Por: Miguel
Lamas (El Socialista-Izquierda Socialista- Argentina)
27 de julio
de 2011 Nro. 198
El Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
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Salvavidas
de plomo para Grecia
La Unión
Europea, el FMI y los banqueros alemanes y franceses acordaron otro “rescate”
para que Grecia no entre en “default” (cese de pagos). Como en Argentina de
2001, el “rescate” (aquí se llamó “plan canje”) sólo favorece a los banqueros y
hunde más al país.
Se llegó a
este nuevo “rescate” por 158 mil millones de euros después de exigir y lograr
compromisos tremendos para que el gobierno griego aplique más ajustes, rebaja
de sueldos y jubilaciones, despidos y liquidación de empresas públicas.
Recordemos que el año pasado hubo otro rescate por 110.000 millones de euros
que resultó un fracaso. Lejos de mejorar, la economía griega empeoró.
El mecanismo,
bien conocido por los argentinos, es ajuste para pagar los intereses de una
deuda de 500.000 millones de dólares, nuevos préstamos para seguir pagando y
luego nuevos ajustes para pagar los nuevos préstamos. Aunque se seguirá en un
“default encubierto”, ya que sólo se trata de una reprogramación de los
vencimientos de deuda. Los ajustes producen desocupación y recesión, y quiebra
masiva de pequeñas y medianas empresas. Hay que recordar que hace dos años,
Grecia, igual que la mayor parte de los países europeos, “rescataron” a los
bancos con miles de millones de euros, los cuales ahora son parte de esa deuda.
En una
entrevista de principios de mes publicada en la revista Focus de Alemania, el
presidente del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, habló brutalmente de la crisis
griega diciendo que “La soberanía de Grecia será enormemente limitada… Para la
ola de privatizaciones que viene ahora necesitarán, por ejemplo, una solución
basada en un modelo de la ‘agencia Treuhand’ de Alemania, refiriéndose a la agencia
privatizadora que vendió 14.000 firmas del Este alemán entre 1990 y 1994 y dejó
sin empleo a 2 millones y medio de trabajadores”.
Juncher dijo
públicamente lo que no suele decirse más que en reuniones “reservadas”,
provocando un escándalo. En las discusiones previas al rescate hubo propuestas,
que parecen de humor negro, como la del representante de Finlandia, quien dijo
que Grecia debía entregar el monumento histórico Partenón y algunas islas para
garantizar los pagos. Alguien preguntó con ironía si pensaban en llevarse el
Partenón a Finlandia…
El plan, que
prevé recortes de 40 mil millones de dólares para el período 2012-2015 y un
programa de privatizaciones para recaudar otros 72 mil millones, fue aprobado
por 155 votos contra 138 y es repudiado por el 80% de la población. La
“democracia” se vacía absolutamente de contenido y la supuesta soberanía
popular es una burla, cuando son los banqueros usureros los que deciden. El
gobierno griego de Papandreu quedó atado a los designios de la UE y el FMI.
Varios
países están en la “cola” de quebrados: Italia, Portugal, España e Irlanda, los
más graves, ahogados por las deudas, con crisis productivas y de sus cuentas
externas. La trampa del euro les impide devaluar sus monedas para aumentar sus
exportaciones, un mecanismo que usa la clase capitalista para “salir” de sus
crisis coyunturales, previo ataque a las conquistas de la clase obrera.
Alemania, la potencia dominante de la Eurozona, los tiene a todos atados a sus
exportaciones, a quienes obliga a pagarles la cuenta con sudor y lágrimas a sus
pueblos, en beneficio de sus banqueros.
Este nuevo
capítulo de la crisis crónica de la economía mundial está provocando una
rebelión en Europa, que se extiende de país en país. Grecia batió los record de
huelgas generales y movilizaciones masivas en los últimos meses. Hace dos
semanas fue la clase trabajadora británica la que protagonizó la huelga más
grande en 80 años y el gobierno conservador de Cameron entró en crisis profunda
por el escándalo Murdoch (pero debilitado esencialmente por la rebelión
social). Las huelgas y movilizaciones contra los ajustes van creciendo, y si
hasta ahora no lograron frenarlos o hacerle pagar el costo a los gobiernos (con
excepción de la pequeña Islandia que tumbó el propio), es por el freno de la
burocracia sindical y la falta de direcciones clasistas y combativas en los
sindicatos. Aunque surge en las movilizaciones una nueva vanguardia juvenil y
obrera que apunta hacia una lucha por un cambio de fondo, una solución obrera y
popular, para que la crisis la paguen los banqueros y las multinacionales, no
los trabajadores y los pueblos.
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