alimentos y bienes a toda costa. Esto ha incluido el acuerdo para el otorgamiento preferencial de divisas -nótese que Fedecámaras ha dejado de reclamar el acceso a los dólares-, flexibilizar la Ley Orgánica del Trabajo y acabar con cualquier conflicto sindical que pueda atentar contra los niveles de producción de alimentos. Incluso se está hablando, a puerta cerrada, de mecanismos para "des-expropiar" algunas empresas incautadas por el gobierno, hoy improductivas, y entregarlas simuladamente al sector privado en un mediano plazo. No hay claridad sobre el tipo de medidas de ajuste económico a tomarse en el futuro, pues las protestas en Brasil rompieron el consenso que había a nivel del alto gobierno sobre la necesidad de aumentar la gasolina.

En asuntos tan sensibles como la economía -todos los estudios indican que la inflación y la carestía han pasado a ser la primera preocupación de los venezolano/as- el gobierno será pragmático a corto plazo, intentando ganar tiempo, evitando a toda costa estallidos de conflictividad social que lo debiliten aun más. Su mirada esta puesta en las elecciones del próximo diciembre -que la oposición intentará convertir en un plebiscito- y en la gran posibilidad de la convocatoria a un revocatorio presidencial dentro de tres años.

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