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jueves, 25 de agosto de 2011

Un verdadero acto de soberanía sería colocar la totalidad de las reservas en el BCV


Por: Miguel Ángel Hernández*

Atalaya revolucionaria
Laclase.info: Con el presente escrito damos inicio a la publicación de la columna de opinión "Atalaya revolucionaria", a cargo del historiador y profesor universitario Miguel Ángel Hernández, quien también es un destacado dirigente político de izquierda.

Para cualquier desprevenido, las medidas de nacionalización de la actividad extractiva del oro, la repatriación de 18 mil millones de dólares del mineral en el exterior y la reubicación de buena parte de las reservas internacionales en dólares en China, Rusia y Brasil, promovidas por el gobierno del Presidente Chávez, parecieran ser medidas positivas.
  
Los pronósticos de una nueva ola recesiva que afectaría a las economías capitalistas más poderosas -EE.UU, Japón, Alemania y Francia-, han puesto en alerta al gobierno nacional. Y no es para menos, ya que como todos sabemos, en los bancos de esas naciones desde hace mucho tiempo -incluidos los doce años de gobierno del presidente Chávez-, se encuentran depositadas buena parte de las reservas internacionales de Venezuela.

Sin embargo, al escuchar las argumentaciones esgrimidas por los funcionarios del BCV y el gobierno nacional, nos quedan serias dudas de que se trate de una medida previsiva y de salvaguarda de la soberanía nacional. Veamos por qué.

Argumentar que las economías de los llamados países emergentes, conocidas hoy día como BRIC (Brasil, Rusia, India y China) son mucho más “estables” y menos vulnerables a los efectos de la crisis económica internacional, cuando menos, demuestra un dislate completo al no comprender las leyes que rigen la economía capitalista-imperialista mundial. O en el caso de saberlo y encubrirlo, se trataría entonces de un acto de cinismo determinado por los lazos políticos con los gobiernos de esos países, para seguir engañando al pueblo venezolano, intentando presentar las medidas gubernamentales como defensoras de la soberanía nacional.

¿Acaso las economías de los países emergentes son independientes y están inmunizadas a los efectos del vaivén de la economía de los países capitalistas más desarrollados? Esa argumentación nos la vendieron los manuales económicos stalinistas del siglo pasado, para decir que existían dos economías en el mundo. Una imperialista y otra supuestamente revolucionaria encabezada por la extinta URSS. Ni siquiera en aquella época, y mucho menos ahora, existe independencia económica de país “emergente” alguno. Todos esos países tienen la mayoría de las reservas internacionales en dólares y euros en bancos gringos y europeos, y por lo demás éstas economías no están exentas del impacto de la crisis global del capitalismo, al ser economías dependientes de los centros imperialistas.

Que las cifras del desempeño económico de esas naciones se muestren como relativamente “sólidas y en crecimiento” no quiere decir que desarrollan un modelo económico alternativo al ofrecido por el imperialismo. Todo lo contrario, se trata de economías nicho de las grandes transnacionales, las cuales aprovechan la política proimperialista desarrollada por gobiernos como los de Putín-Dmitri Medvédev en Rusia; Lula-Dilma Rousseff en Brasil; Den Xiaoping-Hu Jintao en China, o Pratibha Patil en la India, para saquear las economías de pequeños países, apoderarse de sus recursos naturales, y superexplotar y semiesclavizar la fuerza de trabajo nativa, lo que les ha permitido convertirse en submetrópolis o países subimperialistas, en sumo grado dependientes económica y políticamente de los centros económicos imperialistas.

Las nuevas transnacionales podrán tener asiento en los países del BRIC, pero la composición de sus capitales refleja que la mayoría accionaria está en manos de las grandes multinacionales yanquis, japonesas o europeas que dominan la economía mundial desde hace muchas décadas. Tampoco olvidemos que dichas naciones vivieron crisis económicas pavorosas en la década de los 90, lo que facilitó que a través de las políticas capitalistas del FMI, desarrolladas por los gobiernos de turno de esas naciones, sus economías fueran completamente copadas por el imperialismo. Ser obsecuentes y completamente dependientes es lo que permite que las tropas brasileras encabecen la agresión al pueblo haitiano, o que con los votos de China, Rusia y la India en la ONU, el imperialismo mantenga su agresión militar a las naciones del Medio Oriente, Asia, y África.

Estamos seguros en que la estupidez no es el signo característico de los actuales funcionarios del gobierno venezolano. En cambio, tenemos pruebas suficientes que indican que lo suyo es la distorsión de la realidad, el fraude y la demagogia para atrapar incautos. Los anuncios de un nuevo tornado sobre la economía imperialista han caído como anillo al dedo al gobierno del presidente Chávez para justificar el traslado de las reservas internacionales a estos países “amigos”.

La verdad es que el creciente endeudamiento con China, Brasil y Rusia, imponen en la agenda económica del gobierno colocar las reservas monetarias venezolanas como garantía de pago. 

Ya no sólo se trata de venta a futuro y a precio fijo de aluminio, hierro, petróleo, o la venta de bonos de PDVSA. Ahora hay que colocar hasta en juego las “joyas de la abuela”, como arras para una deuda externa que supera los 125 mil millones de dólares y cuyos intereses son muy elevados.

La nacionalización de la extracción del oro, también va en la misma dirección. Una de las condiciones impuestas por los gobiernos chino, ruso y brasilero para seguir otorgando préstamos es que el gobierno venezolano elimine buena parte de las mafias intermediarias que controlan el negocio en el estado Bolívar, y asegurarse de que el Estado brinde plenas garantías para la exploración de nuevos yacimientos auríferos en territorio ancestral de las comunidades indígenas.

Pero no sólo el gobierno de Chávez intenta atrapar desprevenidos. Lo mismo intentan los dirigentes de la llamada Mesa de la Unidad Democrática. Su posición antinacional los retrata de cuerpo entero. Los gobiernos de los que participaron los dirigentes de la MUD eran lacayos completos del imperialismo norteamericano y europeo. Estos personajes están a favor de mantener las reservas en EEUU y Europa porque con esa posición demuestran fidelidad a sus jefes políticos imperialistas.

Como podrá observarse, no son sustanciales las diferencias. Ni unos ni otros defienden la soberanía nacional y ambos quieren colocar nuestras reservas internacionales y los recursos naturales de la nación como garantías de pago a sus amos capitalistas.

Chávez se queda a medio camino al repatriar sólo una parte de las reservas. Su “nacionalismo” definitivamente tiene patas cortas. Desde la Unidad Socialista de Izquierda planteamos que las reservas internacionales de nuestro país deben ser repatriadas en su totalidad y depositadas en el Banco Central de Venezuela. No hay ninguna razón técnica, económica, ni mucho menos de soberanía nacional, para colocarlas en Brasil, Rusia o China. Con esta medida el gobierno de Chávez prepara una nueva estafa a la nación.

Asimismo, nuestro país cuenta con una reserva estratégica de enorme importancia, constituida por los yacimientos petrolíferos y gasíferos del país, los cuales han sido entregados a transnacionales yanquis, chinas, japonesas, y europeas, en una proporción cercana al 40%, a través de la figura de las empresas mixtas. Nuestro partido defiende la disolución de estas empresas mixtas y que dichos yacimientos retornen en un 100% a la propiedad estatal.

Caracas, 22 de agosto de 2011
*Secretario General del partido Unidad Socialista de Izquierda

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