Publicado Por 100 Noticias3
El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto
Cardenal dijo que “no debe haber diálogo”
entre
el presidente Daniel Ortega y la sociedad civil, sino que debe elegirse “otro gobierno, una república democrática”, tras la ola de violencia que el país vivió la semana pasada a raíz de protestas.
En entrevista con la agencia alemana DPA, Cardenal de 93 años, se refirió a las protestas protagonizadas por miles de jóvenes en Managua y otras ciudades del país, donde la acción policial dejó decenas de muertos y cientos de heridos y detenidos, según entidades no gubernamentales. El gobierno solo reconoce diez fallecidos.
“El diálogo no tiene sentido porque el diálogo es para entenderse, y nosotros no nos podemos entender”, dijo el poeta, que hace dos años se declaró “perseguido” por Ortega y por su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a quienes acusó de dirigir “una dictadura”.
“Lo que queremos es que haya otro gobierno, una república democrática. ¿Para qué diálogo? Nada de diálogo”, insistió al ser consultado sobre las pláticas que se espera se realicen con mediación de cinco obispos de la Iglesia católica, en fecha aún no divulgada.
Palabras proféticas
Cardenal, ministro de Cultura durante la revolución sandinista (1979-1990), opinó que fueron “proféticas” las palabras de su hermano Fernando, sacerdote jesuita que dirigió la campaña de alfabetización sandinista y falleció en 2016: “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer historia”.
“Ahora repentinamente en todo el país han surgido los jóvenes en protestas, tomándose las calles. Algo que no se esperaba porque la juventud parecía dormida, o que sobre ella había caído una losa sepulcral. Mi hermano lo habrá visto ahora desde la eternidad. Nicaragua en todas partes ha resucitado”, afirmó.
Recordó que ahora, como hace 40 años, Nicaragua ha vuelto a ser noticia mundial. “Durante muchos años yo había estado teniendo una oración tomada de uno de los Salmos: Señor, haz que volvamos a ser lo que fuimos. ¡Y he sido oído!”, aseveró.
Divorciado de Ortega y del Frente Sandinista desde hace dos décadas, Cardenal criticó la “locura y arrogancia” del gobierno, en especial los más de 130 gigantescos árboles luminosos de hierro que Murillo instaló años atrás en distintas zonas de Managua, varios de los cuales fueron quemados y derribados durante las protestas.
“En un país tropical, de selva feroz, los árboles verdaderos estaban siendo talados y plantados árboles secos, de hierro, con un derroche de luz eléctrica que no le llega al pobre. País con alamedas de colores locos y un gobierno de locura y arrogancia”, sentenció.
Las protestas se iniciaron en rechazo a una reforma al Seguro Social anunciada el 16 de abril pasado, y se extendieron a 14 ciudades del país tras la violenta respuesta de la Policía y de fuerzas de choque del Gobierno.
Sin embargo, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) registra 63 fallecidos. La mayoría eran jóvenes universitarios que murieron por impactos de bala, según sus investigaciones.
Cardenal, ministro de Cultura durante la revolución sandinista (1979-1990), opinó que fueron “proféticas” las palabras de su hermano Fernando, sacerdote jesuita que dirigió la campaña de alfabetización sandinista y falleció en 2016: “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer historia”.
“Ahora repentinamente en todo el país han surgido los jóvenes en protestas, tomándose las calles. Algo que no se esperaba porque la juventud parecía dormida, o que sobre ella había caído una losa sepulcral. Mi hermano lo habrá visto ahora desde la eternidad. Nicaragua en todas partes ha resucitado”, afirmó.
Recordó que ahora, como hace 40 años, Nicaragua ha vuelto a ser noticia mundial. “Durante muchos años yo había estado teniendo una oración tomada de uno de los Salmos: Señor, haz que volvamos a ser lo que fuimos. ¡Y he sido oído!”, aseveró.
Divorciado de Ortega y del Frente Sandinista desde hace dos décadas, Cardenal criticó la “locura y arrogancia” del gobierno, en especial los más de 130 gigantescos árboles luminosos de hierro que Murillo instaló años atrás en distintas zonas de Managua, varios de los cuales fueron quemados y derribados durante las protestas.
“En un país tropical, de selva feroz, los árboles verdaderos estaban siendo talados y plantados árboles secos, de hierro, con un derroche de luz eléctrica que no le llega al pobre. País con alamedas de colores locos y un gobierno de locura y arrogancia”, sentenció.
Las protestas se iniciaron en rechazo a una reforma al Seguro Social anunciada el 16 de abril pasado, y se extendieron a 14 ciudades del país tras la violenta respuesta de la Policía y de fuerzas de choque del Gobierno.
Sin embargo, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) registra 63 fallecidos. La mayoría eran jóvenes universitarios que murieron por impactos de bala, según sus investigaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones